7 de agosto de 2007

Los beneficios del brécol


El brécol ‘detiene’ el cáncer de próstata

Según un artículo publicado esta semana en BBCNews, investigadores estadounidenses afirman que el consumo regular de brécol y coliflor reduce el riesgo de muerte por cáncer de próstata.

Varios estudios había indicado previamente una relación entre el consumo de vegetales y una reducción en el riesgo de cáncer de próstata, pero los resultados no fueron concluyentes y muchos de ellos no estudiaron las formas más mortíferas de la enfermedad. Aún así, los expertos solían aconsejar que el mejor modo de reducir el riesgo de cáncer era seguir una dieta equilibrada con mucha fruta y vegetales.

Sin embargo, el nuevo estudio de 1.300 hombres, publicado en la revista Journal of the National Cancer Institute, ha descubierto que estos vegetales son los mejores como protección frente a tumores agresivos.

Según los investigadores, ya se sabía que el brécol y la coliflor contienen compuestos anticancerígenos.

El equipo, formado por investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU y de la organización Cancer Care Ontario, de Toronto, realizó cuestionarios alimenticios en un grupo de pacientes diagnosticados con cáncer de próstata. Los investigadores observaron que el consumo de frutas y vegetales en general no estaba asociado con el riesgo de cáncer de próstata, mientras que un consumo elevado de vegetales crucíferos y de hoja verde, especialmente el brécol y la coliflor, sí estaba asociado a una disminución en el riesgo de cáncer de próstata agresivo.

Una ración semanal de coliflor se asoció a una reducción del 52% y cantidades similares de brécol redujeron el riesgo en un 45%.

El consumo de espinacas también parecía estar asociado a una reducción en el riesgo, pero los resultados resultaron no ser significativos cuando el cáncer se había extendido más allá de la próstata.

«El cáncer de próstata agresivo es biológicamente virulento y se asocia con un pésimo pronóstico», señaló la investigadora principal del estudio, la Dra. Victoria Kirsch, de Cancer Care Ontario. «Si finalmente se descubre que la asociación que hemos observado es causal, un posible modo de reducir la incidencia de esta enfermedad sería a través de prevención primaria, incrementando el consumo de brécol, coliflor y, quizá también, espinacas».

En cualquier caso, destacó que los hombres que consumen muchos de estos vegetales pueden estar más sanos en general.

Según Chris Hiley, director de investigación de The Prostate Cancer Charity: «Otros estudios han mostrado la importancia potencial del brécol y la coliflor en la defensa frente al cáncer de próstata». Sin embargo, «durante la espera de pruebas definitivas, los hombres deberían tomar a menos cinco raciones de fruta y vegetales al día», como indican los expertos.

Fuente: BBC News

3 de agosto de 2007

La cafeína y el ejercicio podrían reducir el riesgo de cáncer de piel


Según un artículo publicado esta semana por Reuters, investigadores de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, afirman que el ejercicio combinado con el consumo moderado de cafeína podría ayudar a proteger del cáncer de piel inducido por el sol.

Los experimentos realizados con ratones han apuntado a que, de algún modo, la cafeína y el ejercicio juntos facilitan la destrucción de las células precancerosas cuyo ADN se ha visto dañado por la radiación UV-B.

«Creemos que será importante para la prevención y, posiblemente, no sólo del cáncer de piel, sino también de otros tipos de cáncer», señaló el investigador de Rutgers Allan Conney, uno de los científicos del estudio.

Los investigadores estudiaron grupos de ratones sin pelo previamente expuestos a lámparas de radiación UV-B que habían dañado el ADN de sus células epiteliales. Un grupo tomó agua que contenía una cantidad de cafeína equivalente en humanos a un par de tazas de café diarias; el segundo grupo hizo ejercicio en una rueda; el tercero, se ejercitó y tomó la cafeína; y el cuarto, no hizo ejercicio ni tomó cafeína.

