Esta semana el cocinero Jamie Oliver afirmó ante los miembros de un comité parlamentario del Gobierno Británico que la epidemia de obesidad en el Reino Unido trasciende las clase sociales porque, por primera vez en la historia, gran número de personas de todos los grados económicos no saben cocinar.
Oliver afirmó ante el comité, creado para encontrar soluciones a los problemas de salud entre la población – especialmente la obesidad – que la crisis de salud del país no tiene nada que ver con la clase social o el dinero, sino mas bien con el «conocimiento», y pidió al gobierno que invierta 6.500 millones de libras en educación alimentaria a lo largo de los próximos diez años.
Señaló lo que considera fallos en los planes del gobierno de enseñar a los niños de primaria a cocinar, y afirmó que es una «maldita desgracia» que apenas 5.000 de las 125.000 cocineras del país tengan alguna formación en alimentación saludable.
Advirtió a la comisión de una crisis increíblemente profunda causada por una pobre nutrición, y pidió controles para el sector de la comida rápida con el fin de contrarrestar la influencia comercial que incita a las personas a comprar comida rápida nada sana.
Oliver se ofreció también a ayudar al gobierno a elegir una persona para ocupar un puesto parecido a un ministro de la alimentación, alguien que podría estar pendiente de todo esto durante los próximos 10 años. Tras la sesión, señaló a los periodistas que él no aceptaría el puesto, ya que considera que puede ser más eficaz ayudando desde fuera que desde dentro.
Durante la audiencia, Oliver rechazó la idea de que una alimentación pobre era un problema de la clase social. «Hay cantidad de hombres de ciudad que ganan mucho dinero y no saben alimentar a sus hijos, ni con una tarjeta oro», señaló.
Oliver afirmó que mientras que en el pasado, cuando había escasez de dinero, la gente sabía cómo hacer comidas frescas y nutritivas con poco prespuesto, ahora hay una “generación de padres jóvenes” que no saben cocinar y se ponen nerviosos ante ingredientes crudos.
La respuesta, según él, está en enseñar a la gente a cocinar desde muy jóvenes. Aprobó los planes del gobierno de enseñar a cocinar a los niños de primaria, pero señaló que, dado que no entra en los planes de la Ofsted (Office for Standards in Education) evaluar las clases de cocina el gobierno ,no se podrá saber si están funcionando o no. Por otra parte señaló que los profesores de economía doméstica (clases de cocina de secundaria) que todavía ejercen constituyen un cuerpo «triste, deprimido y desmoralizado».
También añadió que la School Food Trust, organismo creado en el 2005 por recomendación de Oliver con 15 millones de libras de financiación gubernamental para mejorar la calidad de la comida en las escuelas (calidad calificada entonces por Oliver como vergonzosa), necesita más apoyo. Alabó al organismo, pero destacó que puesto que «todavía es semidependiente del gobierno no siempre puede decir toda la verdad».
Fuente: The Guardian