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Relación entre la obesidad y el cáncer

19 de diciembre de 2007

ScienceDaily.com informa esta semana sobre un nuevo estudio del George Institute for International Health, en Sydney, Australia que demuestra la existencia de una relación directa y clara entre la obesidad y el cáncer colorectal.

El informe, publicado el 14 de diciembre en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention, indica que los individuos obesos (con un Índice de Masa Corporal (BMI) >30 kg/m2) tienen un riesgo un 20% superior de desarrollar cáncer colorectal en comparación con los de peso normal (BMI < 25 kg/m2). El estudio indica también que en los hombres obesos el riesgo de cáncer es un 30% más elevado que en las mujeres obesas. Según los resultados del estudio, incluso unos cuantos kilos de más incrementa sustancialmente el riesgo de cáncer colorectal: el incremento del riesgo es de un 7% por cada 5kg de sobrepeso.

La Dra. Rachel Huxley y sus colegas del George Institute revisaron los datos de más de 70.000 pacientes en un análisis que incluía estudios de todo el mundo. El nuevo informe está relacionado con el último informe del World Cancer Research Fund, que también respalda la relación entre obesidad y cáncer. La principal recomendación del informe es: «Estar lo más delgado posible dentro del rango normal de peso corporal», que para un adulto medio debe ser un BMI de entre 21 y 23′. Las ocho recomendaciones incluidas en el informe se basan en unos hábitos saludables de alimentación, bebida y actividad física, enviando un mensaje directo de la relación entre la dieta y el riesgo de cáncer. «Aunque todavía están por aclarar los mecanismos que explican la relación entre el exceso de peso y el riesgo de cáncer, un número considerable de pruebas respaldan la idea de que la dieta y la actividad física desempeñan un papel importante», añadió la Dra. Huxley.

Finalmente, los autores concluyeron que, aunque un 20% es un riesgo considerable, estudios previos habían sugerido que la obesidad podía estar asociada con un riesgo de cáncer colorectal hasta un 30-60% superior, algo que según la Dra. Huxley, se trata de una sobreestimación. “No obstante, un 20% aún es una cifra considerable y envía un claro mensaje acerca de la necesidad de tener cuidado con lo que se come y hacer ejercicio físico”.

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La obesidad podría debilitar nuestro sistema inmunológico

14 de diciembre de 2007

Según este artículo de The Guardian, una nueva investigación indica que la obesidad puede debilitar el sistema inmunológico del cuerpo y reducir su capacidad para combatir las infecciones.

Estudios previos han insinuado la existencia de una relación entre la obesidad y un aumento en el riesgo de infecciones bacterianas, pero apenas se ha investigado la gravedad de los efectos.

Sin embargo, ahora, se ha convertido en un tema urgente, puesto que la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas en muchos de los países desarrollados. En el Reino Unido, más de un quinto de los adultos son obesos y de la población restante, la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres padecen de sobrepeso.

A nivel mundial hay aproximadamente unos 300 millones de obesos y la obesidad se ha relacionado ya con enfermedades coronarias, diabetes y muerte prematura.

En su experimento, los investigadores dirigidos por Salomon Amar, de la Universidad de Boston, infectaron ratones obesos con bacterias que causan enfermedad en las encías y observaron que, en comparación con los ratones delgados, los obesos mostraban un aumento de un 40% en la caída de dientes y pérdida ósea 10 días después de haber sido infectados.

Según los resultados de la investigación, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores de la Universidad de boston observaron que los ratones obesos tenían, además, más bacterias en sus encías que los ratones delgados, concluyendo que se debía a su incapacidad para organizar un ataque apropiado del sistema inmunológico contra las bacterias. De este modo, las bacterias podían perdurar en la boca y causar más daño.

Aunque no está claro qué es lo que hace que la obesidad afecte a la respuesta del sistema inmunológico, los investigadores sugieren que ganar peso puede afectar a un mecanismo corporal que reaccione a los organismos externos. Según ellos, el efecto podría tener consecuencias en muchas infecciones bacterianas.