Tanto la cafeína como el ejercicio por separado incrementaron aproximadamente un 100% la capacidad de los ratones para eliminar las células precancerosas que podían derivar en un cáncer de piel en comparación con los que no tomaron ni hicieron nada. Pero además, los ratones que combinaron ambas cosas mostraron un incremento en esta capacidad de cerca de del 400%.

Los investigadores están ansiosos por descubrir si estos resultados se pueden aplicar a los humanos. No obstante, mientras tanto, advierten a la gente que no deje de usar los protectores solares. “No deben creer que saliendo a hacer un poco de ejercicio y bebiendo mucho café van a estar protegidos”, señala Conney.
El estudio se ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Los investigadores han recordado, también, que estudios previos han proporcionado pruebas de que el ejercicio y el consumo de cafeína en forma de café, puede estar relacionado con una reducción en el riesgo de otros tipos de cáncer.
Conney pretende averiguar, ahora, el modo preciso por el cual la combinación de ambas cosas produce este efecto protector sobre la piel dañada por el sol.

Fuente: Reuters

2 de agosto de 2007

La carne y los productos lácteos orgánicos mejoran la leche materna


Según un artículo publicado esta semana en earthtimes.org, un nuevo estudio publicado en la revista British Journal of Nutrition, señala que los productos cárnicos y lácteos orgánicos en la dieta de las madres afecta positivamente a la calidad nutricional de la leche materna, incrementando de forma importante los ácidos grasos beneficiosos.
Concretamente, una dieta en la que el 90% o más de los productos cárnicos y lácteos sean orgánicos está correlacionada con unos niveles considerablemente más elevados de ácido linoléico conjugado (CLA). El CLA es un tipo de grasa que se cree posee efectos anticancerígenos, antiaterosclerosis, antidiabetes y de refuerzo del sistema inmunológico, así como una influencia favorable en la composición de la grasa corporal. Se cree que, en los recién nacidos, el CLA ayuda al desarrollo del sistema inmunológico.
«Este estudio demuestra que las madres que amamantan a sus hijos pueden influir en el aporte y la calidad de los ácidos grasos que toman sus hijos, siguiendo una dieta con productos lácteos orgánicos», señala el Dr. Lukas Rist, autor principal del estudio y director de investigación del Hospital Paracelsus, en Suiza.
En el estudio participaron 321 mujeres de los Países Bajos con hijos de un mes de edad.
Otros estudios recientes se suman al creciente número de pruebas de que los alimentos orgánicos ofrecen importantes beneficios nutricionales. Se ha demostrado que las vacas cuyo alimento proviene, en su mayoría, de las praderas de pastoreo producen leche con unos niveles inferiores de grasas saturadas (las “malas”) y unas concentraciones más elevadas de ácidos grasos insaturados y CLA (las “buenas”).
«Muchos consumidores saben que los alimentos orgánicos reducen su exposición a pesticidas, hormonas y antibióticos,pero este estudio muestra que los alimentos orgánicos también ofrecen una calidad nutricional superior», señala Charlotte Vallaeys, analista de políticas alimentarias y agrarias del Instituto Cornucopia.
«Hay una sinergia y una lógica en el enfoque que los granjeros orgánicos siguen en su modelo de producción», señala Dave Minar, de Cedar Summit Dairy, un productor agrícola orgánico de New Prague, Minnesota. «Concentrarse en la salud y fertilidad del suelo da como resultado unos pastos de calidad nutricional superior, lo que deriva en un ganado increíblemente más saludable. No debería resultar tan sorprendente que un creciente número de pruebas científicas respalde los beneficios de una dieta orgánica, especialmente en el caso de bebés y niños».
Fuente: Earth Times

25 de julio de 2007

Los refrescos light y riesgos para la salud


Según un artículo publicado esta semana por Reuters, investigadores estadounidenses han afirmado que los refrescos con gas, incluidos los light, podrían estar relacionados con un incremento en los factores de riesgo asociados a enfermedades coronarias y a la diabetes.

