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Ajos y cebollas mejoran salud del corazón, inmunidad y previenen el cáncer

17 de mayo de 2013

ajos-cebollas-corazon-inmunidad-cancerComer ajo y cebolla cada día mejora la salud del corazón, la inmunidad y ayuda a prevenir el cáncer. 


Los ajos son bulbos que destacan por su elevado aporte energético en comparación con el resto de verduras y hortalizas. Sin embargo, la cantidad de ajo que se consume en cada plato no es equivalente al de otras verduras, por lo que el aporte nutritivo y energético de esta hortaliza es irrelevante. En cuanto a las cebollas, son otro bulbo con un escaso aporte calórico, debido a que su contenido en agua es de alrededor del 90%.

Los ajos y las cebollas son alimentos comunes en la dieta diaria, y se usan como saborizantes en cualquier tipo de plato. Lo compuestos azufrados son la clave del fuerte y característico aroma de estos dos bulbos, y estos compuestos explican también sus características terapéuticas para el cuerpo humano. Por tanto, se trata de dos hortalizas comunes en la dieta y que tienen una gran cantidad de beneficios para la salud. 
El ajo como antibiótico, antibacteriano y antiinflamatorio natural
La incorporación diaria de ajo en la dieta puede ayudar en procesos de inflamación crónica y en infecciones bacterianasAyuda a combatir un buen número de hongos, bacterias y virus. 

La clave para mantener las propiedades antibióticas del ajo es ingerirlo crudo. Además, cuanto más machacado o cortado esté, más potente será su efecto antibiótico, por la liberación de alicina, un compuesto azufrado que posee propiedades farmacológicas muy interesantes.

Si el ajo se consume cocinado, la alicina se destruye, acabando con sus propiedades antibióticas, y liberándose otras sustancias con otros beneficios para la salud. Por tanto, en base a los beneficios que queramos obtener de su consumo, de deberán tomar crudos o, por el contrario, cocinados.  
El ajo y la cebolla aumentan la inmunidad contra la gripe y los resfriados
Tanto el ajo como la cebolla tienen propiedades antibacterianas y antivirales. Por tanto, potencian el sistema inmune para combatir virus y bacterias y, también, ayudan en la prevención de resfriados y gripe. 

El ajo y las cebollas ayudan a mantener los niveles de colesterol en sangre y la correcta circulación sanguínea

Los principales estudios indican que la alicina, el producto químico que se forma cuando el ajo es aplastado o picado, reduce los niveles de colesterol y disminuye la presión arterial alta. 

El ajo y la cebolla pueden ayudar a mantener una correcta circulación de la sangre. Además, contienen sustancias que protegen contra los depósitos de calcio y reducen el tamaño de las placas que obstruyen la circulación sanguínea. Al reducirse el riesgo de estancamiento de la sangre o de obstrucción de los vasos sanguíneos por las grasas no saludables, el ajo y la cebolla también previenen enfermedades del corazón y reducen el riesgo de derrame cerebral. 
El ajo y las cebollas protegen contra el cáncer
Cualquier alimento que protege de la inflamación crónica ayuda en la prevención contra el cáncer, ya que en la mayoría de los casos el cáncer se asocia a un proceso inflamatorio crónico en la zona donde se origina.

Destaca su acción en la prevención del cáncer de colon, debido a que el consumo de ajo y cebolla de forma habitual en la dieta protege contra el desarrollo de lesiones precancerosas en el colon. 
Además, se ha sugerido que el consumo diario de ajo y cebollas ofrece beneficios de protección contra el cáncer de esófago, cavidad oral y faringe,cáncer de mama y de ovario, de próstata y cáncer de riñón.
Por tanto, estas dos hortalizas pueden aportar grandes beneficios al ser consumidos de forma habitual en la dieta. Además, son muy sabrosos y sirven como condimentación en la mayoría de platos. Por si fueran pocas razones, también son dos alimentos baratos. 
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Insectos para combatir el hambre

14 de mayo de 2013
Insectos para combatir el hambre

Un informe de la FAO propone los insectos como fuente de proteínas. Algunas especies de insectos son tan ricas en proteínas como la carne o el pescado, y además, su producción es barata. 

