Tomar alimentos ricos en grasas omega-3 durante el embaraza permite alargar la lactancia y aporta beneficios a los bebés.
Un estudio realizado con madres y niños de Dinamarca indica que tanto un consumo elevado de pescado por parte de la madre como un periodo más largo de lactancia están relacionados con un mejor desarrollo físico y cognitivo en los niños. Ambos aspectos resultaron ser independientemente beneficiosos.
“Estos resultados, junto con los descubrimientos de otros estudios de mujeres en los EEUU y el Reino unido, proporcionan pruebas adicionales de que el consumo moderado de pescado por parte de la madre durante el embarazo no daña el desarrollo del niño e incluso bien pensado puede ser beneficioso”, señaló la profesora ayudante Emily Oken, autora principal del estudio.
El estudio, publicado en el ejemplar de septiembre de la American Journal of Clinical Nutrition, fue realizado por investigadores del Departamento de Prevención y Atención Ambulatoria de la Escuela de Medicina de Harvard, la Fundación Harvard Pilgrim Health Care y el Grupo de Nutrición Maternal del Departamento de Epidemiología del Statens Serum Institut de Copenhague, Dinamarca. Sus resultados proporcionan nuevas pruebas de que los ácidos grasos omega-3 del pescado y los compuestos de la leche materna son beneficiosos para el desarrollo del niño.
El equipo que realizó el estudio observó a 25.446 niños hijos de las madres que participaron en el estudio “Danish Birth Cohort”. Se entrevistó a las madres acerca de los marcadores de desarrollo de los niños a los 6 y 18 meses después del parto y se les preguntó sobre el periodo de lactancia 6 meses después del parto. La dieta prenatal, que incluía una serie de cantidades y tipos de pescado consumidos semanalmente, fue evaluada mediante un detallado cuestionario de frecuencia alimentaria administrado en el sexto mes de embarazo.
Durante las entrevistas se preguntó a las madres por específicos hitos de desarrollo físico y cognitivo, como por ejemplo, si el niño, a los seis meses, podía levantar la cabeza, sentarse con la espalda recta, mantenerse sentado sin ayuda, responder a sonidos o voces, imitar sonidos o gatear. A los 18 meses, se les preguntó por aspectos más avanzados, como si el niño podía subir escaleras, quitarse los calcetines, beber de una taza, escribir o dibujar, utilizar sonidos como palabras y combinar palabras, y si podían caminar sin ayuda.
Los niños cuyas madres habían consumido más pescado durante el embarazo resultaron ser más propensos a tener mejores capacidades cognitivas y motoras. Por ejemplo, el 5,7% de los hijos cuyas madres habían tomado menos pescado, obtuvieron las puntuaciones más bajas a los 18 meses, mientras que en el caso de las madres que habían tomado las mayores cantidades de pescado la cifra se redujo a solo el 3,7% de los niños. En comparación con los hijos de las madres que habían consumido menos pescado, los de las mujeres con el consumo más elevado (unos 60gr al día de media) mostraron una propensión un 25% más elevada de obtener puntuaciones de desarrollo más altas a los 6 meses y casi un 30% a los 18 meses.
Una duración más larga del periodo de lactancia se asoció también con un mejor desarrollo del niño, especialmente a los 18 meses. La lecha materna también contiene ácidos grasos omega-3. Los beneficios del consumo de pescado por parte de la madre durante el embarazo fueron similares independientemente del tiempo de lactancia de los niños.
Fuente: Newswise