20 de noviembre de 2007

Omega 3 podría matar células de cáncer gástrico


Según foodconsumer.org, un nuevo estudio chino, publicado en el ejemplar de noviembre de 2007 de la revista Zhonghua Wei Chang Wai Ke Za Zhi, señala que la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 podría proteger frente al cáncer gástrico.

Yin Y, de la Universidad Sun Yat-sen, en Guangzhou, China, y sus colegas, descubrieron que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 inhiben el crecimiento in vitro del cáncer gástrico promoviendo la apoptosis, muerte celular programada ausente en las células cancerosas.

Para el estudio, los investigadores trataron la línea celular SGC-7901 del cáncer gástrico humano con ácido eicosapentaenoico (20:5 omega-3, EPA) o ácido docosahexaenoico (22:6 omega-3, DHA) en concentraciones de 10, 20 y 40 mug/ml.

Según el estudio, tanto el EPA como el DHA, dos ácidos grasos omega que se suelen encontrar en el pescado azul, inhibieron considerablemente el crecimiento de las células cancerosas e indujeron la apoptosis en función de la dosis y el tiempo.

Los investigadores escribieron: «Las alteraciones funcionales y de composición en la membrana mitocondrial pueden ser un iniciador importante de la apoptosis inducida por ácidos grasos poliinsaturados omega-3».

19 de noviembre de 2007

Paradoja de obesidad en enfermedades coronarias


Según este artículo publicado esta semana por Reuters, los resultados de un nuevo estudio han detectado la existencia de una «paradoja de la obesidad», que consiste en una inesperada disminución de enfermedades y fallecimientos con un creciente peso corporal o IMC en personas con problemas de corazón y pacientes con angioplastia. Esta paradoja se da también en personas con hipertensión y con arterias coronarias dañadas.

En el estudio, los investigadores observaron que los adultos con sobrepeso y obesos, con hipertensión y enfermedades de las arterias coronarias tenían menos riesgo de sufrir un infarto, apoplejía o muerte, en comparación con sus homólogos de peso normal.

Según señalaron el Dr. Seth Uretsky, del St. Luke’s-Roosevelt Hospital de Nueva York, y sus colegas en la revista American Journal of Medicine, los motivos de este aparente efecto protector de un IMC elevado en dicha población «no están claros».
Los investigadores estudiaron el efecto del sobrepeso y la obesidad sobre cuestiones relacionadas con el corazón en 22.576 personas con tratamiento para la hipertensión y enfermedades coronarias y observaron que, en comparación con los sujetos de peso normal (con un IMC de entre 20 y 25), el riesgo de muerte, infarto o apoplejía era inferior en los sujetos con sobrepeso (IMC entre 25 y 39) y obesidad de clase II y III (IMC igual a 35 o superior).

Según los investigadores, esta «paradoja de la obesidad» se observó en hombres y mujeres de todas las edades, incluso a pesar de que la tensión arterial estuviese mejor controlada en los pacientes de peso normal.

No obstante, a pesar de esta paradoja, los resultados de numerosos estudios señalan los beneficios de una «pérdida de peso intencionada» en pacientes obesos con enfermedades coronarias y también destacan la relación entre la obesidad y otras enfermedades mortales como el cáncer.

15 de noviembre de 2007

Las frutas cítricas potencian los beneficios del té verde


Según un artículo publicado esta semana en ScienceDaily, bastaría con añadir un poco de limón al té para sacar mayor partido de sus propiedades. Y es que un estudio ha observado que los zumos de los cítricos hacen que se conserven más antioxidantes del té verde tras una digestión simulada, lo que implica que dicha combinación es incluso más saludable de lo que se pensaba anteriormente.

El estudio comparó el efecto de varios aditivos de bebidas sobre las catequinas, antioxidantes del té y los resultados sugieren que la adición de zumos de cítricos o de vitamina C al té aumenta el número de catequinas disponibles para su absorción por el cuerpo.

