El riesgo de que las personas obesas desarrollen el síndrome metabólico que conduce a diabetes, hipertensión y enfermedad coronaria, no se puede resolver mediante un programa de dieta única, igual para todos, según nuevos resultados científicos.
Los resultados de Lipgene, un programa de investigación de la UE de cinco años de duración, indican que las dietas de nutrición personalizada, basadas en la composición genética de las personas serán el modo que se utilizará en el futuro para combatir la obesidad y los riesgos para la salud asociados a ella.
Actualmente, la obesidad le cuesta a la UE una cantidad estimada de 32.800 millones de euros al año. Y, al ritmo actual, se estima que un 50% de los europeos serán obesos en el 2050.
La obesidad, uno de los principales problemas de salud a nivel mundial, se produce cuando se consume un exceso de calorías y se gasta una cantidad insuficiente de energía (inactividad física) y está directamente relacionada con varias enfermedades comunes como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades coronarias y algunos tipos de cáncer.
“Analizamos los datos de 500 voluntarios de toda Europa que participaron en un programa dietético para medir los efectos de diferente dietas en el desarrollo del síndrome metabólico asociado con la obesidad”, señala la profesora Helen Roche, del Instituto alimentario y de salud del University College Dublin, una de las principales científicas del programa Lipgene.
“A los voluntarios, cada uno de los cuales fue previamente identificado como obeso y en riesgo de desarrollar complicaciones de salud asociadas a ésta, se les asignó una de cuatro dietas específicas”, explica la profesora Roche. Una era rica en grasas saturadas, como la típica dieta irlandesa; otra era rica en grasas monoinsaturadas, como la típica dieta mediterránea y las otras dos eran bajas en grasa, pero una de ellas incluía un suplemento de aceite de pescado.
“Tras completar el programa dietético se realizaron pruebas a los voluntarios para comprobar si había reducciones en cualquiera de los cinco factores principales asociados con el síndrome metabólico: glucosa en sangre elevada; niveles elevados de grasa en sangre; tensión alta; una cintura de más de de 100cm; y unos niveles bajos de colesterol bueno (HDL)”.
“Los resultados mostraron que los diferentes tipos de grasas tenían diferentes efectos sobre la salud. Una dieta rica en grasas saturadas empeoraba el perfil metabólico de los sujetos, mientras que el aceite de pescado producía unos efectos positivos. Pero ciertos grupos de genes determinaron la respuesta de un voluntario ante las intervenciones dietéticas. Algunos voluntarios experimentaron efectos positivos evidentes, mientras que otros apenas experimentaron algún cambio o ninguno en los indicadores de síndrome metabólico”, señala Roche.
Puesto que las variaciones genéticas comunes o polimorfismos identificados en el grupo de voluntarios están presentes en el 25% – 30% de la población general, la muestra es clínicamente relevante, según los científicos. Los resultados se contrastarán ahora con diferentes cohortes de población de Irlanda y otras partes de Europa.
Si los resultados se confirman en estudios posteriores, veremos la creación de tratamientos dietéticos y terapias nutricionales para la obesidad más eficaces.
Fuente: Science Daily