Los refrescos light salieron al mercado hace unos 25 años como alternativa a los tradicionales refrescos con gas que contienen enormes cantidades de azúcar: unas nueve cucharadas (150 calorías) por 355 ml. Se cree que estos refrescos desempeñan un papel fundamental en la actual epidemia de obesidad, especialmente entre los jóvenes.
Desde 1977 a 1997 la popularidad de los refrescos aumentó más del 100% entre jóvenes y niños, y casi tres de cada cuatro los consumen a diario. Para algunos, el consumo de refrescos supone el 10% de su ingesta calórica diaria; una cantidad increíblemente grande teniendo en cuenta que los refrescos no proporcionan ningún alimento al cuerpo. Y lo que es peor, suelen reemplazar a otras bebidas más sanas, como la leche o los zumos de frutas.
En teoría, sustituir los refrescos convencionales por los light reduciría la ingesta de calorías y, por tanto, también sus consecuencias dañinas para la salud, como la diabetes y la hipertensión; pero en realidad no es así.
Según un estudio publicado en julio en la revista Circulation, una publicación de la American Heart Association, un equipo dirigido por el Dr. Ramachandran Vasan se propuso entender el papel de los refrescos (normales y light) en varias enfermedades metabólicas.
Hay cuatro posibilidades que pueden aparecer simultáneamente: exceso de peso (riesgo de obesidad), niveles elevados de insulina (riesgo de diabetes), niveles elevados de triglicéridos (riesgo de enfermedad cardiovascular), niveles bajos de colesterol bueno (riesgo de enfermedad cardiovascular) y tensión arterial elevada (hipertensión).
El equipo del Dr. Vasan descubrió que en las personas que bebían al menos una lata de refrescos diaria, el riesgo de desarrollar una enfermedad metabólica era del 45% en comparación los que no tomaban ninguna. Estos resultados no supusieron ninguna sorpresa para los investigadores, dado el elevado contenido de azúcar de los refrescos convencionales. Lo que sí llamó su atención es que los refrescos light no parecían mejorar la situación, es decir, los refrescos, con o sin azúcar suponen un riesgo para la salud.
Además, algunos estudios indican que el consumo regular de refrescos light estimula el apetito lo que puede provocar, a su vez, un aumento de peso.
Fuente: CHealth
Esto es importante, porque en los refrescos gasificados light, a pesar de no contener azúcar, contienen una gran cantidad de compuestos químicos y pigmentos, especialmente el caso de los refresocos de Cola, que también pueden causar daño a nivel renal.
A mí los refrescos light me saben a química pura. No sabía que eran perduciales, pero tampoco me sorprende la noticia.