Alimentos que ayudan a prevenir la gripe porcina
Obviamente, las recomendaciones para reducir las posibilidades de contagiarse con el virus de la gripe A incluyen estornudar en un pañuelo, tirarlo en seguida a la basura y lavarse las manos y otras zonas a la vista con frecuencia para eliminar el virus y evitar que entre en nuestro cuerpo. Pero si finalmente consigue entrar, lo que comemos puede ayudar a mejorar la resistencia de las membranas en los oídos, la nariz y la garganta para formar una barrera física interna frente a los organismos invasores.
Los alimentos ricos en proteínas, como la carne, el pollo, los huevos, el pescado, la leche y otros productos lácteos, las legumbres, los frutos secos, las semillas y los alimentos basados en soja, proporcionan un alimento vital para las células epiteliales en estas membranas. Es importante tomar tres raciones medianas al día de cualquiera de estos alimentos para mantener la integridad de estos tejidos “barrera”.
Paralelamente, tomar gran cantidad de frutas y vegetales de color verde oscuro o naranja claro, como zanahorias, calabazas, albaricoques, mangos, espinacas y repollo, mantendrá al máximo los niveles de vitamina A, otro nutriente necesario para reforzar las membranas respiratorias.
Si el virus penetra a través de estas barreras físicas, un ejército de glóbulos blancos deberá intentar engullir a los invasores víricos. La vitamina C parece ser especialmente importante para la movilización de los macrófagos, células que se comen a los virus, además de poseer sus propias propiedades antivirales específicas. Dado que no podemos almacenar este nutriente en nuestro cuerpo, es importante asegurarnos de incluir a diario en nuestro menú algunos alimentos ricos en esta vitamina. Los alimentos que proporcionan vitamina C son muy variados, desde la pimienta y las espinacas a los cítricos, las bayas o los guisantes congelados. Incluso la fruta enlatada proporciona una poca, al igual que los zumos de naranjas y de pomelo.
Otros combatientes del sistema inmunológico interno son los “linfocitos T”. El mineral zinc es fundamental para la formación de estos anticuerpos y una deficiencia de éste, aún siendo ligera, está relacionada con resfriados y gripes más frecuentes. Lo bueno es que la respuesta del sistema inmunológico puede volver a la normalidad simplemente incluyendo suficiente zinc en nuestra dieta. El zinc se encuentra en la ternera, los huevos y los productos del mar, especialmente en las nécoras, las ostras y las sardinas. Los alimentos integrales y las semillas de calabaza también son bastante buenos, aunque el zinc incluido en ellos no se absorbe con tanta facilidad como el de la proteína animal.
Otro mineral al que hay que prestar atención es el hierro, ya que muchas mujeres no incluyen en sus dietas la cantidad diaria recomendada. Una deficiencia de hierro, con o sin anemia, conduce a una amplia gama de defectos en el funcionamiento del sistema inmunológico, algunos de los cuales nos podrían dejar más expuestos al virus de la gripe porcina. El hierro se puede encontrar en alimentos similares a los mencionados anteriormente para el zinc.
El supernutriente “alicina”, que se forma al aplastar o masticar ajo crudo, parece ayudar a bloquear la capacidad de los virus para invadir y dañar los tejidos. Si somos capaces, mascar un diente de ajo crudo al día puede mejorar nuestra inmunidad.
Por último, una investigación de la Universidad de Carolina del Norte sugiere que el mineral selenio ofrece una protección general frente a los virus de la gripe. Tres nueces de brasil al día cubrirán nuestras necesidades diarias.
Para ver mas consejos anti gripe porcina ver: Alimentación contra gripe porcina
Fuente: Times Health Expert Advice