Unos psicólogos han descubierto que una bebida bien caliente podría bastar para ver el mundo de color de rosa.
Según observaron en el estudio, sostener una taza de café caliente fue suficiente para que los participantes pensasen que unos extraños eran más cordiales y dignos de confianza, mientras que una bebida fría tuvo el efecto contrario.
La temperatura de la bebida influenció también el que las personas se mostrasen más egoístas o espléndidas para con los demás, señalaron los investigadores en la revista Science. Tras observar cómo palabras como “cold” (frío) o “warm” (caliente, pero también: afectuoso, cordial) se utilizan con frecuencia para describir las personalidades, el equipo, dirigido por John Bargh, de la Universidad de Colorado decidió comprobar si las bebidas frías y calientes influenciaban nuestra percepción de los demás.
En un test, se pidió a 41 voluntarios que sostuviesen una taza de café mientras subían en una escalera mecánica para ir a un laboratorio en al cuarta planta. Una vez allí, se les pidió que leyeran acerca de un personaje de ficción y diesen sus impresiones sobre él. Posteriormente, se repitió el test, pero con una bebida fría.
Los psicólogos observaron que los voluntarios percibían a los extraños ficticios como personajes significativamente más afectuosos y cordiales después de sostener la bebida caliente. Cuando se les pidió que puntuaran a los personajes en una escala del uno al siete (siendo 1=frío y 7=afectuoso/cordial), los participantes los consideraron una media de un 11% más cordiales después de haber sostenido la bebida caliente.
Los científicos comprobaron también si la temperatura influenciaba el comportamiento de los participantes, además de su percepción de los otros. Se pidió a los voluntarios que sostuviesen una bolsa terapéutica de calor o de frío de las que se utilizan para las lesiones deportivas. Tras sostener la bolsa durante unos minutos, se les ofreció una bebida para ellos o un vale para un amigo. Los que habían sostenido las bolsas de calor eligieron el vale con más frecuencia.
Fuente: The Guardian