Para los hispanoparlantes de las Américas, hablar de bicentenario significa algo más que dos espacios de cien años. Y en éste concepto deben contemplarse la suma de factores, logias, fé, ideales, idas y vueltas, marchas y contramarchas, héroes y villanos, que han alterado el producto final en el que resultaron los fragmentos del imperio que un día fuera “Non Plus Ultra”.
En ésta serie de artículos no pretendo hablar prolíficamente de la historia de los pueblos americanos, pues eso es tarea para la historia e historiadores, con sus jucios y apotegmas; pero sí comentar los doscientos años del panorama vitivinícola y del enoturismo de dos países que en éste año de 2010 conmemoran el bicentenario de la independencia del dominio español. Me refiero a Chile y Argentina.
Comenzaré tratando el bicentenario como teoría y definición, para luego analizar Chile y Argentina por el prisma de la historia del vino y datos actuales, así como bodegas y protagonistas promisores de éste nuevo siglo, que he conocido en mis viajes por las tierras de Salvador Allende y del Che Guevara.
Bicentenario. Héroes y mártires. Preguntas y respuestas. Sommellerie e historia.
Los próximos artículos nacieron como una idea motriz que se instaló en mi cabeza durante una visita al magnífico Congreso de la Nación Argentina, en Buenos Aires, cuando junto a la Licenciada Liliana Grippi, enófila y cara amiga, vimos un retrato del Libertador General José de San Martín, teniendo como fondo la imponente Cordillera de los Andes.
Con Liliana Grippi, discutimos el alcance de la Gesta Sanmartiniana. Con mi amigo y sommelier Germán Giménez discutimos el legado del General, su pertenencia a la Logia Integridad de Cádiz, y a la de Los Caballeros Racionales… hablamos de la creación de la Logia Lautaro, las teorías del mestizaje… hubo préstamo de libros, referencias históricas y vinos de por medio.
De nuestras sabrosas charlas, obtuve una pregunta más para la lista: será que las naciones libertadas honran el legado del genial militar argentino?.
Esa respuesta (si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia), quien quiera oír, que oiga!.
El bicentenario debe servir para entender las bases de ambos países, discutir los problemas del presente y reparar los desaciertos, para que el futuro esté de acuerdo a lo que civiles y militares abnegados, hombres y mujeres, solteros y casados, religiosos y laicos, nativos y criollos, forzados aborígenes, blancos y negros, mulatos y mestizos, esclavos e inmigrantes; han querido para éstos territorios, donde han dejado su sangre y sacrificio, vida y memoria.
Para que se aúnen los lazos, se disipen las diferencias, y de modo democrático (tal vez el único modo del mundo moderno y desarrollado), ambas repúblicas y sus industrias vitivinícolas lleven más trabajo y mejores resultados a sus pueblos. Más justicia social. Más progreso.
Para que éste bicentenario una a todos los sommeliers de Chile y Argentina, y los lleve a lugares de prestigio por el mundo. Potencial humano, excelencia académica y sed de conocimientos existen en ambos países.
Para que así como se reconoce la importancia del soldado desconocido, no debamos esperar más dos centurias para reconocer la figura de quién estudia, se prepara, entiende, interpreta y sirve el vino desde el inicio de los tiempos. Desde Matusalem… o desde el primer momento en que el dios Baccho dijo: Hágase vino, y así fué, hasta hoy, por siempre…
Ser sommelier significa mucho más que entender de vino, su armonización y su servicio.
Significa pensar el vino, ser profesional e ir pro fé, dar fé y testimonio, de lo que se sabe, se conoce y sólo hablar o escribir de lo que se ha degustado. Vino no se imagina.
Ser sommelier significa hablar y callar. Oír y olvidar. Aparecer, y hacer mutis por el foro.
Muchos sommeliers al conocer cavas, lugares secretos, restrictos a iniciados, habrán sido testigos de muchas reuniones y tomas de decisiones que afectaron el destino de personas y países. Y por eso somos personajes y actores importantes de la profesión y de nuestra industria.
Qué vinos servía Francisco de Miranda a O´Higgins y San Martín durante los encuentros en Londres de la “Gran Hermandad Americana”?
Quién le enseñó sobre vinos a éstos próceres? Ciertamente habrá sido un sommelier.
El vencedor de San Lorenzo, en el cruce hacia Chile con su Ejército de los Andes, llevó reses vacunas en pié, y provisiones para cinco mil cuatrocientos veintitrés hombres, incluyendo harina, galletas, charqui, algarroba, maíz tostado, ajos y cebollas, que ocuparon quinientas diez mulas… siendo que ciento trece de ellas, llevaban apenas aguardiente y vino.
Quien se encargó de la “sauma”?
Cómo se llamaba el granadero sommelier?
Así como se llevaron cañones, fusiles, bayonetas, sables y granadas… cuántos y cuáles sacacorchos se llevaron entre los pertrechos?
Quién cuidaba del correcto viaje de las botellas y del servicio ante el prodigio militar nacido en Yapeyú?. Con qué armonizaba el potage charquicán, compuesto de carne seca, grasa y ají picante?
Según las crónicas de quienes conocieron al “Santo de la espada”, como su gran colaborador Toribio de Luzuriaga, o su médico, el doctor Zapata (que le indicaba opio para mitigar los severos dolores corporales), se sentaba sólo a la mesa, comía moderadamente para no tentarse con los manjares y sufría de períodos de inapetencia debido a cólicos violentos y a una úlcera que lo dejaban noches en vela; pero a la hora de la diversión sazonaba su vocabulario con dichos maliciosos y refranes, tocaba muy bien la guitarra, entonaba “cantes andaluces”, o según Mrs. Graham, “…en un salón de bailes habría pocos que le aventajen”.
Y era más bravo aún, a la hora de defender los vinos de Mendoza y San Juan.
Y los Generales Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes en el Ejército del Norte, bebieron vinos de Tarija o de los Valles Calchaquíes?
Qué bebieron José Miguel de la Carrera y Verdugo y James Madison, cuándo el Príncipe de los Caminos le pidió apoyo a los Estados Unidos?
Todas estas múltiples preguntas me acompañaron en los viajes que realicé durante un año y medio (y que registré como en los diarios de viajes del siglo XIX), conociendo localidades y gentes, viñedos y bodegas, desde la Quebrada de Humahuaca a Santa María del Yokavil, de Amaicha del Valle a Cafayate, de Maipú a Luján de Cuyo, del Valle de Uco a Chacras de Coria…del Maipo a Curicó.
Falta mucho por recorrer, pero para muestra, bastan varios preciosos botones…
Todas las respuestas, fotos, degustaciones, entrevistas a enólogos y productores, estarán plasmados en las siguientes entregas, y espero que sean de vuestro agrado.
Aguarden el próximo capítulo: Chile, por la razón o la fuerza.
Enoabrazos!
Por:
Mike Taylor
Director
G.E.D.V. Grupo de Altos Estudios y Degustación de Vinos (Brasil-Argentina)
Fórum Vinogourmet (Argentina)
Forum Enogastronomía (Brasil)
Dos grandes países con una producción de vino realmente envidiable. Nunca voy a dejar de recordar ese buen vino que me hicieron probar en tierras mendocinas, se trata de un Trpaiche Pinot Noir, ese día lo acompañamos con una carne exquisita junto a una vista increíble.