Los investigadores observaron que los adultos que beben al menos un refresco con gas al día tienen alrededor de un 50% más de riesgo de desarrollar un síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo entre los que se incluyen un exceso de grasa alrededor de la cintura, unos niveles bajos de colesterol «bueno», una tensión arterial alta, etc.

«Cuando se padece de síndrome metabólico, el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria o sufrir una apoplejía se duplica; además, del riesgo añadido de desarrollar una diabetes», señala el Dr. Ramachandran Vasan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, cuyo trabajo se ha publicado en la revista Circulation.

Estudios previos han relacionado el consumo de refrescos azucarados con gas con múltiples factores de riesgo relacionados con enfermedades coronarias, pero Vasan y sus colegas han descubierto que esta relación se extiende también a los refrescos Light.

En el estudio participaron alrededor de 6.000 hombres y mujeres de mediana edad, a los que se observó durante cuatro años. Los que bebían uno o más refrescos con gas al día tenían un 31% más de riesgo de volverse obesos; un 30% más de riesgo de aumentar considerablemente la circunferencia de la cintura, algo que se ha observado que predice el riesgo de enfermedad coronaria mejor que el peso de por sí; un 25% más de riesgo de tener unos niveles elevados de triglicéridos en sangre, así como de azúcar en sangre y un 32% más de riesgo de tener unos niveles bajos de HDL o colesterol «bueno».

Los investigadores analizaron también una muestra más pequeña de participantes de los que se disponían datos sobre el consumo de refrescos Light. Los que bebían al menos un refresco normal o Light al día tenían entre un 50% y un 60% más de riesgo de desarrollar un síndrome metabólico.

Según Vasan, las personas que consumen refrescos, ya sean Light o azucarados, tienden a tener patrones dietéticos similares. «Por lo general, los bebedores de refrescos tienden a ingerir más calorías, consumir más grasas saturadas y ácidos grasos trans, tomar menos fibra, hacer menos ejercicio y llevar una vida más sedentaria», comenta.

Los investigadores realizaron ajustes considerando todos estos factores y, aún así, observaron una relación importante entre el consumo de refrescos y el riesgo de desarrollar un síndrome metabólico. Sin embargo, según Vasan, esto no demuestra que los refrescos sean la causa.

«Antes de que la gente modifique sus hábitos, nos gustaría ver estos datos repetidos en otros estudios», señala.

Fuente: Reuters

24 de julio de 2007

Proteina demuestra la grasa corporal


Una proteína que transporta la vitamina A podría revelar la grasa corporal oculta

Según un artículo publicado este mes por Reuters, una nueva investigación indica que medir los niveles en sangre de un transportador químico de la vitamina A podría ser útil para calcular la «grasa intraabdominal» de una persona, un tipo de grasa que se encuentra en el interior del abdomen y no es visible, pero puede tener efectos adversos sobre la salud.

Además, según un informe publicado en la revista Cell Metabolism, medir los niveles de este transportador químico, conocido como proteína de enlace con el retinol (RBP4), podría ayudar a identificar a los pacientes con resistencia a la insulina, un trastorno en el metabolismo del azúcar asociado con el desarrollo de la diabetes de tipo 2.

Unos niveles elevados en sangre de RBP4 «parecen ser un buen indicador de la resistencia a la insulina y de un nivel elevado de grasa intraabdominal, dos factores de riesgo extremadamente difícil de evaluar… dado que requieren complicadas pruebas biomédicas y técnicas imagen avanzadas», señaló el Dr. Timothy E. Graham, del centro médico Beth Israel Deaconess y la Facultad de Medicina de Harvard, Boston.

En el presente estudio, en el que participaron 196 sujetos, Graham mostró que el RBP4 es mucho más abundante en la grasa intraabdominal que en la que se encuentra bajo la piel, fácilmente visible.

Como se ha indicado, se observaron unos niveles elevados de esta proteína en sujetos con grandes cantidades de grasa intraabdominal y en los que presentaban resistencia a la insulina. De hecho, se observó que el RBP4 era mejor predictor de la grasa intraabdominal y la resistencia a la insulina que muchas otras pruebas sanguíneas que se utilizaron.