«Aunque estos resultados son preliminares, resulta esperanzador que gran parte del puzzle se resuelva con una química simple», señala Mario Ferruzzi, profesor ayudante de ciencias alimentarias en la Universidad de Purdue y principal autor del estudio.

Las catequinas podrían ser responsables de algunos de los beneficios para la salud del té como la reducción en los riesgos de cáncer, infarto y apoplejía. El problema, según Ferruzzi, es que las catequinas son relativamente inestables en entornos no ácidos como los intestinos y, tras la digestión, quedan menos del 20% del total.

Ferruzzi probó zumos, cremas y otras cosas que se suelen añadir al té haciendo pasar las mezclas por un modelo que simula la digestión gástrica e intestinal, y observó que los zumos de cítricos incrementaban más de cinco veces los niveles de catequinas conservadas, mientras que el ácido ascórbico o vitamina C aumentaba los niveles de las dos catequinas más abundantes 6 y 13 veces, respectivamente.

El estudio, publicado este mes en la revista Molecular Nutrition and Food Research, descubrió también que la leche de vaca, de arroz y de soja parece tener un efecto estabilizante moderado. Sin embargo, Ferruzzi afirma que el resultado es engañoso; se trata de una interacción química entre las proteínas de la leche y las catequinas del té que aparentemente ayuda a proteger el complejo de la degradación pero que, probablemente, en un sistema digestivo humano sano, se vea superada por la enzimas.

La combinación del limón con el té es mejor incluso de lo que sugiere su fama. El zumo de limón logró conservar un 80% de las catequinas del té. Después del limón, en cuanto a nivel estabilizante, se encuentran los zumos de naranja, de lima y de pomelo.

Aunque este estudio se hizo solo para el té verde, Ferruzzi sospecha que algunos resultados se podrían aplicar también al té negro, que se obtiene por fermentación del verde.

Actualmente, Ferruzzi colabora con el Purdue Botanicals Research Center, financiado por el NIH, en un estudio en vivo destinado a evaluar la habilidad de los zumos y la vitamina C para incrementar los niveles de catequinas en los intestinos y el torrente sanguíneo de los animales y, por extensión, en los de los humanos.
«Este estudio está diseñado para superar las limitaciones impuestas por nuestro modelo digestivo», señala, ya que «la digestión humana es mucho más compleja».

14 de noviembre de 2007

Dieta sana para evitar demencia senil


Según un artículo publicado esta semana en BBCNews, científicos estadounidenses han desvalado más pruebas de que una dieta rica en pescado azul y vegetales puede reducir las posibilidades de desarrollar demencia en las últimas etapas de la vida.

Otros estudios publicados en revistas estadounidenses sugieren también que la dieta mediterránea o el consumo de suplementos de betacaroteno a largo plazo podrían proteger de la enfermedad. Ambos contienen antioxidantes, que protegen el cerebro.

El primer estudio, publicado en la revista Neurology, analizó las dietas de más de 8.000 hombres y mujeres sanos de más de 65 años y en el se observó que los que tomaban ácidos grasos omega-3 con regularidad (presentes en algunos aceites de cocina, pescado azul y productos con suplementos de omega-3) eran mucho menos propensos a desarrollar demencia en los cuatro años siguientes. Además, las personas que consumían pescado al menos una vez a la semana tenían un 40% menos de riesgo de desarrollar la enfermedad, mientras que la ingesta de fruta y vegetales una vez al día reducía el riesgo en un 35%. En cambio, el consumo de otros tipos de aceites que contienen omega-6 en lugar de omega-3, como el de girasol, duplicaba el riesgo.

El segundo estudio analizó los efectos de los suplementos de betacarotenos durante una media de 18 años. Los 4.000 voluntarios tomaron una pastilla de betacarotenos o bien un placebo si ingrediente activo cada día. Durante el estudio, los que tomaban el betacaroteno obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas mentales, especialmente en las de “memoria verbal”.

