Hace unos pocos años que trabajo fuera del País Vasco, pero esto me ha hecho apreciar más la calidad de nuestra comida y costumbres. Cada vez que tengo vacaciones, varias veces al año, hago muchos kilómetros, para hacer turismo gastronómico en el País Vasco, mi tierra. Cojo las guías (Gourmetour, Michelín, Repsol, euroresidentes…) y las referencias de amigos y familiares y voy ciudad a ciudad, caserío a caserío, tratando de disfrutar al máximo.
Estoy de acuerdo en que la distinción más importante es entre la buena cocina y la que no lo es. A mi me gusta la buena cocina, sea vasca tradicional, creativa, de autor, etc. No me gustan los excesos creativos y la carencia de raíces o de identidad. Para eso me quedo con nuestra cocina vasca tradicional, con el culto a la materia prima, a la calidad y perfeccionismo de nuestros asadores y restauradores de toda la vida. Me gusta la autenticidad sea inmovilista o innovadora. Y me gustan los profesionales enamorados de su trabajo. Y en eso en Euzkadi, hay afortunadamente muchos chefs, dueños de pequeños negocios, etc. que aman apasionadamente su profesión. Desde bares de pintxos a restaurantes con tres estrellas Michelín.
Desde siempre, en Euskadi ha sido tierra de buen comer. Con una cultura enraizada en las capas más populares que superaba cualquier referente dentro y fuera de España. En Madrid, Cataluña o Francia -en su mayor apogeo grastronómico- se reconocía que en el País Vasco se encontraban los mayores templos culinarios, los mejores chefs. En una tierra de reducido tamaño, se concentraba, caserío a caserío, sociedad a sociedad, ciudad a ciudad… una cultura gastronómica de una riqueza espectacular.
Me siento muy orgulloso de la cocina de mi tierra y la añoro. En este blog compartiré algunas de mis experiencias y espero que me dejéis sitios nuevos (en los comentarios) para poder seguir disfrutando del inigualable turismo gastronómico de Euskadi.
Gracias a todos los lectores y comentaristas de este blog