Monitorizar los niveles de RBP4 «podría proporcionar algún día una herramienta sencilla para la evaluación de riesgos y la adaptación de los tratamientos a cada paciente», concluye Graham. Además, los recientes descubrimientos relacionados con el RBP4 podrían ayudar a explicar por qué unos niveles de grasa intraabdominal incrementa el riesgo de infarto y apoplejía.

Fuente: Reuters

23 de julio de 2007

Alimentos que potencian los fármacos


Los alimentos adecuados pueden potenciar el efecto de los fármacos

Según un artículo publicado esta semana en BBCNews, expertos oncólogos de la Universidad de Chicago ha afirmado en la revista Journal of Clinical Oncology que combinar las medicinas con los alimentos adecuados podría mejorar la eficacia de los fármacos y reducir los costes del tratamiento.

Los comentarios se basan en una investigación que indica que tomar un fármaco para el cáncer de mama con alimentos grasos, en lugar de con el estómago vacío, impulsa la absorción del fármaco, lo cual implica que los pacientes podrían tomar dosis más pequeñas, reduciendo los costes.

Previamente, los expertos habían advertido acerca de los posibles riesgos de las interacciones entre fármacos y alimentos. Según ellos, estas interacciones podían hacer que los fármacos se volviesen tóxicos o menos eficaces.

Sin embargo, los profesores Mark Ratain y Ezra Cohen afirman que los últimos resultados acerca de las interacciones entre alimentos y fármacos para el tratamiento del cáncer se podrían aprovechar para ayudar a reducir los costes e incrementar los efectos beneficiosos de dichos fármacos.

Los investigadores observaron que tomar el fármaco lapatinib (TYKERB) con alimentos, en lugar de con el estómago vacío (como se sugiere en el prospecto), incrementa un 167% la presencia del fármaco en el cuerpo, lo que significa que el fármaco podría resultar más eficaz. Al tomarlo con alimentos ricos en grasa los niveles ascendieron hasta un 325%.

Según Ratain, bebiendo al mismo tiempo zumo de pomelo, que se sabe que incrementa la velocidad con la que algunos fármacos llegan al flujo sanguíneo, podría incrementar aún más estos porcentajes.

Por ejemplo, uno de los efectos secundarios del lapatinib es la diarrea, que se cree se produce a causa de la parte de fármaco que no se absorbe, por lo que tomar dosis más pequeñas con alimentos que impulsen su absorción ayudaría a reducir estos efectos.

Sin embargo, los autores advierten que los pacientes deben evitar realizar sus propios experimentos y señalan que es necesario realizar más investigaciones para evaluar los efectos de estas combinaciones en pacientes. Por su parte, ya están realizando un estudio para analizar los efectos de combinar un fármaco con el zumo de pomelo.

Según Cohen: «Si llegamos a entender la relación entre, por ejemplo, el zumo de pomelo y fármacos de uso frecuente, como las estatinas, un fármaco que millones de personas toman a diario para prevenir enfermedades coronarias, podríamos ahorrarnos una fortuna en costes».

La Dra. Joanne Lunn, nutricionista de la British Nutrition Foundation, está de acuerdo en que es necesario investigar más al respecto, ya que la dieta y los fármacos pueden interferir entre sí de muchas formas.

Fuente: BBC

19 de julio de 2007

Relacionan el pomelo con el cáncer de mama


Según un artículo publicado estas semana en BBCNews, científicos estadounidenses afirman que el consumo diario de grandes cantidades de pomelo podría incrementar casi un tercio el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

En un estudio de 50.000 mujeres posmenopáusicas se observó que simplemente la ingesta de un cuarto de pomelo al día incrementa el riesgo hasta un 30%.

Se cree que esta fruta aumenta los niveles de estrógenos: hormona relacionada, según el British Journal of Cancer, con un mayor riesgo de padecer la enfermedad. Sin embargo, los investigadores y otros expertos señalan que es necesario investigar todavía más sobre el tema.

