Según un
reciente artículo de The Guardian, unos científicos del mayor fabricante de chocolates del mundo creen haber descubierto el santo grial del chocolate: una receta que no se derrite y, además, es baja en calorías.
Vulcano es el nombre interno para el nuevo producto del fabricante suizo de chocolate Barry Callebaut. Desarrollado en un laboratorio con el más absoluto secretismo por un equipo internacional de ingenieros alimentarios, no solo contiene un 90% menos de calorías que la media de los productos de chocolate, sino que además es resistente al calor a temperaturas de hasta 55º C. Un gran avance si tenemos en cuenta que la mayoría de los chocolates empiezan a derretirse a 30º C.
Con este nuevo producto la compañía pretende llegar a los mercados europeo y estadounidense preocupados por las calorías, así como a los mercados emergentes en Asia y África, donde las elevadas temperaturas locales han frenado la difusión del chocolate.
«Se llama Vulcano porque se puede comer cuando hace calor, y es poroso y lleno de burbujas, como la roca volcánica», señaló Gaby Tschofen, portavoz de Barry Callebaut, compañía que fabrica 1,1 millones de toneladas de productos basados en cacao y chocolate para clientes de todo el mundo, incluidos Cadburys y Nestlé.
El producto, como muchos otros buenos inventos, se creó a partir de un error, en esta ocasión, de los técnicos del laboratorio de la compañía que estaban trabajando en otra invención. «De pronto nos dimos cuenta de que habíamos creado un chocolate muy especial, de consistencia ligera y crujiente, como la espuma, y pensamos, veamos si podemos desarrollarlo más aún», comentó la ingeniera Simone Cantz para la televisión suiza.
Según los planes actuales, el producto podría llegar a las tiendas en menos de dos años, y significaría que no volveríamos a encontrarnos con una pasta de chocolate derretido en nuestros bolsillos un día de calor, ni tendríamos que volver a preocuparnos por nuestra línea.
Aunque los fabricantes de chocolate han estado intentando producir un chocolate bajo en calorías durante años, el principal obstáculo ha sido lograrlo manteniendo la riqueza de su sabor, de modo que continúe siendo un placer comerlo.
Del mismo modo también se investigó, durante la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de un chocolate que no se derritiera, pero el resultado fue una barra de chocolate extremadamente dura que nunca se llegó a comercializar.
Tschofen describió el sabor de Vulcano como rico, con fuerte aroma y crujiente más que cremoso. «Se derrite en la boca, pero son más las enzimas de la saliva que el calor de la lengua lo que hace que se disuelva».
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