Quiero compartir con ustedes este interesante artículo.
PODEMOS CAMBIAR LA MANERA EN QUE PENSAMOS
Dr. Guillermo F. Batarse
El principal problema que enfrentamos como individuos es que nos hemos atrapado a nosotros mismos en una carrera en la que solamente estamos buscando alivio. Nuestro tiempo sería invertido más benéficamente si nos dedicáramos a buscar fortaleza. Nuestro principal error es que hemos aprendido a adaptarnos al sufrimiento, en lugar de aprender a cómo terminarlo. ¿Por qué nos hemos acostumbrado a tolerar a los dictadores internos que nos sojuzgan?
Estos dictadores internos son todos los conceptos y emociones que componen nuestro yo falso. Por ello, es necesario una revolución, pero una revolución inteligente. No, el problema no reside afuera del individuo, ni en sus relaciones, su trabajo o su hogar. Hay que dejar en paz las relaciones. El único régimen que debemos de derrocar es nuestra manera de pensar. El primer paso en esta revuelta es reclamar el derecho a nuestra propia vida. Debemos de comenzar por examinar inteligentemente todos nuestros pensamientos.
Hemos de interrogarnos a nosotros mismos. Hay que terminar al sin sentido de sentirnos lastimados, oprimidos por el falso orgullo, al coraje y el resentimiento. Si nos preciamos de inteligentes, no osaremos lastimarnos a nosotros mismos. La investigación de nosotros mismos debe ser absolutamente seria, sin prejuicios. La auto observación siempre debe ser alerta y vigilante. Nos permite entender lo que somos sin sentirnos devastados por ello. Una conciencia superior a través de la auto-observación aumenta nuestro campo de elecciones.
Si nos observamos cuidadosamente a nosotros mismos, tendremos mayor herramienta de poder para el cambio, porque esta novedosa visión interna por sí misma nos puede suministrar el autoconocimiento. Nos podemos liberar del yo falso que hemos creado sin intención, pero que ha dirigido nuestros pensamientos y acciones desde siempre. La observación que hacemos de nosotros mismos debe estar libre de las inclinaciones naturales a salir a conclusiones y juzgar. Debemos de aprender a ver la vida como una experiencia de aprendizaje en lugar de un torneo de aprobaciones, ante nosotros mismos y ante los demás. Todo es motivo de aprendizaje; no hay principios ni fines, éxitos o fracasos.
Cuando nos acercamos a la vida de una manera radicalmente diferente, ya no gastaremos energías preciosas tratando de probarnos algo. Estas energías serán puestas para un uso superior, que nos capacitará para ver más claramente cómo nos hemos adherido tercamente a ideas auto derrotistas. Las cimas de las montañas siempre tienen nubes negras debajo de ellas. Debemos de saltar a través de estas nubes para conquistar las alturas. Entonces, la vista superior nos pertenece.
No necesitamos una fuerza especial, solamente la disposición para ver más. Si hacemos nuestra parte, que es revelarnos a nosotros mismos, entonces la fuerza espiritual sobreviene en consecuencia. Es esta nueva fuerza la que nos permite abandonar los pensamientos y sentimientos auto derrotistas y auto limitantes que han oscurecido nuestra vida.
Ciertamente somos una raza peculiar de seres. Por un lado, todos profesamos tener una preocupación con crecer y desarrollarnos, mientras que por otro lado no queremos equivocarnos o estar mal. Esta es una contradicción que nos paraliza. Si siempre estamos bien, o si tenemos miedo de estar mal, ¿entonces qué podemos aprender ya?
El aprendizaje es un proceso de corrección. La corrección real nos eleva. Si nos corregimos a nosotros mismos, aprendemos que nos hemos estado enseñando incorrectamente. A medida que experimentamos los beneficios de abandonar aprendizajes y lecciones destructivas, toma lugar el crecimiento espiritual verdadero, como una planta joven, que hemos movido de las sombras hacia un lugar expuesto al sol. Un nuevo árbol nunca puede crecer a la sombra de uno viejo. El aprendizaje solamente puede tomar lugar de las sombras del falso orgullo. Cualquier cosa que resista a la corrección, es parte de lo que ya está mal.
Es nuestra falsa naturaleza lo que nos compele a defendernos a nosotros mismos cuando necesitamos la auto corrección. Negar cualquier problema sobre el cual tenemos que tomar acción correctiva, nos vuelve su guardián y nos mantiene atados a lo que está mal. Si defendemos con vehemencia los pensamientos que produjeron los errores, estamos cometiendo un error fundamental. Una vez que hemos empezado a negar o a proteger nuestro problema, lo hemos convertido de lo que debía ser, una condición transitoria, a una condición permanente.
Si nuestra intención real y seria es ir más y más arriba, entonces la detección de lo que está mal dentro de nosotros mismos es la misma corrección. Si visualizamos que estamos mal, en ese mismo momento dejamos de estar mal. Poseemos un poder potencial superior a cualquier dificultad que la vida nos pueda presentar. Este poder es nada menos que la capacidad para cuestionar la naturaleza de la derrota.
Es necesario entender tajantemente que nuestras experiencias dolorosas no son causadas por los demás, sino por nuestra reacción a la gente y los eventos. Las circunstancias no nos pueden sojuzgar completamente. Si examinamos honestamente la manera en que cuestionamos nuestras derrotas, veremos que solamente estamos buscando respuestas desesperadas para corregir la superficie de la condición. Al fin y al cabo debemos preguntarnos: “¿Qué pretendemos de nosotros mismos, el aplauso de las multitudes o vivir calladamente nuestra vida?”