En el estudio, las mujeres tuvieron que rellenar una encuesta acerca de la frecuencia con la que tomaban pomelo y cuánta cantidad.

Los investigadores, de las universidades de California del Sur y Hawaii, observaron que las mujeres que ingerían un cuarto de pomelo o más al día tenían un mayor riesgo de desarrollar un cáncer de mama que las que no tomaban esa fruta en absoluto.

Estudios anteriores han demostrado que una molécula llamada citocroma P450 3A4 (CYP3A4) participa en la metabolización de los estrógenos. Y el pomelo puede impulsar los niveles de estrógenos en sangre inhibiendo esta molécula, lo que permite la formación de estas hormonas.

Los investigadores observaron también que las mujeres que tomaban al menos un cuarto de pomelo al día, los niveles de estrógenos eran más elevados. Y añaden: «Es de sobra sabido que los estrógenos están relacionados con el riesgo de cáncer de mama». De esto se deduce que «si la ingesta de pomelo afecta al metabolismo de los estrógenos conduciendo a unos niveles más elevados en sangre, entonces, es biológicamente plausible que la ingesta regular de pomelo incremente el riesgo de cáncer de mama».

Según los investigadores, esta es la primera vez que se relaciona un alimento de consumo habitual con un aumento en el riesgo del cáncer de mama en mujeres mayores. Sin embargo, advierten que es necesario seguir investigando para confirmar estos resultados, ya que por ejemplo, este estudio solo ha tenido en cuenta la fruta en sí y no el zumo de pomelo.

Según la Dra. Joanne Lunn, nutricionista de la British Nutrition Foundation: «Aunque empezamos a ser más conscientes de cómo puede influir nuestra dieta en el riesgo de enfermedades como el cáncer, todavía estamos lejos de identificar alimentos concretos que puedan aumentar o disminuir el riesgo de enfermedades de forma específica».

Sin embargo, señala que sí hay algunos patrones dietéticos relacionados con una reducción en el riesgo de ciertos tipos de cáncer y se sabe que una dieta rica en una serie frutas y vegetales variados podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedad coronaria y de algunos cánceres.

Fuente: BBC News

18 de julio de 2007

Grasas buenas y grasas malas


En un artículo publicado este mes en timesunion.com, se indican algunos datos para identificar las grasas que debemos tomar o eliminar de la dieta. Cabe observar que todos los tipos de grasa contienen las mismas 9 calorías por gramo, de modo que aunque el aceite de oliva pueda ser bueno para el corazón y el tocino malo, ambas cosas nos harán engordar si tomamos cantidades excesivas.

Los ácidos grasos omega-3: aunque en realidad se encuadran en el grupo de los poliinsaturados, se suelen considerar como una categoría aparte. Son buenos para las enfermedades coronarias, el cáncer, las articulaciones inflamadas e, incluso, para el eczema y la depresión. Se encuentran en el pescado, el marisco, las semillas de lino, las nueces, la canola y el aceite de soja.
Función básica: baja el colesterol malo, sube el colesterol bueno.

Grasas monoinsaturadas: reducen las grasas malas e incrementan las buenas en la sangre. También ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre. Se encuentran sobre todo en las aceitunas, el aceite de oliva, el aceite de canola, el aceite de cacahuete, los anacardos, almendras, cacahuetes y aguacates.
Función básica: baja el colesterol malo, sube el colesterol bueno.

Grasas poliinsaturadas: líderes a la hora de reducir los niveles de colesterol, aunque en los últimos años han pasado a una posición secundaria en favor de los omega-3 y las grasas monoinsaturadas. Las grasas poliinsaturadas proporcionan ácidos grasos saludables, pero son mejores aún subordinadas a los omega-3 y las grasas monoinsaturadas. Se encuentran en las nueces, las semillas de lino, los granos integrales y los aceites vegetales, incluido el de canola, el de girasol, el de soja y el de maíz.
Función básica: baja el colesterol malo, sube el colesterol bueno.