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Omega-3 protege contra Parkinson

28 de noviembre de 2007

Un estudio de la Universidad de Laval, supervisado por los investigadores Frederic Calon y Francesca Cicchetti, ha demostrado, por primera vez, que una dieta rica en ácidos grasos omega-3 protege el cerebro frente al Parkinson.

Este artículo de Sciencedaily explica que el origen del Parkinson está en la muerte progresiva de las neuronas responsables de la producción de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el control del movimiento. La enfermedad se suele diagnosticar cuando entre el 50% y el 80% de estas neuronas ya están muertas y, actualmente, no hay ningún tratamiento que detenga el proceso, pero el descubrimiento del equipo de la Universidad de Laval podría ayudar a prevenir la enfermedad y, quizá, incluso ralentizar su progresión.

Los investigadores observaron que al alimentar a un grupo de ratones con una dieta rica en omega-3, éstos parecían inmunes al efecto del MPTP, un compuesto tóxico que causa el mismo daño cerebral que la enfermedad de Parkinson. Por el contrario, otro grupo de ratones alimentados con una dieta normal desarrolló los síntomas característicos de la enfermedad, con una disminución en el número de neuronas productoras de dopamina de un 31% y una caída del 50% en los niveles de dopamina.
Los análisis revelaron que los ácidos grasos omega-3 (concretamente, el DHA o ácido docosahexaenoico), habían reemplazado a los omega-6 presentes en el cerebro de los ratones, lo que según Calon, demuestra por una parte, la importancia de la dieta en la composición de los ácidos grasos del cerebro y, por otra, la tendencia natural del cerebro hacia los ácidos grasos omega-3.

Puesto que las concentraciones de otros tipos de omega-3 se mantuvieron iguales en ambos grupos de ratones, los investigadores sugieren que el efecto protector frente al Parkinson proviene, fundamentalmente, del DHA. Otra conclusión que se podría extraer es que un cerebro con muchos ácidos omega-6 constituye un terreno fértil para la enfermedad de Parkinson.

«En Norteamérica, la ingesta media de DHA está entre 60 y 80mg al día, mientras que los expertos recomiendan un mínimo diario de 250mg», señala Calon. «Nuestros resultados sugieren que esta deficiencia de DHA es un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Parkinson y que sería beneficioso evaluar el potencial de este omega-3 para la prevención y el tratamiento de la enfermedad en humanos».

La investigación ha sido publicada en línea en la revista especializada FASEB Journal, de la Federation of American Societies for Experimental Biology; no obstante, no se publicará en versión impresa hasta abril de 2008.

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27

Excesivo azúcar afecta a las hormonas sexuales

27 de noviembre de 2007

Según un artículo publicado esta semana en ScienceDaily, un nuevo estudio señala que tomar demasiada fructosa y glucosa puede desactivar el gen que regula los niveles de estrógenos y testosterona activa en el cuerpo. El estudio, publicado este mes en la revista Journal of Clinical Investigation, refuerza la recomendación de consumir más carbohidratos complejos y evitar el azúcar.

La glucosa y la fructosa se metabolizan en el hígado, pero si hay demasiado azúcar en la dieta, el hígado la transforma en lípidos. Utilizando un modelo de ratón y cultivos de células hepáticas humanas, los investigadores descubrieron que el aumento en la producción de lípidos desactiva un gen llamado SHBG (globulina fijadora de las hormonas sexuales) y reduce la cantidad de proteína SHBG en sangre.

Esta proteína desempeña un papel fundamental en el control de la cantidad de testosterona y estrógenos disponible en el cuerpo. Si hay menos proteína SHBG, se liberan más testosterona y estrógenos por el cuerpo, lo cual está asociado con un incremento en el riesgo de acné, infertilidad, ovarios policísticos y cáncer uterino en mujeres con sobrepeso. Unas cantidades anormales de SHBG también alteran el delicado equilibro entre estrógenos y testosterona, que está asociado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en mujeres.

“Hemos descubierto que unos niveles bajos de SHBG en sangre implican un desequilibro en el estado metabólico del hígado, ya sea por una dieta inapropiada o por un problema en el hígado, mucho antes de que se manifieste cualquier síntoma de enfermedad”, señala el Dr. Geoffrey Hammond, principal investigador del estudio, director científico del Child & Family Research Institute de Vancouver, Canadá, y profesor del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de British Columbia.

