Después de un año, según un informe publicado en el número del 9 de noviembre de la revista Archives of Internal Medicine, una dieta baja en grasa y en calorías parece más beneficiosa para el estado de ánimo de los que intentan adelgazar que un plan bajo en hidratos de carbono con el mismo número de calorías.
Los individuos obesos que adelgazan tienden a tener una mejora psicológica, incluido mejor humor, según el artículo.
«A pesar de que todas las recomendaciones oficiales coinciden en abogar por dietas ricas en hidratos de carbono, bajas en grasas y con restricciones energéticas para el tratamiento de la obesidad, la epidemia de obesidad ha conducido a un amplio interés en patrones alimentarios alternativos para el control del peso, incluidas las dietas ‘ketogénicas’ muy bajas en hidratos de carbono que suelen ser ricas en proteínas y grasas (concretamente grasas saturadas)», señalaron los autores del informe.
«Aunque los últimos estudios han indicado que las dietas bajas en hidratos de carbono pueden ser un enfoque alimentario alternativo eficaz para adelgazar, apenas se han estudiado sus efectos a largo plazo sobre la función psicológica, incluidos el humor y la cognición».
Grant D. Brinkworth, Doctor de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation–Food and Nutritional Sciences, de Adelaide, Australia, y sus colegas realizaron un ensayo clínico aleatorio en el que participaron 106 personas con sobrepeso y obesas con una media de edad de 50 años. De ellos, a 55 se les asignó de forma aleatoria, durante un año, una dieta rica en grasas y muy baja en hidratos de carbono y a los otros 51, una dieta baja en grasas y rica en hidratos de carbono Durante y después de la intervención de un año se evaluaron, periódicamente, los cambios en el peso corporal, el humor y el bienestar, y el funcionamiento cognitivo (habilidades de razonamiento, memoria y aprendizaje).
Después de un año, la media global de adelgazamiento había sido de 13,7kg, sin diferencias entre los dos grupos. Ambos grupos, inicialmente (durante las primeras ocho semanas) experimentaron una mejora en su estado de ánimo. Sin embargo, las posteriores evaluaciones del humor revelaron al final una mejora solo en los del grupo de la dieta baja en grasas, mientras que los d ella dieta rica en grasas volvieron a sus niveles iniciales (es decir, su estado de ánimo a unos niveles más negativos).
«Este resultado sugiere que algunos aspectos de la dieta baja en hidratos de carbono podría haber un efecto perjudicial sobre el humor que, a lo largo del año, contrarrestó cualquier efecto positivo del adelgazamiento», señalaron los autores. Entre las posibles explicaciones están la dificultad social de seguir un plan bajo en hidratos de carbono, contrario a la típica dieta occidental, llena de pasta y pan; la naturaleza estructurada y obligatoria de la dieta; o los efectos del consumo de grasas y proteínas sobre los niveles en el cerebro de serotonina, un neurotransmisor relacionado con el funcionamiento psicológico.
No se encontraron pruebas de que el contenido de nutrientes de cada dieta estuviese relacionado con los cambios en la función cognitiva, dado que ambos grupos experimentaron cambios similares en el funcionamiento de la memoria y el razonamiento con el paso del tiempo.
Según los autores: «Será necesario realizar más estudios para evaluar los efectos de estas dietas en un rango más amplio de los dominios cognitivos».
Fuente: Science Alert