Grasas saturadas: se sabe que atascan las arterias y se sospecha que puedan ser las causantes de otros problemas que afectan a la salud coronaria. Se encuentran en los alimentos de origen animal: ternera, cerdo, cordero, mantequilla, nata, helado y otros productos lácteos enteros. Son malas, pero añaden mucho sabor a los alimentos. Aceptables en pequeñas dosis.
Función básica: incrementa el colesterol malo.

Ácidos grasos Trans: ignoradas durante décadas. Ahora se sabe que son realmente malas. Incrementan el colesterol malo que atasca las arterias. Su posición es delicada cuando aceites líquidos saludables están procesados en grasa vegetal sólida, como en la margarina. Están presentes en numerosos alimentos procesados: galletas saladas, pasteles, galletas dulces, pastas, cereales, sopas y aliño para ensaladas. A menudo figura etiquetado como «aceite vegetal parcialmente hidrogenado».
Función básica: incrementa el colesterol malo.

Fuente: Times Union

13 de julio de 2007

Altos niveles de urato en la sangre puede reducir Parkinson


Relacionan los niveles elevados de urato en sangre con una reducción en el riesgo de Parkinson

Según un artículo publicado el mes pasado en la Web de la Harvard School of Public Health (HSPH), en un nuevo estudio prospectivo a gran escala en el que se estudió la relación entre los niveles de urato en sangre y el riesgo de Parkinson, los investigadores de la HSPH han descubierto que unos niveles elevados de urato en sangre están asociados a una reducción en el riesgo de la enfermedad. Los resultados, publicados en línea el 20 de junio de 2007 en la revista The American Journal of Epidemiology, aparecerán posteriormente en un ejemplar impreso de la revista.

El urato es un componente habitual de la sangre y, aunque unos niveles elevados pueden producir gota, el urato también puede tener efectos beneficiosos para salud por ser un potente antioxidante.

«Esta es la prueba más sólida hasta la fecha de que el urato puede proteger frente a la enfermedad de Parkinson», señala el autor principal del estudio Marc Weisskopf, Prof. ayudante de Epidemiología Ocupacional y Medioambiental en la HSPH.

Los investigadores utilizaron como fuente de datos el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud de la HSPH, elaborado con una población de hombres profesionales de la salud establecidos en 1986. La muestra de estudio incluía más de 18.000 hombres sin Parkinson que habían dado muestras de sangre entre 1993 y 1995 y de los cuales se realizó un posterior seguimiento de su estado de salud.

Los investigadores observaron que los hombres con las concentraciones de urato en sangre más elevadas tenían un 55% menos de riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson que los hombres con las concentraciones más bajas. Esta diferencia no se pudo explicar por diferencias en la edad u otros factores de riesgo de la enfermedad. Los resultados de dos estudios previos habían sugerido una posible relación inversa entre los niveles de urato en sangre y el riesgo de Parkinson, pero no ha sido hasta ahora, con la combinación de esos datos con los del nuevo estudio, cuando las pruebas han adquirido peso y han empezado a ser convincentes.

Los autores suponen que las propiedades antioxidantes del urato ayudan a reducir los efectos del estrés oxidativo, que parece contribuir a la pérdida progresiva de las células del cerebro que producen dopamina, algo que sucede en los individuos con Parkinson. De ser cierto, elevar los niveles de urato en sangre podría ser beneficioso en pacientes con Parkinson, señala Alberto Ascherio, Prof. asociado de Nutrición y Epidemiología en la HSPH y autor senior del estudio.

«Todavía no se puede afirmar con seguridad que el urato ejerza un efecto neuroprotector, no obstante, el enfoque de elevar los niveles de urato vale la pena como posible estrategia neuroprotectora», señala Ascherio, quien actualmente está trabajando con el coautor del estudio, Michael Schwarzschild, entre otros, en el diseño de un ensayo clínico con individuos con Parkinson para estudiar esta posibilidad. «Sin embargo, elevar el urato en sangre incrementa el riesgo de cálculos renales y puede tener efectos cardiovasculares adversos, por lo que sólo se debería llevar a cabo en el contexto de un ensayo aleatorio estrictamente controlado hasta que se hayan demostrado sus efectos beneficiosos», añadió.

