Un buen Brunch en Madrid

25 de abril de 2015

Brunch especial en Madrid

Si, en Ganz Café – Brunch en Madrid. 2 minutos a pie le separan de Atocha y en pleno barrio de las letras, haciendo esquina y entre cristaleras mimadas, donde entre los barrotes se ve el amor y cariño puesto en el local, todo mirado al detalle y medido para que, al cruzar la puerta te sientes y disfrutes del lugar, sencillez, modernidad y mejor bocado.

Los sábados y domingos en Ganz preparan a las 12:30 el brunch. Donde puedes disfrutar de un menú completo para disfrutar desde el café, bollería, panes, zumos… pasando por platos principales donde las hamburguesas, espinacas o tartar de salmón cobran especial protagonismo… hasta llegar al postre. Si, todo esto lo tienes a un paso de la salida de metro y por 18€, una experiencia para repetir en cualquier momento que estés en la capital.

Nada más llegar nos trajeron la carta y nos preguntaron sobre los cafés que ibamos a tomar, los tipos de té que podíamos elegir, así como los diferentes zumos naturales (pomelo o naranja). Elegimos y fueron trayendo bizcocho de naranja, panes de maíz, pan integral… croissants, scones… y todo ello con mermeladas, mantequilla y una presentación excelente.

Una vez habíamos terminado, nos tomaron nota de «los principales» y nosotras elegimos unas mini hamburguesas que venían acompañadas de unas patatas riquísimas, y una salsa de mostaza (opcional) con un toque picante que estaba muy buena. También pedimos un timbal de salmón y aguacate y unas espinacas con crema y huevos pochés.

No podíamos más pero nos comentaron que la espuma de yogur estaba muy buena y pedimos una para el centro para probarla. (ya no fuimos a comer a ningun sitio) estaba todo perfecto, en tiempos, atención, presentación y… sobretodo sabor, textura y aroma.

Recomendación: Reservar si tienes intención de ir un día especial, ya que a los 5 minutos de estar nosotras allí llegaron y las mesas se completaron. Aún estando lleno el lugar, no había ruidos y el ambiente era de relax total con una decoración moderna, algo «popi» que invitaba a estar horas y horas en esos ventanales acolchados donde el sol se asomaba continuamente.