Según un artículo publicado esta semana en ScienceDaily, un nuevo estudio señala que tomar demasiada fructosa y glucosa puede desactivar el gen que regula los niveles de estrógenos y testosterona activa en el cuerpo. El estudio, publicado este mes en la revista Journal of Clinical Investigation, refuerza la recomendación de consumir más carbohidratos complejos y evitar el azúcar.
La glucosa y la fructosa se metabolizan en el hígado, pero si hay demasiado azúcar en la dieta, el hígado la transforma en lípidos. Utilizando un modelo de ratón y cultivos de células hepáticas humanas, los investigadores descubrieron que el aumento en la producción de lípidos desactiva un gen llamado SHBG (globulina fijadora de las hormonas sexuales) y reduce la cantidad de proteína SHBG en sangre.
Esta proteína desempeña un papel fundamental en el control de la cantidad de testosterona y estrógenos disponible en el cuerpo. Si hay menos proteína SHBG, se liberan más testosterona y estrógenos por el cuerpo, lo cual está asociado con un incremento en el riesgo de acné, infertilidad, ovarios policísticos y cáncer uterino en mujeres con sobrepeso. Unas cantidades anormales de SHBG también alteran el delicado equilibro entre estrógenos y testosterona, que está asociado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en mujeres.
“Hemos descubierto que unos niveles bajos de SHBG en sangre implican un desequilibro en el estado metabólico del hígado, ya sea por una dieta inapropiada o por un problema en el hígado, mucho antes de que se manifieste cualquier síntoma de enfermedad”, señala el Dr. Geoffrey Hammond, principal investigador del estudio, director científico del Child & Family Research Institute de Vancouver, Canadá, y profesor del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de British Columbia.
“Con este nuevo descubrimiento, ahora podemos utilizar el SHBG como biomarcador para controlar que el hígado funciona bien antes de que aparezcan los síntomas”, señala el Dr. Hammond. “También podemos utilizarlo para determinar la eficacia de las intervenciones dietéticas y los fármacos destinados a mejorar el estado metabólico del hígado”.
Tradicionalmente, los médicos medían el SHBG en sangre para determinar la cantidad de testosterona libre de un paciente, información fundamental para diagnosticar trastornos hormonales. Además, los niveles de SHBG se utilizan para diagnosticar el riesgo de un individuo de desarrollar diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Este descubrimiento descarta la anterior presunción de que demasiada insulina reduce el SHBG, una idea que surgió de la observación de que los individuos prediabéticos con sobrepeso tienen unos niveles elevados de insulina y bajos de SHBG. Este nuevo estudio demuestra que la insulina no es la responsable, sino el metabolismo del azúcar por parte del hígado.