Investigadores holandeses han afirmado que las mujeres embarazadas pueden evitar que sus bebés desarrollen un defecto grave de médula espinal, siguiendo una dieta mediterránea.
La Dra. Regine P. M. Steegers-Theunissen del Centro Médico Erasmus, en Rotterdam, y sus colegas descubrieron que las mujeres que comían más fruta, vegetales, aceites saludables, pescado y cereales integrales eran menos propensas a dar a luz un niño con espina bífida.
Se ha observado que los suplementos de ácido fólico ayudan a prevenir este defecto de nacimiento, en el que la médula espinal no se cierra por completo. Algunos países, incluido EEUU, enriquecen los alimentos con folato para garantizar que las mujeres toman suficiente cantidad del nutriente. Pero el folato no lo es todo, señaló Steegers-Theunissen para Reuters Health. «No es solo el folato lo que protege, sino la totalidad de la dieta. Es el equilibrio de la dieta en la que el folato es un componente importante».
En el sur de Europa, donde se originó la dieta mediterránea, los índices de espina bífida son más bajos; y el defecto también es menos común en los países que fortifican los alimentos con folato, según indicaron los investigadores en su informe.
Para investigar si la dieta podía desempeñar un papel importante en el riesgo de espina bífida, los investigadores estudiaron las dietas de 50 mujeres que habían dado a luz a un niño con espina bífida y 81 cuyos hijos no habían nacido con el defecto.
Los investigadores observaron que las mujeres con la dieta menos parecida a la mediterránea resultaron ser tres veces más propensas a tener un niño con espina bífida; y cuanto más se acercaba la dieta de una mujer al patrón mediterráneo, más altos eran sus niveles en sangre de folato y vitamina B12.
En los Países Bajos, los alimentos no están enriquecidos con folato, señaló Steegers-Theunissen en una entrevista. Algunas de las mujeres del estudio, aunque no todas, estaban tomando suplementos de ácido fólico. Pero cuando los investigadores tuvieron en cuenta los efectos de los suplementos y el índice de masa corporal (otro factor de riesgo conocido), observaron que, independientemente de estos factores, la dieta mediterránea reducía el riesgo de espina bífida.
Fuente: Reuters