Un estudio de la Universidad de Adelaide puede haber arrojado luz sobre el aumento de los casos de asma infantil en los países desarrollados durante las últimas décadas.
Los investigadores, del Instituto Robinson de la universidad, han identificado una relación entre los suplementos de ácido fólico tomados durante los últimos meses de embarazo y el asma alérgica en los niños de edades comprendidas entre los 3 y los 5 años, lo que sugiere que el momento de suplementación en el embarazo es importante.
El profesor asociado Michael Davies, afirma que los suplementos de ácido fólico –recomendados a las mujeres embarazadas con el fin de prevenir defectos en el feto– parecen tener consecuencias «adicionales inesperadas» en estudios realizados recientemente con ratones y niños.
«En nuestro estudio, el ácido fólico suplementario en la última etapa del embarazo se asoció con un aumento en el riesgo de asma en los niños, sin embargo, no hubo pruebas que sugirieran ningún efecto adverso si los suplementos se tomaban en etapas previas del embarazo», añadió.
Los resultados de la Universidad de Adelaide se han publicado en la revista American Journal of Epidemiology.
En el estudio participaron más de 500 mujeres cuya dieta y suplementos se evaluaron dos veces durante el embarazo, para posteriormente realizar un seguimiento del estado de asma de sus hijos entre los 3 años y medio y los 5 años y medio de edad. A los 3 años medio de edad, se detectaron casos de asma en el 11,6% de los niños a los 5 años y medio, un 11,8% de los niños presentaba asma. Casi un tercio de estos niños padecían asma persistente.
Las actuales recomendaciones de salud aconsejan a las mujeres el consumo de una dosis de 400 microgramos e ácido fólico al día en forma de suplementos durante el mes previo al embarazo y el primer trimestre de este para reducir el riesgo de defectos del tubo neural en los niños.
«Nuestro estudio respalda estas recomendaciones, dado que no observamos ningún aumento en el riesgo de asma si el ácido fólico se toma antes del embarazo o en sus primeras etapas», señala el profesor asociado Davies. Sin embargo, estas recomendaciones se deberían ampliar para incluir el consejo de evitar utilizar unas dosis elevadas de suplementos de ácido fólico en la última etapa del embarazo».
Según Davies, su estudio no encontró pruebas que relacionen el asma con el folato alimenticio, presente en los vegetales de hoja verde, algunas frutas y frutos secos.
Cerca de la mitad de las madres que participaron en el estudio tomaron un suplemento de ácido fólico antes del embarazo y el 56% tomó la dosis diaria estipulada de 400 microgramos en los primeros meses de embarazo.
«Estos resultados muestran que hay un período crítico potencialmente importante en el que las dosis de suplementos de ácido fólico se pueden manipular para optimizar sus efectos neuroprotectores, sin incrementar el riesgo de asma», añadió Davies.
Fuente: Science Daily