Para correr un maratón, tomar una barra de hidratos de carbono. Para levantar pesos, tomar un batido de proteínas. ¿Y para subirse a un avión de combate? Un bogavante con mantequilla podría ayudar.
Ese es el sorprendente descubrimiento de un estudio realizado con financiación militar con el fin de averiguar qué tipos de alimentos son los mejores para los pilotos cuando las misiones limitan cuándo y qué pueden comer. Los investigadores, de la Universidad de Dakota de Norte, observaron que los pilotos que comían los alimentos más grasos, como mantequilla o salsas, tenían los tiempos de respuesta más rápidos en las pruebas mentales y cometían menos errores al volar en condiciones de nubosidad complicadas.
Investigaciones previas con humanos y animales han relacionado las dietas ricas en grasas saturadas con el deterioro mental y problemas de memoria y aprendizaje a corto plazo.
Los atletas y las personas con trabajos que exigen gran esfuerzo físico suelen centrar su alimentación en una dieta rica en hidratos de carbono para mejorar su rendimiento. Los investigadores de este estudio no están afirmando que las personas deban atiborrarse ahora de galletas y salsas, de hecho, ellos mismos señalaron que es difícil perfilar las conclusiones de su estudio y que será necesario realizar más pruebas para averiguar que hay tras estos resultados. Los estudios de seguimiento empezarán en primavera.
Los investigadores señalaron también que el fin de su estudio no es el control de peso y destacaron que los pilotos, debido a su juventud, son capaces de absorber una gran cantidad de ácidos grasos para el desarrollo cerebral.
Los expertos militares esperan que la investigación ayude, en última instancia, a mejorar el rendimiento de los pilotos. Las estadísticas de National Transportation Safety Board estadounidense indican que el 80% de los accidentes de aviación civil y militar se producen por un error humano.
El estudio realizó un seguimiento de 45 aprendices de piloto para evaluar cómo afectaban diferentes alimentos al rendimiento d ellos pilotos. Cada tres semanas, cada piloto pasaba una semana en cuatro dietas diferentes: rica en grasas, rica en hidratos de carbono, rica en proteínas y una dieta de control.
Los menús eran similares para que el tipo de dieta no resultara obvio para los participantes. En algunos casos, la diferencia estaba en las bebidas, condimentos, salsas, ensaladas, vegetales y postres.
El estudio utilizó un simulador de vuelo que requería que los estudiantes de piloto descendieran con tiempo nuboso cuando la pista no era visible y utilizando solo los ordenadores de abordo. A continuación, tenían que ascender en un circuito de espera. También se les realizaron pruebas que requerían memorizar y repetir números y comparar formas.
De acuerdo con las puntuaciones, los pilotos con la dieta rica en grasas y la dieta rica en hidratos de carbono lo hicieron mucho mejor que los de la dieta rica en proteínas, mientras que los d ella dieta rica en grasas lo hicieron ligeramente mejor que los de la dieta rica en hidratos de carbono.
Ahora es necesario realizar más estudios para averiguar si el efecto es duradero.
Fuente: The Age