Fuente: Universidad de Harvard

11 de julio de 2007

El aceite de pescado puede proteger los ojos de los bebés prematuros


Según un artículo publicado esta semana en Foxnews.com, un equipo de científicos internacionales ha empezado una serie de pruebas para comprobar si los aceites de pescado pueden prevenir una enfermedad que ataca silenciosamente bajo los diminutos párpados de los bebés prematuros.

El estudio forma parte de una investigación sobre tres compuestos aparentemente relacionados con la salud ocular y que los bebés prematuros no llegan a absorber de sus madres. «Intentamos imitar lo que sucede en el útero», explica la Dra. Lois Smith, oftalmóloga del Children’s Hospital Boston que dirige el trabajo. «En lugar de administrar fármacos, estamos haciendo un tratamiento de sustitución».

El objetivo es prevenir la enfermedad llamada retinopatía de la prematuridad o ROP, porque una vez desarrollada no hay modo de garantizar que no se pierda la visión. La terapia láser disminuye la posibilidad de ceguera, pero no la elimina totalmente y aunque muchos bebés no se quedan ciegos, sufren graves daños.

Sin embargo, no es solo un problema de los bebés prematuros. El mismo crecimiento anormal de los vasos sanguíneos que subyace tras la ROP, dispara también el desarrollo de dos de las principales causas de ceguera en adultos: la retinopatía diabética y la degeneración macular por envejecimiento. De ahí que los científicos ya estén estudiando si estos ácidos grasos omega-3 (los mismos recomendados para la salud coronaria) podrían proteger también los ojos de los adultos.

¿Pero qué relación hay entre los omega-3 y la enfermedad? Esta enfermedad destruye la retina, la capa más interna del ojo, que alberga un porcentaje más elevado de ciertas grasas que otros órganos. Además, la composición de la retina varía con la dieta, es decir, si una persona come mucho salmón, rico en omega-3, este tipo de ácidos grasos predominará en su retina; si, por el contrario, come mayoritariamente hamburguesas, en la retina predominarán los ácidos grasos omega-6.

Las madres pasan ácidos grasos omega-3 a sus hijos antes de nacer, especialmente durante el tercer trimestre de embarazo, que es cuando los ojos se desarrollan con mayor rapidez. Los bebés prematuros no solo no reciben parte o la totalidad de esta transferencia, sino que además, los omega-3 tampoco están incluidos en la alimentación intravenosa que muchos de ellos requieren.

Smith y sus colegas, de Harvard y del National Eye Institute, dañaron las retinas de ratones de modo similar a la enfermedad y, a continuación, les dieron distintos alimentos: la mitad siguieron una versión para ratones de la típica dieta occidental, rica en omega-6 y baja en omega-3; y la otra mitad siguieron el equivalente a una dieta japonesa, con un contenido en omega-3 un 2% más elevado.

Este simple cambio redujo a la mitad la enfermedad de la retina entre los ratones con la dieta rica en omega-3, según informó Smith el mes pasado en la revista Nature Medicine. Los omega-3 no solo evitaron la formación de vasos sanguíneos defectuosos, sino que ayudaron a crecer a los normales.

Ahora, Smith está a punto de iniciar un estudio con bebés prematuros en su hospital en Boston para comprobar si la adición de omega-3 a su alimentación intravenosa reduce el riesgo de daño ocular.

Hace tiempo que se sabe que los ácidos omega-3 son importantes para el desarrollo del cerebro en los bebés recién nacidos, de ahí que se hayan incorporado a la leche y papillas para bebés. En Alemania hay también una versión de alimentación intravenosa para bebés prematuros rica en omega-3, pero no ha llegado a Norteamérica, señala el Dr. Sylvain Chemtob, especialista en ROP del Sainte-Justine University Health Centre de Montreal. «Tiene sentido desde el punto de vista biológico», afirma.

Fuente: Fox News