Entender las etiquetas de nutrición de los alimentos es complicado para mucha gente
Según un artículo publicado el 22 de septiembre de 2006 en Newswise, en el estudio más rigurosos de todos los que se han realizado para determinar hasta qué punto la gente entiende la información nutricional incluida en las etiquetas de los alimentos, los investigadores han descubierto que las habilidades matemáticas y de lectura de un número importante de personas podría no ser suficiente para extraer la información necesaria.
Utilizando pruebas estandarizadas y validadas de alfabetización (REALM o Rapid Estimate of Adult Literacy in Medicine) y aritmética (WRAT3 o Wide Range Achievement Test), los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt encuestaron a 200 pacientes de atención primaria de amplio abanico socioeconómico.
La encuesta de nutrición fue diseñada con información de dietistas registrados, profesionales de atención primaria y expertos en aritmética y alfabetización sanitaria para evaluar la comprensión por parte de los pacientes de las actuales etiquetas de nutrición que acompañan a los alimentos. Algunas preguntas requerían interpretar la información de las etiquetas, como por ejemplo, determinar el contenido calórico o de carbohidratos de una cantidad de alimento consumida. Otras pedían a los pacientes elegir entre dos alimentos cuál de ellos contenía más o menos cantidad de cierto nutriente. Además, la mitad de las preguntas de la encuesta eran sobre productos claramente etiquetados en sus embalajes como «cantidad limitada de carbohidratos», «bajo en carbohidratos» o diseñados para «una dieta baja en hidratos de carbono».
El 68% de los pacientes tenía al menos alguna educación superior, y el 77% tenía al menos el 9º grado de alfabetización. Sin embargo, el 63% de los pacientes tenía menos del 9º grado de aritmética. Más del 40% sufrían una enfermedad crónica para la que es importante una intervención dietética importante (por ejemplo, hipertensión o diabetes), y el 23% estaba siguiendo un plan de dieta específico. La mayoría de los pacientes afirmó utilizar las etiquetas alimentarias y encontrarlas sencillas de entender.
En conjunto, los pacientes respondieron correctamente a tan solo el sesenta y nueve por cien del total de las preguntas. Solo el 32 por cien de los pacientes pudo calcular correctamente la cantidad de hidratos de carbono consumida en un envase de gaseosa y solo el 60 por cien de los fueron capaces de calcular el número de carbohidratos consumidos al comer medio bagel, cuando los valores de referencia correspondían a un bagel entero. Solo el 22 por cien de los pacientes logró determinar la cantidad neta de carbohidratos que hay en dos rebanadas de pan bajo en carbohidratos, y sólo el 23 por cien la cantidad neta de hidratos en una ración de spaghetti bajos en carbohidratos.
Entre los motivos más comunes para las respuestas incorrectas estaban una mala aplicación de los valores de referencia empleados como ración, una confusión debida a materiales extraños en las etiquetas alimentarias y cálculos incorrectos.
Según declaraciones de uno de los investigadores, Russell L. Rothman, recogidas por Newswise: «El estudio demostró que a muchos pacientes les cuesta entender las actuales etiquetas de los alimentos, pudiendo ser especialmente complicado para los pacientes con menos conocimientos aritméticos y de alfabetización. El mal entendimiento de las etiquetas nutricionales puede hacer que a los pacientes les resulte difícil seguir bien una dieta».
Fuente: Newswise