“Con este nuevo descubrimiento, ahora podemos utilizar el SHBG como biomarcador para controlar que el hígado funciona bien antes de que aparezcan los síntomas”, señala el Dr. Hammond. “También podemos utilizarlo para determinar la eficacia de las intervenciones dietéticas y los fármacos destinados a mejorar el estado metabólico del hígado”.

Tradicionalmente, los médicos medían el SHBG en sangre para determinar la cantidad de testosterona libre de un paciente, información fundamental para diagnosticar trastornos hormonales. Además, los niveles de SHBG se utilizan para diagnosticar el riesgo de un individuo de desarrollar diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Este descubrimiento descarta la anterior presunción de que demasiada insulina reduce el SHBG, una idea que surgió de la observación de que los individuos prediabéticos con sobrepeso tienen unos niveles elevados de insulina y bajos de SHBG. Este nuevo estudio demuestra que la insulina no es la responsable, sino el metabolismo del azúcar por parte del hígado.

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Preservación de omega-3 con oregano y extracto de romero

23 de noviembre de 2007

Según este artículo publicado esta semana en foodnavigator.com, una nueva investigación estadounidense sugiere que los extractos de orégano y romero podrían ampliar la vida útil del aceite de pescado rico en omega-3.

Es muy difícil incorporar el aceite de pescado a otras fórmulas debido a que es altamente susceptible de oxidación. El resultado es un olor y sabor a pescado que puede ser desagradable para los consumidores.

Por otra parte, para ayudar a la gente a tomar omega-3 y, especialmente a los que tienen aversión al pescado, los fabricantes de fórmulas han estado buscando una solución a sus problemas de estabilidad con el fin de sacar al mercado productos con dichas propiedades, pero en los que el aceite resulte imperceptible.

En su estudio, publicado en la revista Journal of Food Science, los investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana comprobaron la eficacia de extractos de metanol de orégano y romero, en diferentes concentraciones, para retardar la oxidación de los ácidos grasos omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) en aceite de lacha.

Los extractos se añadieron en concentraciones de 0%, 1%, 2,5% y 5% y se realizó un estudio de envejecimiento acelerado al aceite calentándolo a 150º Celsius durante 30 minutos o incubándolo a 60º Celsius durante cinco días.

En el aceite sometido a 150º Celsius sin extractos de hierbas, solo se mantuvieron en el aceite de pescado un 15,9% de DHA y un 18,5% de EPA. En el caso del aceite incubado a 60º Celsius durante cinco días sin extractos de hierbas, se oxidaron todo el EPA y el DHA.

Sin embargo, con la adición de un 1% y un 5% de extracto de orégano, el aceite mantuvo un 39% y un 66%, respectivamente, del contenido original de DHA; y un 45% y un 69%, respectivamente, del contenido original de EPA.

En el caso del romero, las mayores retenciones de DHA (57%) y EPA (58%) en el aceite de pescado se observaron para una concentración de 2,5%. La misma concentración de romero produjo también los mejores resultados tras la incubación de cinco días a 60º Celsius, manteniéndose un 88% de los contenidos originales de DHA y EPA.

Según estos resultados, el extracto romero funciona mejor a temperaturas más suaves, mientras que a temperaturas elevadas es mejor el extracto de orégano. «Así, para la conservación de los alimentos el extracto de romero puede ser más eficaz que el de orégano», señalaron los investigadores. «Sin embargo, a temperaturas de cocción, más elevadas, los antioxidantes del extracto de orégano son más estables y resistentes que los del de romero».

En España desde hace ya un par de años la empresa española Frial es pionera en Europa en incorporar omega-3 y romero en sus productos (ver Productos cárnicos saludables) a través de su patente Vidalim.

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Omega 3 podría matar células de cáncer gástrico

20 de noviembre de 2007

Según foodconsumer.org, un nuevo estudio chino, publicado en el ejemplar de noviembre de 2007 de la revista Zhonghua Wei Chang Wai Ke Za Zhi, señala que la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 podría proteger frente al cáncer gástrico.

