Pues sí, hoy comer bien en la España rural, en la carretera es fácil. Hace unos años arriesgarse a entrar a un sitio de carretera sin reseña o referencias previas era jugar a la lotería. Hoy hay una buena mayoría de sitios que sorprenden favorablemente.
Comer bien en la carretera Santander – BurgosHay carreteras nacionales desprovistas de buenos santuarios gastronómicos bendecidos por el sanedrín gastronómico nacional. Es el caso de la carretera Santander – Burgos (por la N-623), desprovista de poblaciones importantes y que discurre en parajes donde los caballos pastan en libertad y las aguilas reales anidan en lo alto de las hoces de los ríos. De hecho, mucha gente come en Santander o se espera a llegar a Burgos. Pero entre ciudad y ciudad hay unas dos horas y cuarto… ¿sitios para comer bien?
Decidimos ponerselo difícil al más puro azar. Primero dejando Cantabria y muchas propuestas de carretera que parecían interesantes, incluso con muy buen aspecto. La decisión era entrar en un sitio que no tuviese un buen aspecto externo y además lejano de los núcleos importantes de población, adentrándonos casi en la España rural y casi profunda.
Pasamos el temible Puerto del Escudo y entramos en tierras despobladas, iniciada ya la provincia de Burgos pero todavía con reminiscencias cántabras. Esos singularísimos paisajes de las Merindades a más 100 km. de Burgos ciudad. Allí se encuentra un caserio de Cabañas de Virtus, al borde de la carretera. Ninguna estrella Michelín, ni una sola referencia de Garcia de los Santos, nada en la Gourmetour, ni en Campsa, tampoco ningún Relais & Chateaux etc. El bar- restaurante con un aspecto externo nada seductor, elegido al azar, era nuestro sitio.
Restaurante Camino de BurgosCaserío de Cabañas de Virtus
Carretera Santander- Burgos Km. 86
Ver en Google Maps Restaurante Camino de Burgos
Desde el aparcamiento del Restaurante es posible disfrutar todavía de bonitas vistas al Embalse del Ebro, los caballos en libertad que trasiegan por su orilla. No corría tal suerte un cabritillo atado a las afueras del Restaurante… Entramos y el olor a comida era agradable. Un mantel de tela ya usado y otro de papel nuevo encima nos dieron la bienvenida. El sitio pequeño, estaba lleno a rebosar y con gente de paso esperando en la barra.
Un menú a base de paella, cocido montañés y chuletas de lomo de cerdo con patatas y una carta completa que invitaba a diferentes platos de pato, carnes de cordero, cerdo y ternera aparte de otras especialidades de la tierra.
Nuestra elección fue una ensalada y una tabla de quesos de la zona para compartir. La carne de cerdo (que estaba en el menú) y un asado de cordero (dos y dos raciones). Postre, vino de la casa, agua, total: 67 euros (cuatro personas). Resumiendo, por la tabla de quesos de la zona habría pagado los 67 euros; unos quesos excepcionales cuya calificación no la bajo de 10/10. El resto de lo que pedimos superó totalmente nuestras expectativas. El cordero bueno, la carne de las chuletas de cerdo extraordinarias. El aspecto de cocido montañés de los platos vecinos, que no llegamos a probar, magnífico.
Puestos a encontrar defectos, bastantes, quizás los suficientes para no reseñarlo en una guía exigente, aunque claro este tipo de guías harían bien en probar de vez en cuando el «vino con casera» y poner un poco los pies en el suelo. Uno de los parroquianos, tras un menú de los del norte, pidió que frieran un huevo para comerse la patatas fritas… Y la verdad es que no se podía perdonar ni una.
Pero a efectos de lo que pretendíamos, la misión estaba cumplida: nuestra impresión se volvió a confirmar una vez más; en la España rural, la que algunos llaman profunda, en sitios de carretera, se come muy bien. Y este patrimonio gastronómico quizás no es tratado justamente por las críticos de restaurantes y guías.
Una vez repuestas fuerzas seguimos la N-623 y el curso del Río Rudrón, entre las impresionantes hoces del Alto Ebro y el propio Río Rudrón, allí se puede contemplar el bello vuelo de las aguilas reales de la zona, aunque mientras se conduce no es aconsejable… Y es que aparte de buenos restaurantes en esta carretera, no estaría mal poner puestos- observatorios de aguilas para ver ejemplares de aguila perdicera, águila real, alimoche, búho real, buitre leonado, desmán de los pirineos, halcón peregrino… Todo un espectáculo de la naturaleza.
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