Una dieta con elevado contenido de grasas saturadas aumenta el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer puede ser causada en parte por la acumulación de péptidos beta amiloides en el cerebro. Estos péptidos se pueden unir a lípidos o a proteínas transportadoras de lípidos, como la apolipoproteína E, o estar libres en el cerebro.
El consumo elevado de grasas saturadas disminuye los niveles de apolipoproteína E, que ayuda en la protección del cerebro contra la enfermedad de Alzheimer. La apolipoproteína E ayuda a eliminar las proteínas beta amiloides del cerebro, que favorecen la formación de placas amiloides que interfieren en la función normal neuronal. Este tipo de placas son comunes en el cerebro de personas con la enfermedad de Alzheimer.
Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Neurology determinó que la dieta con elevado contenido de grasas saturadas provoca cambios en la cantidad de beta amiloide y apolipoproteína E en el cerebro.
En el estudio participaron 20 personas mayores con la cognición normal y 27 con deterioro cognitivo leve, que es un precursor de la enfermedad de Alzheimer. Los pacientes fueron divididos al azar en dos grupos, ambos con dietas con igual cantidad de calorías, pero alta o baja en grasas saturadas. Las dietas con elevado contenido en grasas saturadas tenían un 45% del total de energía procedente de la grasa y más de la cuarta parte eran grasas saturadas. Las dietas con bajo contenido de grasas saturadas tenían un 25% de la energía procedente de la grasa, y menos del 7% eran grasas saturadas. Los resultados obtenidos se observaron tan sólo un mes después de seguir la dieta asignada.
Una dieta equilibrada, con un consumo adecuado de grasas saturadas, puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer. Una buena nutrición, una vez más, modifica factores importantes en la evolución de las enfermedades, en este caso de la enfermedad de Alzheimer, además, en un corto período de tiempo.
En el estudio participaron 20 personas mayores con la cognición normal y 27 con deterioro cognitivo leve, que es un precursor de la enfermedad de Alzheimer. Los pacientes fueron divididos al azar en dos grupos, ambos con dietas con igual cantidad de calorías, pero alta o baja en grasas saturadas. Las dietas con elevado contenido en grasas saturadas tenían un 45% del total de energía procedente de la grasa y más de la cuarta parte eran grasas saturadas. Las dietas con bajo contenido de grasas saturadas tenían un 25% de la energía procedente de la grasa, y menos del 7% eran grasas saturadas. Los resultados obtenidos se observaron tan sólo un mes después de seguir la dieta asignada.
Una dieta equilibrada, con un consumo adecuado de grasas saturadas, puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer. Una buena nutrición, una vez más, modifica factores importantes en la evolución de las enfermedades, en este caso de la enfermedad de Alzheimer, además, en un corto período de tiempo.
Hanson AJ, Bayer-Carter JL, Green PS, Montine TJ, Wilkinson CW, Baker LD y col. JAMA Neurology (2013). Más información.
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