El motivo por el cual estos alimentos o suplementos pueden proteger frente a la demencia se desconoce, pero muchos expertos sugieren que los antioxidantes pueden frenar el daño de las células del cuerpo que por lo general se acumula a lo largo de la vida.

Por otra parte, la Dra. Kristine Yaffe, de la Universidad de California, en San Francisco, señala que los resultados de los diversos estudios acerca de los suplementos de betacarotenos son muy diversos y un análisis global no justifica su uso para impulsar la memoria. De hecho, incluso hay un estudio que sugiere que la ingesta de betacarotenos a largo plazo puede ser perjudicial.

No obstante, según Susanne Sorensen, Directora de Investigación de la Alzheimer’s Society, las personas deberían ser conscientes de que hay cosas que pueden hacer, como adoptar la llamada “dieta mediterránea”, para reducir su riesgo de desarrollar la enfermedad. «La mayoría de la población puede reducir su riesgo siguiendo una dieta rica en vegetales, fruta y pescado», señala Sorensen. Fuente: BBC Health

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13 de noviembre de 2007

Consecuencias de la obesidad para la salud


Cuando la obesidad sobrecarga al cuerpo con un exceso de nutrientes, algunas partes empiezan a fallar. La obesidad contribuye a enfermedades coronarias, apoplejía, diabetes, hipertensión, algunos cánceres, enfermedades hepáticas, disfunción inmune, dolores articulares, etc. con tantas partes del cuerpo afectadas, los estudios sobre los efectos de la obesidad para la salud que se concentran en un solo órgano o sistema corporal pueden pasar por alto sucesos subyacentes comunes que se producen a nivel celular por todo el cuerpo.

Una investigación en obesidad publicada en el ejemplar del 9 de noviembre de 2007 de la revista Science y reflejada en este articulo de Physorg, propone la necesidad de un nuevo enfoque mucho más amplio para desvelar las causas y consecuencias de la obesidad.

El Dr. Brent E. Wisse, el Dr. Michael Schwartz y el Dr. Francis Kim, autores del artículo titulado «An Integrative View of Obesity», son investigadores en la regulación de peso corporal de la Universidad de Washington.

Los autores señalan el trabajo del Dr. Gökhan S. Hotamisligil, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, y de otros que han propuesto que los problemas metabólicos surgen cuando las células del cuerpo deben hacer frente a un exceso de nutrientes. El exceso se produce cuando el cuerpo consume más energía en forma de alimentos de la que necesita para cubrir sus necesidades energéticas. Hotamisligil y otros científicos han descubierto que un abastecimiento excesivo dispara varias respuestas dañinas similares en diversos tipos de células: células hepáticas, células que recubren los vasos sanguíneos, células de los músculos, del sistema inmunológico e incluso del cerebro.

Según el artículo de Science Perspective, identificar similaridades sobre cómo responden los distintos tipos de células ante el exceso de nutrientes podría revelar por qué tanta gente engorda y después son incapaces de adelgazar.

El cuerpo protege activamente sus reservas de grasa, señalan los autores, por lo que para descifrar las causas de la obesidad se debería tener en cuenta la “defensa” que el cuerpo hace de estas reservas. Averiguar los patrones de respuesta celular ante el exceso de nutrientes podría revelar también, según los autores, por qué comer en exceso y la obesidad conducen a tantas enfermedades, e incluso explicar por qué los animales con una dieta baja en calorías viven más tiempo.

Entre las respuestas de las células está producir demasiadas moléculas conocidas como especies oxidante-reductoras. Estas moléculas originan un problema llamado estrés oxidativo que daña la estructura celular. El exceso de nutrientes impide, además, las etapas finales de la producción de proteínas y frena el ritmo de las mitocondrias, con la consecuente acumulación de derivados de ácidos grasos.