Yin Y, de la Universidad Sun Yat-sen, en Guangzhou, China, y sus colegas, descubrieron que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 inhiben el crecimiento in vitro del cáncer gástrico promoviendo la apoptosis, muerte celular programada ausente en las células cancerosas.

Para el estudio, los investigadores trataron la línea celular SGC-7901 del cáncer gástrico humano con ácido eicosapentaenoico (20:5 omega-3, EPA) o ácido docosahexaenoico (22:6 omega-3, DHA) en concentraciones de 10, 20 y 40 mug/ml.

Según el estudio, tanto el EPA como el DHA, dos ácidos grasos omega que se suelen encontrar en el pescado azul, inhibieron considerablemente el crecimiento de las células cancerosas e indujeron la apoptosis en función de la dosis y el tiempo.

Los investigadores escribieron: «Las alteraciones funcionales y de composición en la membrana mitocondrial pueden ser un iniciador importante de la apoptosis inducida por ácidos grasos poliinsaturados omega-3».

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Paradoja de obesidad en enfermedades coronarias

19 de noviembre de 2007

Según este artículo publicado esta semana por Reuters, los resultados de un nuevo estudio han detectado la existencia de una «paradoja de la obesidad», que consiste en una inesperada disminución de enfermedades y fallecimientos con un creciente peso corporal o IMC en personas con problemas de corazón y pacientes con angioplastia. Esta paradoja se da también en personas con hipertensión y con arterias coronarias dañadas.

En el estudio, los investigadores observaron que los adultos con sobrepeso y obesos, con hipertensión y enfermedades de las arterias coronarias tenían menos riesgo de sufrir un infarto, apoplejía o muerte, en comparación con sus homólogos de peso normal.

Según señalaron el Dr. Seth Uretsky, del St. Luke’s-Roosevelt Hospital de Nueva York, y sus colegas en la revista American Journal of Medicine, los motivos de este aparente efecto protector de un IMC elevado en dicha población «no están claros».
Los investigadores estudiaron el efecto del sobrepeso y la obesidad sobre cuestiones relacionadas con el corazón en 22.576 personas con tratamiento para la hipertensión y enfermedades coronarias y observaron que, en comparación con los sujetos de peso normal (con un IMC de entre 20 y 25), el riesgo de muerte, infarto o apoplejía era inferior en los sujetos con sobrepeso (IMC entre 25 y 39) y obesidad de clase II y III (IMC igual a 35 o superior).

Según los investigadores, esta «paradoja de la obesidad» se observó en hombres y mujeres de todas las edades, incluso a pesar de que la tensión arterial estuviese mejor controlada en los pacientes de peso normal.

No obstante, a pesar de esta paradoja, los resultados de numerosos estudios señalan los beneficios de una «pérdida de peso intencionada» en pacientes obesos con enfermedades coronarias y también destacan la relación entre la obesidad y otras enfermedades mortales como el cáncer.

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Las frutas cítricas potencian los beneficios del té verde

15 de noviembre de 2007

Según un artículo publicado esta semana en ScienceDaily, bastaría con añadir un poco de limón al té para sacar mayor partido de sus propiedades. Y es que un estudio ha observado que los zumos de los cítricos hacen que se conserven más antioxidantes del té verde tras una digestión simulada, lo que implica que dicha combinación es incluso más saludable de lo que se pensaba anteriormente.

El estudio comparó el efecto de varios aditivos de bebidas sobre las catequinas, antioxidantes del té y los resultados sugieren que la adición de zumos de cítricos o de vitamina C al té aumenta el número de catequinas disponibles para su absorción por el cuerpo.

«Aunque estos resultados son preliminares, resulta esperanzador que gran parte del puzzle se resuelva con una química simple», señala Mario Ferruzzi, profesor ayudante de ciencias alimentarias en la Universidad de Purdue y principal autor del estudio.

