Dieta macrobiótica

26 de marzo de 2015

Bases de la dieta macrobiótica

Bases de la dieta macrobiótica

La situación alimentaria actual muestra claros desequilibrios, dando lugar una polarización de la misma donde se encuentran por un lado casos alarmantes de padecimiento de hambre con muchas muertes asociadas y por otro lado, patologías generadas por un exceso de consumo de alimentos así como por la baja calidad de la mayoría de las ofertas gastronómicas que se conocen hoy en día, y que en gran medida son las causantes de un gran número de patologías de diversa índole (hipertensión arterial, hipercolesterolemia, obesidad, diabetes…étc).

La gran mayoría de estas enfermedades se deben a la gestión de la propia alimentación y la gran industrialización de la misma que poco a poco a ido degenerando hasta relegar a un segundo plano la alimentación de calidad, compuesta por alimentos de origen natural y su poca manipulación.

En este sentido, de recuperación de la una alimentación equilibrada y de calidad, nace la denominada dieta macrobiótica. La cual se basa en seleccionar aquellos alimentos que son más saludables y adecuados a las características tanto físicas como biológicas de cada individuo en concreto. Aprendiendo a cocinarlos de la forma más sencilla y simple, acercandose a un estado de salud óptimo y perdurable en el tiempo.

Filosofía de la dieta macrobiótica

Macrobiótica significa ¨larga vida¨ y su filosofía está claramente orientada al respeto por la naturaleza y el entorno en que se desarrolla un individuo. Estableciendo un equilibrio continuo entre lo Yin y lo Yang, los alimentos húmedos con gran cantidad de agua en su composición como los vegetales o las frutas se encontrarían dentro de los alimentos que engloba el primer término. En el lado contrario encontramos los alimentos más perecederos, en parte por su menor contenido en agua como los granos o las semillas, los cuales estarían dentro de aquellos alimentos encuadrados en el segundo término o yang.

Principios de la macrobiótica

La dieta macrobiótica siempre ha de estar diseñada y adaptada a cada individuo en concreto, así como a sus características físicas y biológicas, nivel de actividad y entorno en el que vive. 
Esta dieta también está muy indicada para personas con alguna patología de base, en muchos casos generada por una mala alimentación. También está indicada en cáncer, ya que al tratarse de una dieta compuesta por alimentos de origen natural y poca manipulación, generalmente es bien asimilada en estos pacientes, pudiendo llegar a mejorar en gran medida su calidad de vida.
Pero hay que dejar claro que no es una dieta que esté única y exclusivamente indicada para personas con patología de base, si no que se puede adaptar a cada persona con objetivos muy diferentes, como pérdida de peso o simplemente mejora de los estilos de vida a través de una buena alimentación.
La dieta macrobiótica se fundamenta en algunos principios esenciales como:

  1. No consumir alimentos refinados como el azúcar o las harinas refinadas, así como todos aquellos productos derivados de los mismos. Ya que para su proceso de blanqueamiento se les añaden sulfitos, los cuales resultan tóxicos para el organismo.
  2. Consumir frutas y verduras frescas cultivadas sin fertilizantes, pesticidas ni herbicidas. Lo que garantiza que estos alimentos sean más naturales y crezcan de acuerdo a su programación establecida y no acelerada.
  3. En relación a lo anterior, también se establece que la dieta se adapte a la estacionalidad del producto, es decir, que en cada época del año se consuma lo que la tierra produce evitando todos aquellos alimentos aestacionales que se cultivan en invernadero.
  4. Comer solo cuando se demande, es decir, consumir alimentos únicamente cuando nuestro organismo lo solicite y no forzarlo a horarios de ingesta predeterminados.
  5. Masticar bien los alimentos. De esta manera se favorece tanto un mejor y más rápido efecto saciante, así como una mejor digestión y asimilación de nutrientes.
  6. Dedicar el tiempo necesario al momento de comer y evitar distracciones. Las comidas deberán realizarse en ambientes relajados donde se disfrute del momento de comer rodeados de un ambiente relajado.
  7. Hacer alrededor de 3 ingestas diarias. De esta manera se evita que se ingieran alimentos justo al despertarse y antes de irse a la cama.
  8. No comer cerca de campos electromagnéticos, como radios o teléfonos móviles.  También es importante evitar calentar los alimentos en microondas por la ficción molecular que se produce en los mismos.
  9. Practicar ejercicio físico al aire libre, disfrutando de un ambiente relajado y de la naturaleza. Esto ayudará al organismo a sintonizarse con los cambios estaciones, haciendo que el individuo se adapte al medio en el que se desarrolla de una manera más adecuada.
Esta dieta establece como base alimentaria fundamental las frutas y vegetales frescos y los cereales, entre ellos destacan el arroz integral, el mijo, el trigo sarraceno, la avena o la polenta entre otros. También se hayan muy presentes las leguminosas ricas en proteína y todos sus derivados como la soja o el tofu. Las algas son otros de los alimentos que no deben faltar en esta dieta, sobre todo por la cantidad de micronutrientes esenciales que se aportan a través de ellas, algunas de las más importantes son la kombu, wakame o nori. Las semillas con elevadas propiedades terapéuticas como el sésamo también están muy presentes, junto con los frutos desecados y el té, bebida muy consumida a lo largo del día, especialmente el té kukicha. Todos ellos con propiedades beneficiosas para la salud, generalmente de tipo digestivo y alcalinizante.

Fuentes:

  • Porrata Maury, Carmen et al. Caracterización y evaluación nutricional de las dietas macobióticas Ma-Pi. Rev Cubana Invest Bioméd [online]. 2008, vol.27 
  • Michio Kushi. El libro de la macrobiótica. vol.1. Madrid: EDAF; 2006 

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