Un estudio relaciona apnea del sueño con dietas con un alto contenido en grasas
Según un artículo publicado este mes en ScienceDaily, un nuevo estudio indica que sin tener relación con la obesidad, las personas que padecen de graves trastornos respiratorios durante el sueño (SDB, por sus siglas en inglés) consumen una dieta menos sana, lo que puede ser un factor que contribuya a una mayor morbilidad cardiovascular y mortalidad. Estos resultados fueron más evidentes en las mujeres.
Según Stuart Quan, del departamento de medicina del sueño de la Harvard Medical School: «Observamos que las personas que padecen de una apnea obstructiva del sueño grave siguen una dieta insana con una ingesta elevada de colesterol, grasa y ácidos grasos saturados».
Los resultados indican que todos los participantes con SDB extremadamente grave o con un índice de eventos respiratorios (RDI, por sus siglas en inglés) de más de 50 alteraciones por hora, consumen una media de 88,16mg más de colesterol al díaen comparación con las personas que tienen una apnea obstructiva del sueño (OSa, por sus siglas en inglés) menos severa. Las mujeres participantes con una SDB grave consumían una media de 21,96gr más de proteína, 27,75gr más de grasa total y 9,24gr más de ácidos grasos saturados. Estos resultados continuaron siendo significativos tras ajustar factores como el IMC, la edad y la somnolencia diurna.
Los resultados indicaron que entre los 320 participantes, una creciente severidad del RDI se asociaba con un mayor consumo de colesterol, proteína y ácidos grasos trans. También se observó una tendencia a una mayor ingesta de ácidos grasos saturados totales y grasa total, pero no de hidratos de carbono, sacarosa o fibra dietética. Salvo en el caso del colesterol, estas asociaciones se producían principalmente en las mujeres.
Se sabe que las personas obesas son más propensas a consumir dietas ricas en grasa y colesterol, pero la persistencia de estos resultados incluso después de ajustar el factor del IMC sugiere que un RDI elevado tiene un efecto independiente sobre la ingesta alimentaria. Los investigadores de este estudio sugieren que, independientemente de la duración del sueño, la OSA puede afectar a los niveles de las hormonas que regulan el apetito. Además, las alteraciones del sueño relacionadas con la OSA pueden, de algún modo, incrementar el ansia por alimentos grasos.
Fuente: Science Daily