- Efecto protector contra la obesidad: desayunar ayuda a realizar las cinco comidas diarias recomendadas sin picar entre horas. Si se salta el desayuno, se tienden a compensar a la alta las calorías en el resto de comida, porque se tendrá más hambre. Es mejor no saltarse ninguna comida y hacerlas menos copiosas, y así evitar picar entre horas y no llegar a pasar hambre entre comidas.
- Disminución del riesgo de enfermedad coronaria: recientemente, se ha publicado un artículo que demuestra la asociación entre saltarse el desayuno y el aumento del riesgo de padecer enfermedad cardíaca coronaria, como consecuencia de la obesidad, la presión arterial alta, el colesterol alto o la diabetes, sobre los que también afecta el desayuno.
- Aumento del rendimiento académico o laboral: es por esto que todas las madres se enfadan cuando sus hijos no han querido desayunar. Un desayuno saludable nos aporta energía tras el largo ayuno nocturno, y por tanto, permite estar más atento y activo durante la mañana.
- El desayuno como indicador de la calidad de la dieta: Las personas que en general siguen un estilo de vida saludable suelen desayunar. No les importa madrugar un poco más o salir un poco más tarde de casa a cambio de prestar atención al desayuno. Sin embargo, las personas con un estilo de vida menos saludable suelen saltarse a menudo el desayuno, porque eligen dormir más o llegar antes al trabajo, y si no se lo saltan, por lo general será menos saludable en cuanto a composición, eligiendo zumos con azúcar, un café, dulces, o cualquier cosa rápida que puedan ingerir por el camino. Recordar siempre que los alimentos que consumimos son el combustible de nuestro cuerpo.
- El desayuno ayudar a completar la dieta diaria: En el desayuno se pueden incluir alimentos saludables, como lácteos, cereales, huevos, etc. Los huevos, por ejemplo, son una dosis concentrada de proteínas que producen saciedad. La avena también genera sensación de saciedad y nos aporta fibra, mientras que si nos declinamos por los cereales integrales podremos incluir todavía más fibra en la dieta. Es más, normalmente si no se toma fibra en el desayuno no se consigue compensar este déficit durante el resto del día.
Un desayuno saludable debe podría basarse en:
- Una ración de lácteos: bien un vaso de leche o un café con leche si se desea. Si hay problemas de tolerancia o no gusta la leche, se puede optar por el yogur, al que también se le pueden añadir cereales o trocitos de fruta y queda muy apetecible.
- Una ración de cereales, y mejor aún si son integrales: Pueden tomarse tostadas, ideales si se acompañan con un poco de aceite de oliva, o cereales de desayuno.
- Fruta: nos aportan múltiples vitaminas y minerales, e incluyendo fruta en el desayuno, es mucho más fácil cumplir las recomendaciones actuales de «5 al día». Se puede consumir en forma de zumo si así nos resulta más apetitoso, aunque es mejor si consumimos la fruta entera. Si por falta de tiempo se consume zumo embotellado, mejor hacerlo sin azúcar añadido, pues la fruta ya tiene suficiente azúcar de manera natural.
Por tanto, cuiden su desayuno, los alimentos que los componen y sus cantidades. Si no tienen hambre nada más levantarse, ¡no es problema! Desayunen al rato de despertar, y luego tomen un almuerzo más ligero si es necesario.
Como siempre, les agradecemos sus comentarios y preguntas en la sección Comentarios.
Temas relacionados con: El desayuno, ¿la comida más importante del día?