Según un estudio realizado por Sarah Woodruff, profesora de kinesiología y educación física de la Universidad Wilfrid Laurier en Waterloo, Ontario, comer en familia con asiduidad parece ser fundamental para que los niños se desarrollen sanos y felices, aunque los investigadores todavía no están seguros de por qué. (Foto de BL1961’s Flickr)
El estudio destinado a analizar los beneficios de estas reuniones familiares alrededor de la mesa indica que los niños canadienses de 6º a 8º grado que cenan habitualmente con sus familias beben menos refrescos, comen menos alimentos grasos, se saltan menos desayunos e incluso se cree que eligen alimentos más sanos cuando salen con sus amigos.
Es más, los resultados contradicen la idea de que las comidas familiares están desapareciendo, ya que el 70% de los 3.200 niños de Ontario y Nova Scotia que participaron en el estudio, afirmaron comer con al menos uno de sus padres seis o siete días a la semana, señaló Woodruff.
Otro estudio, ha mostrado la existencia de una relación entre las comidas familiares y un menor porcentaje de trastornos alimenticios, un menor consumo de drogas y alcohol, una mejor nutrición y mejores notas.
El estudio, realizado en el 2008 por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota mostró que las chicas adolescentes que solían comer con sus familias eran la mitad de propensas a fumar, beber y consumir marihuana que sus compañeros. No obstante, los investigadores se sorprendieron al no observar el mismo efecto en los chicos.
En realidad, en general los investigadores no están seguros exactamente de cómo las comidas familiares proporcionan todos estos beneficios, indicó Woodruff. Podría ser que comer con sus familias en lugar de hacerlo ellos solos desaliente los comportamientos relacionados con los trastornos alimenticios, o que haya un «efecto de transferencia» que ayude a los niños a elegir alimentos más sanos cuando están con sus amigos debido a lo que han aprendido en casa, añade, pero nadie lo sabe realmente.
Cenar sentados a la mesa con los hijos permite saber cómo les van las cosas, se les puede preguntar por lo mejor y lo peor que les pasado ese día a cada uno o si tienen algún problema. Normalmente, los niños que están acostumbrados a comer o cenar con sus padres no protestan por tener que hacerlo cuando se van haciendo mayores, ya que constituye una costumbre que forma parte de sus vidas.
Fuente: Canada.com