Las catequinas podrían ser responsables de algunos de los beneficios para la salud del té como la reducción en los riesgos de cáncer, infarto y apoplejía. El problema, según Ferruzzi, es que las catequinas son relativamente inestables en entornos no ácidos como los intestinos y, tras la digestión, quedan menos del 20% del total.

Ferruzzi probó zumos, cremas y otras cosas que se suelen añadir al té haciendo pasar las mezclas por un modelo que simula la digestión gástrica e intestinal, y observó que los zumos de cítricos incrementaban más de cinco veces los niveles de catequinas conservadas, mientras que el ácido ascórbico o vitamina C aumentaba los niveles de las dos catequinas más abundantes 6 y 13 veces, respectivamente.

El estudio, publicado este mes en la revista Molecular Nutrition and Food Research, descubrió también que la leche de vaca, de arroz y de soja parece tener un efecto estabilizante moderado. Sin embargo, Ferruzzi afirma que el resultado es engañoso; se trata de una interacción química entre las proteínas de la leche y las catequinas del té que aparentemente ayuda a proteger el complejo de la degradación pero que, probablemente, en un sistema digestivo humano sano, se vea superada por la enzimas.

La combinación del limón con el té es mejor incluso de lo que sugiere su fama. El zumo de limón logró conservar un 80% de las catequinas del té. Después del limón, en cuanto a nivel estabilizante, se encuentran los zumos de naranja, de lima y de pomelo.

Aunque este estudio se hizo solo para el té verde, Ferruzzi sospecha que algunos resultados se podrían aplicar también al té negro, que se obtiene por fermentación del verde.

Actualmente, Ferruzzi colabora con el Purdue Botanicals Research Center, financiado por el NIH, en un estudio en vivo destinado a evaluar la habilidad de los zumos y la vitamina C para incrementar los niveles de catequinas en los intestinos y el torrente sanguíneo de los animales y, por extensión, en los de los humanos.
«Este estudio está diseñado para superar las limitaciones impuestas por nuestro modelo digestivo», señala, ya que «la digestión humana es mucho más compleja».

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Dieta sana para evitar demencia senil

14 de noviembre de 2007

Según un artículo publicado esta semana en BBCNews, científicos estadounidenses han desvalado más pruebas de que una dieta rica en pescado azul y vegetales puede reducir las posibilidades de desarrollar demencia en las últimas etapas de la vida.

Otros estudios publicados en revistas estadounidenses sugieren también que la dieta mediterránea o el consumo de suplementos de betacaroteno a largo plazo podrían proteger de la enfermedad. Ambos contienen antioxidantes, que protegen el cerebro.

El primer estudio, publicado en la revista Neurology, analizó las dietas de más de 8.000 hombres y mujeres sanos de más de 65 años y en el se observó que los que tomaban ácidos grasos omega-3 con regularidad (presentes en algunos aceites de cocina, pescado azul y productos con suplementos de omega-3) eran mucho menos propensos a desarrollar demencia en los cuatro años siguientes. Además, las personas que consumían pescado al menos una vez a la semana tenían un 40% menos de riesgo de desarrollar la enfermedad, mientras que la ingesta de fruta y vegetales una vez al día reducía el riesgo en un 35%. En cambio, el consumo de otros tipos de aceites que contienen omega-6 en lugar de omega-3, como el de girasol, duplicaba el riesgo.

El segundo estudio analizó los efectos de los suplementos de betacarotenos durante una media de 18 años. Los 4.000 voluntarios tomaron una pastilla de betacarotenos o bien un placebo si ingrediente activo cada día. Durante el estudio, los que tomaban el betacaroteno obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas mentales, especialmente en las de “memoria verbal”.

El motivo por el cual estos alimentos o suplementos pueden proteger frente a la demencia se desconoce, pero muchos expertos sugieren que los antioxidantes pueden frenar el daño de las células del cuerpo que por lo general se acumula a lo largo de la vida.

Por otra parte, la Dra. Kristine Yaffe, de la Universidad de California, en San Francisco, señala que los resultados de los diversos estudios acerca de los suplementos de betacarotenos son muy diversos y un análisis global no justifica su uso para impulsar la memoria. De hecho, incluso hay un estudio que sugiere que la ingesta de betacarotenos a largo plazo puede ser perjudicial.