Todas estas respuestas producen inflamación, lo que puede bloquear la acción de la insulina, hormona que estimula la absorción de nutrientes por parte de las células.
Científicos de varios laboratorios tienen datos también que indican que las respuestas de las células nerviosas al exceso de nutrientes podrían interferir con la insulina y las señales del control del apetito al cerebro. Además, según varios estudios, el exceso de nutrientes conduce a la inflamación de las células pancreáticas que producen la insulina.

Según los autores, estas secuencias de sucesos concretos no son la única clave para entender la obesidad y sus consiguientes problemas médicos, pero sí ilustran cómo diferentes tipos de problemas en distintos órganos (enfermedad coronaria, diabetes, etc.) se pueden deber en parte a una respuesta celular común a muchas partes del cuerpo.

11 de noviembre de 2007

Demasiada grasa podría alterar nuestro reloj interno


Unos científicos afirman que una dieta rica en grasas puede descontrolar el reloj interno del cuerpo. Según ellos, solo unas cuantas comidas con un elevado contenido en grasa son suficientes para trastocar el reloj interno del cuerpo, entrando en un círculo vicioso que puede conducir a la obesidad o la diabetes.

Los investigadores de la Universidad de Northwestern y del Evanston Northwestern Healthcare en Illinois, sugieren que comer en exceso altera el mecanismo interno del reloj corporal y trastoca el ritmo de señales internas como el control del apetito. Según ellos, el cambio se puede producir en cuestión de días.

Este reloj interno, conocido como reloj circadiano, controla los ritmos diarios del cuerpo, regulando cuando dormir, despertar, comer, etc. Se trata de un antiguo mecanismo para adaptar el comportamiento a los cambios en el entorno externo, que varían según la rotación de la Tierra y los ciclos de luz y oscuridad.

Otra investigación, realizada por el Dr. Joe Bass, observó que un reloj corporal defectuoso puede incrementar el riesgo de obesidad y de diabetes, pero este estudio más reciente demuestra que comer en exceso puede desencadenar el proceso.

Para el estudio, los investigadores utilizaron dos grupos de ratones genéticamente similares. Durante dos semanas todos siguieron una dieta normal; luego, la mitad de los ratones continuó con dicha dieta, mientras la otra mitad pasó a una dieta rica en grasas en las que el 45% de las calorías procedía de grasas.

El estudio se realizó a oscuras para evitar que cualquier factor externo guiara a los animales y se observó que, en dos semanas, los ratones de la dieta rica en grasas empezaron a cambiar sus hábitos y pasaron a comer y descansar a horas inadecuadas, mientras que los de la dieta normal no modificaron su comportamiento.
Los investigadores observaron cambios también en los componentes moleculares del reloj circadiano y en importantes aspectos de la química metabólica.

Para el Dr. Bass, el hecho de que los animales de la dieta rica en grasas pasaran a comer a deshoras, consumiendo prácticamente todo el exceso de calorías cuando deberían estar durmiendo, es equiparable las personas que van a la nevera en medio de la noche y se hinchan de comida basura.

Según él, estos genes metabólicos controlados por reloj están expresados en partes del cerebro, así como en el hígado y el tejido adiposo, y la dieta rica en grasas suprime la actividad de los genes del reloj interno. Además de los cambios en la actividad y la alimentación, también se ven alterados los procesos moleculares que intervienen en el metabolismo.

La investigación, publicada en el número actual de la revista Cell Metabolism, una publicación de Cell Press, ha sido financiada por los Institutos Nacionales de Salud y por aportaciones de Amylin Pharmaceuticals y Eli Lilly and Co.

Fuente: News Medical Net

9 de noviembre de 2007

Obesidad y cáncer


Según este artículo de la BBC, un estudio financiado por Cancer Research UK afirma que, cada año, unas 6.000 mujeres de mediana edad o mayores desarrollan un cáncer en el Reino Unido debido a su obesidad o sobrepeso.

En el estudio publicado en línea en el British Medical Journal, en el que se analizaron 45.000 casos de cáncer en 1 millón de mujeres durante siete años, se afirma que esto se produce en el 5% de dichos casos. Según él, el exceso de grasa es el reponsable del 50% de los casos de cáncer de útero y de un tipo de cáncer de esofágico.

