Una proteína que transporta la vitamina A podría revelar la grasa corporal oculta
Según un artículo publicado este mes por Reuters, una nueva investigación indica que medir los niveles en sangre de un transportador químico de la vitamina A podría ser útil para calcular la «grasa intraabdominal» de una persona, un tipo de grasa que se encuentra en el interior del abdomen y no es visible, pero puede tener efectos adversos sobre la salud.
Además, según un informe publicado en la revista Cell Metabolism, medir los niveles de este transportador químico, conocido como proteína de enlace con el retinol (RBP4), podría ayudar a identificar a los pacientes con resistencia a la insulina, un trastorno en el metabolismo del azúcar asociado con el desarrollo de la diabetes de tipo 2.
Unos niveles elevados en sangre de RBP4 «parecen ser un buen indicador de la resistencia a la insulina y de un nivel elevado de grasa intraabdominal, dos factores de riesgo extremadamente difícil de evaluar… dado que requieren complicadas pruebas biomédicas y técnicas imagen avanzadas», señaló el Dr. Timothy E. Graham, del centro médico Beth Israel Deaconess y la Facultad de Medicina de Harvard, Boston.
En el presente estudio, en el que participaron 196 sujetos, Graham mostró que el RBP4 es mucho más abundante en la grasa intraabdominal que en la que se encuentra bajo la piel, fácilmente visible.
Como se ha indicado, se observaron unos niveles elevados de esta proteína en sujetos con grandes cantidades de grasa intraabdominal y en los que presentaban resistencia a la insulina. De hecho, se observó que el RBP4 era mejor predictor de la grasa intraabdominal y la resistencia a la insulina que muchas otras pruebas sanguíneas que se utilizaron.
Monitorizar los niveles de RBP4 «podría proporcionar algún día una herramienta sencilla para la evaluación de riesgos y la adaptación de los tratamientos a cada paciente», concluye Graham. Además, los recientes descubrimientos relacionados con el RBP4 podrían ayudar a explicar por qué unos niveles de grasa intraabdominal incrementa el riesgo de infarto y apoplejía.
Fuente: Reuters