Hay algunas empresas de alimentación en España que deberían declararse “Patrimonio Nacional”, por su enorme valor histórico de emprendedurismo, sabiduría y buen hacer.
Bien es cierto que Carmencita es hoy una empresa moderna, avanzada en nuevos productos, maquinaría, investigación y nuevas tecnologías. Sin embargo, detrás de su competitividad y modernidad hay una historia apasionante.
Jesús Navarro, un empresario ejemplar
Pocos empresarios, hombres de la política, de los negocios o de las artes, hay tan carismáticos en España como Don Jesús Navarro. En su pueblo, Novelda, se le tiene veneración. Ama tanto a su pueblo que escribió un libro entrañable, lleno de historias vivas en épocas muy duras de la historia de España, que fue prologado por dos rectores de la cercana Universidad de Alicante.
Esa simbiosis pueblo-empresa ya la tuvo en sus orígenes Carmencita. El fundador “Manolíco Alberola” introductor de negocios con la India a principios del siglo pasado, ya puso los cimientos de una filosofía de empresa de un espiritu revolucionariamente emprendedor. Desde entonces la familia Navarro no ha parado.
Jesús Navarro y sus hijos hacen negocios con Estados Unidos (vende hasta una paella liofilizada en USA) y con los árabes, con los que mantiene una estrecha diplomacia desde Kuwai hasta Marruecos. La extraordinaria personalidad, el carisma y gran sabiduría de Jesús Navarro, su accesibilidad para todo el pueblo de Novelda, le hacen una persona extraordinariamente querida y respetada. Es un prototipo de empresario abslutamente ejemplar en sus principios éticos y humanos.
El símbolo de Carmencita en España
Carmencita (Proaliment) le ha dado durante casi un siglo sabor a media España en sus platos y recetas a través de los condimentos y especias que con esmero y dedicación ha venido produciendo desde décadas: azafrán, pimentón, ñoras, ajos, piñones, orégano, laurel, pimienta… Y todavía tuvieron tiempo de endulzar aquella España de hambres y pesambres con el flan chino el mandarín.
¿Y el azafrán? Hay toda una historia detrás del azafrán. Desde la India, pasando por las escasez de nuestra guerra civil, el abastecimiento de La Mancha, la tecnología… Las multinacionales de la alimentación y un orgullo de empresa familiar que les ha llevado recientemente a recuperar su autonomía, sus orígenes. Así con cada una de sus especias.
Hoy Carmencita es una empresa innovadora, capaz de conciliar especias que elevan el condimento a las mayores alturas y prácticas de la cocina tan dada a la innovación sofisticada y tan olvidada a veces de los orígenes.
En esta renovada vuelta a los orígenes, Carmencita ha redoblado sus esfuerzos en productos innovadores muy interesantes:
- Salsana… Una sal que no hace daño.
- Ensaladas donde las especias y el aliño son partes fundamentales en los ingredientes.
- Mezclas de hierbas tradicionales… Este es un campo tradicional con numerosas posibilidades en la gastronomía moderna. Las hierbas arómaticas, además de revolucionar los sabores, se han descubierto como poderosas aliadas para la salud.
Las políticas de las empresas de alimentación es España corren el riesgo de desnaturalizar sus orígenes y su autenticidad. Seguir cánones globalizadores que nos lleven a la cultura del ketchup y a la hamburguesa, puede ir en detrimento de una calidad alcanzada a base de esfuerzos. Afortunadamente existen Carmencitas que recuperan su filosofía y orígenes.
Carmencita, vuelve a ser Carmencita. La empresa ha vuelto recientemente a manos de la familia, tras una «joint venture» con una multinacional.
Testigos de excepción, como Jesús Navarro fueron luchadores que forjaron, en pueblos como Novelda, proyectos con ingenio, sacrifico, sabiduría y un entusiasmo sin límites. Hoy merecerían ser acreedores del reconocimiento de todos. Enhorabuena Jesús Navarro y Carmencita.
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