La semana pasada un estudio internacional señalaba la relación existente entre el cáncer y el peso. En él, el World Cancer Research Fund advertía de que un exceso de peso incrementaba significativamente riesgo de cáncer.

Las cifras indican que alrededor de un 23% de todas las mujeres de Inglaterra son obesas y un 34% padecen de sobrepeso.

El último estudio analizó la frecuencia con la que una serie de cánceres se desarrollaron en 1,2 millones de mujeres del Reino Unido, de entre 50 y 64 años de edad, durante un período de siete años. Durante ese tiempo se desarrollaron más de 45.000 casos de cáncer y se produjeron 17.000 muertes por dicha enfermedad.
El Dr. Gillian Reeves, de la Universidad de Oxford, afirmó: «Calculamos que el sobrepeso o la obesidad son responsables de unos 6.000 de los 120.000 nuevos casos de cáncer que se producen cada año en las mujeres de mediana edad y mayores del Reino Unido.

Según él, la investigación indica también que el sobrepeso tiene un impacto mucho mayor en el riesgo de algunos cánceres que en otros. Así, por ejemplo, dos tercios de los 6.000 cánceres adicionales cada año por sobrepeso u obesidad serían de útero o mama.

La investigación observó también que la relación entre el peso y el riesgo de cáncer depende de la etapa de la vida en que se encuentren las mujeres. Por ejemplo, el sobrepeso únicamente incrementa el riesgo de cáncer de mama tras la menopausia y el de cáncer de útero antes de la menopausia.

Según el Dr. Ian Campbell, director médico de la organización Weight Concern: «Mientras que antes se creía que se podía hacer muy poco para prevenir el cáncer, ahora es evidente que el estilo de vida influye considerablemente en el riesgo de esta enfermedad».

8 de noviembre de 2007

Dietas bajas en colestoral podría incrementar riesgo de cáncer


Según un artículo publicado este mes en google-sina.com, investigadores del Rowett Research Institute de Aberdeen, en el Reino Unido, sugieren que las dietas bajas en hidratos de carbono, como la Atkins, podrían reducir una bacteria que combate el cáncer, incrementando el riesgo de cáncer de intestino.

En el estudio, en el que se asignaron tres dietas con diferentes niveles de carbohidratos (bajo, medio y alto) a 19 hombres con sobrepeso, los investigadores observaron una relación entre el consumo de hidratos de carbono y la producción de un ácido graso en el intestino que protege del cáncer colorectal.

Los hombres de la dieta rica en carbohidratos consumieron 400 gr. de hidratos de carbono al día (lo habitual en una dieta promedio) mientras que los los de la dieta baja en carbohidratos consumieron tan solo 24 gr. diarios (cantidad normal en este tipo de dietas); estos últimos experimentaron una caída en los niveles de la bactería que combate el cáncer.

Según el Prof. Harry Flint, del Rowett Research Institute, es una bacteria la que produce el ácido butirato que ayuda eliminar las células cancerosas y las dietas bajas en carbohidratos pueden producir una reducción de hasta cuatro veces en el número de esta bacteria.

Aunque las dietas bajas en carbohidratos han demostrado ser eficaces, muchos profesionales las consideran insanas, especialmente a largo plazo. Según el Prof. Flint, este tipo de dietas podrían llegar a contribuir al cáncer de colon a largo plazo, dado que existen pruebas de que una dieta pobre incrementa el riesgo de este tipo de cáncer.

La dieta Atkins ha sido aclamada por mucha gente famosa, porque les ha ayudado a adelgazar. Consiste en una reducción drástica de los alimentos ricos en hidratos de carbono durante dos semanas, período en el que en la mayoría de los casos se produce una enorme pérdida de paso. Después de estas dos semanas, se deben ir incrementando lentamente los niveles de carbohidratos, pero según Flint, muchas personas caen en la tentación de mantenerlos bajos, lo que aumenta las probabilidades de desarrollar un cáncer de intestino.