Un nuevo libro publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propone la ingesta de alimentos como posible solución para el hambre en el mundo. No sólo se destaca el valor nutricional de los insectos, sino también los beneficios que la cría de insectos podría tener sobre el medio ambiente y sobre la creciente demanda de alimentos en todo el mundo.

Según la FAO comer insectos puede tener muchos beneficios para la salud. Los insectos son ricos en proteínas, grasas y minerales, y en algunos países son considerados un manjar. 


Del millón de especies de insectos conocidas, 1900 son consumidos por los seres humanos. Algunos de los insectos más consumidos son los escarabajos, orugas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, langostas y grillos.

En un momento en el crecimiento demográfico, la urbanización y el crecimiento de la clase media ha aumentado la demanda de alimentos, el cultivo de insectos para el consumo humano y animal es particularmente relevante.

Por otro lado, la contaminación de la tierra y del agua por la producción ganadera intensiva y el sobrepastoreo están dando lugar a la degradación de los bosques, lo que contribuye al cambio climático. La producción de gases de efecto invernadero en la cría de insectos es menor que la de los animales. Por ejemplo, los cerdos producen 10 a 100 veces más gases de efecto invernadero por kilogramo que los gusanos de la harina.
Además, los insectos se alimentan de biorresiduos, utilizan mucha menos agua que el ganado, y pueden ser cultivados con mayor facilidad. 

La cría de insectos también podría ofrecer un medio de vida a las personas de las zonas rurales debido a los mínimos gastos que se requiere.
El único obstáculo es que la ingesta de insectos es un tabú en muchos países del mundo.  No obstante, la historia ha demostrado que los hábitos alimentarios pueden cambiar rápidamente, especialmente en el mundo globalizado, un ejemplo de esto es que hace 20 años nadie en Europa comía pescado crudo, y ahora a muchas personas les encanta el sushi.


«Insectos comestibles. Perspectivas de futuro de la seguridad alimentaria y alimentación». FAO (2013). Más información.
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Importancia de la dieta en la enfermedad cardiovascular

9 de mayo de 2013
Importancia de la dieta en la enfermedad cardiovascular

La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en todo el mundo. La mayoría de enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse con una dieta saludable, ejercicio físico moderado y evitando factores de riesgo como el tabaco, la obesidad o la hipertensión arterial. 


¿Qué es la enfermedad cardiovascular?
La enfermedad cardiovascular engloba todo tipo de patologías relacionadas con el corazón o los vasos sanguíneos (arterias y venas). En la base del problema se encuentra la formación de una placa de ateroma y el engrosamiento de las paredes arteriales, pudiendo desencadenar en una obstrucción de la arteria y, según su localización, dar lugar a diferentes cuadros clínicos. 

Las placas de ateroma se producen como consecuencia de la acumulación de colesterol en la sangre, y son las responsables de las complicaciones cardiovasculares. 

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo,  cada año mueren más personas por enfermedad cardiovascular que por cualquier otra causa (según datos de la Organización Mundial de la Salud, 2011). De todas las enfermedades cardiovasculares, destacan las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares. 

Causas de la enfermedad cardiovascular
Los principales factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular suponen el 80% de los casos de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular. 

Las causas más importantes son:

  • Una dieta poco saludable.
  • El sedentarismo.
  • El consumo de alcohol y tabaco. 

Además, el riesgo cardiovascular también se puede reducir mediante la prevención o el tratamiento de la hipertensión, la diabetes o la hiperlipidemia. Otras causas pueden ser factores genéticos, como los antecedentes familiares. 

