Los investigadores publican el primer estudio sobre los Omega-3 realizado en una población en la «cima de su juego cognitivo»
Si bien los ácidos grasos esenciales Omega-3 -presentes en alimentos como el pescado salvaje y el ganado alimentado con pasto- son necesarios para el funcionamiento del cuerpo humano, hasta ahora, sus efectos sobre la memoria de trabajo de los adultos jóvenes sanos no se habían estudiado.
En el primer estudio de su clase, los investigadores de la Universidad de Pittsburgh han determinado que los adultos jóvenes sanos de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años pueden mejorar aún más su memoria de trabajo incrementando su consumo de ácidos grasos omega-3. Sus hallazgos han sido publicados en línea en PLOS One.
«Antes de ver estos datos, habría dicho que era imposible llevar a individuos jóvenes sanos por encima de su mejor cognitivo», señaló Bita Moghaddam, investigadora del proyecto y profesora de neurociencia. «Descubrimos que los miembros de esta población pueden mejorar el rendimiento de su memoria de trabajo aún más, a pesar de estar ya en la cima de su juego cognitivo».
Dirigido por Rajesh Narendran, investigador principal del proyecto y profesor asociado de radiología, el equipo de investigación de la Universidad de Pittsburgh seleccionó hombres y mujeres jóvenes sanos de todas las etnias para aumentar su consumo de Omega-3 con suplementos durante seis meses. Se realizó un seguimiento mensual de los jóvenes por medio de llamadas telefónicas y procedimientos ambulatorios. Antes de que empezaran a tomar los suplementos, todos los participantes se sometieron a una tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) y se les realizaron análisis de sangre. A continuación, se les pidió realizar una prueba de memoria de trabajo en la que se les mostraron una serie de letras y números. Los jóvenes tuvieron que llevar un registro de lo que parecía una simple «prueba n-back».
Después de seis meses tomando Lovaza -un suplemento de Omega-3 aprobado por la Federal Drug Administration- se pidió a los participantes que completasen esta serie de procedimientos ambulatorios de nuevo. Fue en esta última etapa, durante la prueba de memoria de trabajo y toma de muestras de sangre, cuando se observó la mejora en la memoria de trabajo de esta población. «Muchos de los estudios anteriores se han realizado con ancianos o personas con problemas de salud, dejando a esta población en particular de jóvenes adultos sin estudiar», señaló Matthew Muldoon, coinvestigador del proyecto y profesor asociado de medicina de la Universidad de Pittsburgh. «Pero, ¿qué hay de nuestros períodos de mejor funcionamiento? ¿Podemos ayudar al cerebro a alcanzar su máximo potencial adaptando nuestros comportamientos saludables en nuestra vida de jóvenes adultos? Hemos descubierto que realmente podemos». Fuente: Medical News Today