Según otros expertos, el riesgo de cáncer de intestino aumenta cuando la gente consume mucha grasa animal.

En general, se recomienda seguiruna dieta sana y equilibrada, rica en fibra, fruta y vegetales y baja en carnes rojas y procesadas.

Fuente: Google Sina

4 de noviembre de 2007

Obesidad y cáncer


Según un artículo publicado esta semana en healthscout.com, un nuevo estudio sugiere que controlar el peso, hacer ejercicio y una nutrición adecuada, son la clave para reducir el riesgo de cáncer; y cuanto antes se adopten este tipo de prácticas, mejor.

Según el informe del American Institute for Cancer Research y el World Cancer Research Fund británico, otros factores como el peso de nacimiento, la reproducción, la lactancia y la altura y el peso en edad adulta también influyen en el riesgo de cáncer. En él, sus autores afirman que entender de qué modo influyen estos factores en el riesgo de cáncer y cómo utilizar esta información para prevenir la enfermedad ofrece nuevas yu prometedoras direcciones para la investigación sobre el cáncer.

«Debemos pensar en el cáncer como producto de numerosas influencias a largo plazo, no como algo que simplemente sucede», señala el Dr. Walter J. Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la Universidad de Harvard y uno de los 21 autores del informe “Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Cancer: A Global Perspective”.

«Examinar las causas del cáncer de este modo, a lo largo de toda la vida, se conoce como enfoque del curso de la vida», añadió.

El informe, elaborado por científicos de todo el mundo a partir de un análisis de más de 7.000 estudios, ofrece 10 recomendaciones para ayudar a prevenir el cáncer, que incluyen mantenerse delgado, realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario, reducir la ingesta de carne roja y alcohol y evitar las carnes procesadas.

1 de noviembre de 2007

Alimentación sana en el trabajo


Mantener unos hábitos alimenticios adecuados en el trabajo puede resultar difícil. Según una nueva encuesta de Working Mother Media, 8 de cada 10 mujeres coinciden en que el acceso a alimentos adecuados y nutritivos a la hora de la comida y de los aperitivos les ayudaría a controlar mejor su peso y vencer los malos hábitos alimenticios en la oficina.

Sin embargo, aunque más del 80% de las mujeres encuestadas están de acuerdo en que la nutrición es importante, reconocen que solo prestan de vez en cuando atención a las elecciones de alimentos que realizan.

Prácticamente todas las mujeres encuestadas coinciden en que tanto la saciedad como la comodidad son importantes para los alimentos que toman en el trabajo. A continuación se indican algunas recomendaciones para mantener una rutina alimentaria saludable durante la semana:

  • Acostúmbrate a llevar la comida. Prepárala la noche anterior asegurándote de llevar una comida equilibrada. Puedes incorporar carne, pollo, pavo, jamón, pescado, huevos, queso bajo en grasa, un yogur desnatado y frutos secos.
  • Elige alimentos ricos en proteínas y fibra. Muchas mujeres afirman pasar hambre todo el día mientras trabajan. Este tipo de alimentos ayudan a sentirse lleno y controlar los niveles de apetito para no pasarse el día picando.
  • Prueba una fruta o vegetal nuevo cada semana. Si se elige lo mismo por rutina día tras día, puede acabar aburriendo. Prueba cosas nuevas para mantener tu interés en las comidas de diario.
  • Hidratate. Conviene tener agua a mano para mantenerse sano. Sustituye por agua el zumo, los refrescos, el café o cual sea tu bebida habitual.
  • Defiende la iniciativa en el trabajo, animando a los directivos de tu empresa a promover unos hábitos alimentarios saludables en el entorno de trabajo. Puedes sugerir que incluyan una oferta más amplia de alimentos saludables en la cafetería de su lugar de trabajo o en las máquinas expendedoras.