A pesar del enorme número de remedios para gripe y los resfriados, potenciadores del sistema inmunológico y suplementos para estar bien, un modo seguro de mejorar nuestra inmunidad este invierno es siguiendo una alimentación saludable:
Vitamina C: Este antioxidante que combate los resfriados aumenta la producción de glóbulos blancos y anticuerpos que combaten las infecciones e incrementa los niveles de interferon, el anticuerpo que recubre las superficies de las células, evitando así la entrada de virus. El mejor modo de tomar vitamina C es a través de las naranjas, fresas, grosellas negras y otras frutas; no mediante pastillas.
Vitamina E: Este antioxidante estimula la producción de linfocitos grandes granulares y células B que destruyen los gérmenes y bacterias. Esta protección para el sistema inmunológico es especialmente importante en personas de la tercera edad, cuya función inmunológica es limitada. Entre los alimentos que son fuentes de vitamina E se encuentran los aceites vegetales, los frutos secos, los vegetales de hoja verde y el germen de trigo, aunque para los ancianos y otros sectores de población con inmunodepresión es importante tomar un suplemento.
Zinc: aunque algunos estudios han mostrado que las pastillas de zinc pueden reducir la incidencia y gravedad delas infecciones, otros no han logrado probarlo. En realidad, más de 75 miligramos al día pueden inhibir la función inmunológica. Son una buena fuente de zinc las ostras y los cereales enriquecidos.
Alimentos picantes: como el chili, la mostaza picante, los pimientos, las cebollas y el ajo. Estos alimentos contienen sustancias llamadas “mucolíticos” que ayudan a aliviar la congestión en los senos.
Sopa de pollo: la llamada “penicilina judía” es aparentemente más que un bol de TLC y vapores calientes relajantes. Un estudio mostró que la sopa contiene propiedades antiinflamatorias que frenan el avance de los neutrófilos, que estimulan la liberación de mucosas.