Prevención de la enfermedad cardiovascular

El riesgo de enfermedad cardiovascular se puede reducir con estos consejos generales:
  • Llevar una dieta cardiosaludable. Una dieta rica en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, pescados y aceite de oliva, y evitando el consumo de alimentos grasos, ricos en azúcar y sal puede reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
  • Mantener un peso saludable. El mantenimiento de un peso corporal adecuado y un contenido de grasa corporal adecuado son factores protectores muy importantes. En las personas obesas, la pérdida de peso suele ir acompañada de una disminución en la presión arterial, un descenso de la glucemia y una mejora en el perfil lipídico, es decir, disminución del colesterol malo (LDL, VLDL y triglicéridos) y aumento del colesterol bueno (HDL).
  • Realizar ejercicio físico de forma regular. El ejercicio físico contribuye a mejorar los niveles de lípidos y lipoproteínas plasmáticas, aumenta la sensibilidad a la insulina y reduce el riesgo de obesidad e hipertensión. También ayuda a mantener el peso corporal. Se debe realizar siempre bajo control médico si ya se tiene alguna enfermedad.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol. La ingesta de bebidas alcohólicas a diario produce un aumento del riesgo cardiovascular, debido principalmente a la elevación de la presión arterial. En los «bebedores de fin de semana» de altas dosis de alcohol también se observa mayor riesgo cardiovascular, debido a las fluctuaciones en la presión arterial.
  • No fumar. El hábito de fumar aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares debido a que incrementa el cociente LDL/HDL, causa daño en el endotelio y disminuye los niveles de antioxidantes.


Vídeo Alimentos que reducen el colesterol

 

Influencia de la nutrición en las enfermedades cardiovasculares

La dieta mediterránea se considera cardiosaludable, ya que contiene muchos componentes protectores. Pautas dietéticas a tener en cuenta:

  • Limitar el consumo de grasas saturadas. La grasa es el factor más estudiado en relación con las enfermedades cardiovasculares. Los ácidos grasos saturados son los principales determinantes del incremento de los niveles de colesterol malo (LDL). Estas grasas saturadas están en carnes rojas y sus derivados, leche entera y derivados, pero también en alimentos de origen vegetal, como el aceite de coco o de palma. También están en altas concentraciones en productos de pastelería, bollería industrial y alimentos precocinados.
  • Disminuir el consumo de ácidos grasos trans. Los ácidos grasos trans no existen de manera natural, sino que son producidos en el proceso de hidrogenación utilizado en industria para endurecer los aceites insaturados. Las grasas más duras, como las margarinas en barra, tienen más grasas trans que las margarinas más blandas. Las grasas trans se encuentran sobre todo en margarinas y bollería industrial. Estas grasas disminuyen el colesterol bueno (HDL) y aumentan el colesterol malo (LDL).
  • Aumentar la ingesta de grasas insaturadas. Se incluyen en este grupo los ácidos grasos omega 9, omega 3 y omega 6. Los ácidos grasos omega 9 disminuyen ligeramente el colesterol malo (LDL) y aumentan ligeramente el colesterol bueno (HDL), y están presentes en el aceite de oliva y frutos secos. Los ácidos grasos omega 6, que proceden de los aceites vegetales (girasol, maíz, soja) y los frutos secos, descienden el colesterol malo (LDL) y también el colesterol bueno (HDL), pero aún así son beneficiosos si sustituyen a las grasas saturadas. Los ácidos grasos omega 3, que se encuentran en el pescado azul, mariscos y frutos secos, son muy beneficiosos para la salud cardiovascular, pues actúan disminuyendo los triglicéridos y aumentando la concentración de colesterol bueno (HDL).
  • Controlar la ingesta de colesterol dietético. El contenido de la dieta en colesterol debe ser inferior a 300 mg/día. Los alimentos con contenido más alto de colesterol son los sesos, yema de huevo, hígado y vísceras en general. Los alimentos de origen vegetal no contienen colesterol. En muchas ocasiones las grasas saturadas y el colesterol coinciden en los alimentos. 
  • Elevar el consumo de fibra soluble. La fibra soluble, presente en frutas y verduras, disminuye el colesterol malo (LDL) sin modificar el colesterol bueno (HDL) ni los triglicéridos. Esta disminución se debe al aumento de la excreción fecal de colesterol. Los efectos de la fibra se suman a los de la dieta pobre en grasas saturada y colesterol, consiguiendo disminuir notablemente el riesgo cardiovascular.
  • Dieta rica en antioxidantes. La oxidación del colesterol LDL parece contribuir al desarrollo de la enfermedad cardiovascular, por lo que los antioxidantes naturales parecen tener un papel protector.  La vitamina E es la más potente, seguida de los beta-carotenos y de la vitamina C. La vitamina E, por su naturaleza grasa, suele ubicarse en el interior de las LDL evitando su oxidación.
  • Evitar el consumo de alcohol. Por una parte, el consumo de alcohol supone un aporte extra de energía, y si se superan los requerimientos energéticos, puede ser causa de obesidad. Por otro lado, la ingesta de alcohol puede elevar la trigliceridemia. El alcohol no deberá sobrepasar los 20-30 g/día de etanol en hombres, es decir, dos vasos de vino al día; y los 10-20 g/día de etanol en mujeres, es decir, un vaso de vino al día.