No obstante, según Susanne Sorensen, Directora de Investigación de la Alzheimer’s Society, las personas deberían ser conscientes de que hay cosas que pueden hacer, como adoptar la llamada “dieta mediterránea”, para reducir su riesgo de desarrollar la enfermedad. «La mayoría de la población puede reducir su riesgo siguiendo una dieta rica en vegetales, fruta y pescado», señala Sorensen. Fuente: BBC Health

Relacionado con dieta sana para evitar demencia senil:

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Consecuencias de la obesidad para la salud

13 de noviembre de 2007

Cuando la obesidad sobrecarga al cuerpo con un exceso de nutrientes, algunas partes empiezan a fallar. La obesidad contribuye a enfermedades coronarias, apoplejía, diabetes, hipertensión, algunos cánceres, enfermedades hepáticas, disfunción inmune, dolores articulares, etc. con tantas partes del cuerpo afectadas, los estudios sobre los efectos de la obesidad para la salud que se concentran en un solo órgano o sistema corporal pueden pasar por alto sucesos subyacentes comunes que se producen a nivel celular por todo el cuerpo.

Una investigación en obesidad publicada en el ejemplar del 9 de noviembre de 2007 de la revista Science y reflejada en este articulo de Physorg, propone la necesidad de un nuevo enfoque mucho más amplio para desvelar las causas y consecuencias de la obesidad.

El Dr. Brent E. Wisse, el Dr. Michael Schwartz y el Dr. Francis Kim, autores del artículo titulado «An Integrative View of Obesity», son investigadores en la regulación de peso corporal de la Universidad de Washington.

Los autores señalan el trabajo del Dr. Gökhan S. Hotamisligil, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, y de otros que han propuesto que los problemas metabólicos surgen cuando las células del cuerpo deben hacer frente a un exceso de nutrientes. El exceso se produce cuando el cuerpo consume más energía en forma de alimentos de la que necesita para cubrir sus necesidades energéticas. Hotamisligil y otros científicos han descubierto que un abastecimiento excesivo dispara varias respuestas dañinas similares en diversos tipos de células: células hepáticas, células que recubren los vasos sanguíneos, células de los músculos, del sistema inmunológico e incluso del cerebro.

Según el artículo de Science Perspective, identificar similaridades sobre cómo responden los distintos tipos de células ante el exceso de nutrientes podría revelar por qué tanta gente engorda y después son incapaces de adelgazar.

El cuerpo protege activamente sus reservas de grasa, señalan los autores, por lo que para descifrar las causas de la obesidad se debería tener en cuenta la “defensa” que el cuerpo hace de estas reservas. Averiguar los patrones de respuesta celular ante el exceso de nutrientes podría revelar también, según los autores, por qué comer en exceso y la obesidad conducen a tantas enfermedades, e incluso explicar por qué los animales con una dieta baja en calorías viven más tiempo.

Entre las respuestas de las células está producir demasiadas moléculas conocidas como especies oxidante-reductoras. Estas moléculas originan un problema llamado estrés oxidativo que daña la estructura celular. El exceso de nutrientes impide, además, las etapas finales de la producción de proteínas y frena el ritmo de las mitocondrias, con la consecuente acumulación de derivados de ácidos grasos.

Todas estas respuestas producen inflamación, lo que puede bloquear la acción de la insulina, hormona que estimula la absorción de nutrientes por parte de las células.
Científicos de varios laboratorios tienen datos también que indican que las respuestas de las células nerviosas al exceso de nutrientes podrían interferir con la insulina y las señales del control del apetito al cerebro. Además, según varios estudios, el exceso de nutrientes conduce a la inflamación de las células pancreáticas que producen la insulina.

Según los autores, estas secuencias de sucesos concretos no son la única clave para entender la obesidad y sus consiguientes problemas médicos, pero sí ilustran cómo diferentes tipos de problemas en distintos órganos (enfermedad coronaria, diabetes, etc.) se pueden deber en parte a una respuesta celular común a muchas partes del cuerpo.