En resumen, dieta rica en fibra y baja en grasas saturadas y colesterol. Además es interesante reducir el consumo de azúcares simples para controlar el peso corporal, así como moderar el consumo de sal, para evitar la hipertensión, factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular. También puede resultar beneficioso sustituir las proteínas animales por proteínas de la soja, de origen vegetal, útil para reducir el colesterol. Es muy importante, tanto en el tratamiento como en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, seguir estas pautas dietéticas y unos hábitos de vida saludables. 

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Vídeo Alimentos que reducen el colesterol: un error común 




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¿Qué comer para aumentar la fertilidad?

8 de mayo de 2013
¿Qué comer para aumentar la fertilidad?
La dieta podría mejorar la fertilidad de las mujeres.

Las mujeres que consumen una dieta rica en proteínas y baja en hidratos de carbono, mientras que se someten a técnicas de fertilización in vitro, tienen tasas de embarazo más altas que aquellas en cuya dieta la proporción entre proteínas y carbohidratos es la inversa.

Los resultados de un estudio preliminar, presentado recientemente en el Congreso Anual Americano de Obstetras y Ginecólogos, mostró que las pacientes cuya ingesta de proteínas representaba más del 25% de la dieta diaria y cuya ingesta de carbohidratos fue menor del 40%, tuvieron tasas de embarazo 4 veces mayores que los que comían menos proteínas y más hidratos de carbono mientras se sometían a técnicas de fecundación in vitro para conseguir un embarazo.

La fecundación in vitro (FIV) es una técnica empleada en el caso de problemas de fertilidad, en el que la unión del óvulo y del espermatozoide se realiza en un laboratorio, y una vez que se ha formado el embrión, éste se transfiere al útero de la mujer receptora.  

Congreso Anual Americano de Obstetras y Ginecólogos. Nueva Orleans, Lousiana, EE.UU. (2013). Más información.


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Influencia de la nutrición en enfermedad de Parkinson

7 de mayo de 2013
Influencia de la nutrición en enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a la coordinación, al tono muscular y a los movimientos. Los efectos secundarios del tratamiento farmacológico, el estreñimiento y las dificultades para comer son complicaciones asociadas al Parkinson. 

La detección de estas complicaciones permite solucionar y evitar la malnutrición y pérdida de peso asociados con la enfermedad de Parkinson. 

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso, concretamente al área del cerebro responsable de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimiento. Se caracteriza por dificultad en el movimiento, temblor de reposo, rigidez muscular y alteración de los reflejos posturales. Además de afectar al movimiento también desencadena alteraciones en la función cognitiva, de la expresión de las emociones y de la función autónoma. 

La enfermedad de Parkinson también dificulta la alimentación del paciente, pues puede producir salivación anormal, dificultad para tragar, nauseas o estreñimiento. Por ello, es importante que desde el inicio de la enfermedad se adopten pautas de alimentación que eviten la pérdida de peso del paciente, faciliten el manejo de los alimentos, mejoren la función gastrointestinal y no interfieran con el tratamiento farmacológico.  

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad frecuente y que suele iniciarse entre los 40 y 70 años de edad. No obstante, también puede aparecer antes de los 40 años. 

Aunque no existe cura para la enfermedad de Parkinson, el tratamiento farmacológico ayuda a mejorar los síntomas.
Influencia de la dieta en la prevención de la enfermedad de Parkinson
Son muchos los estudios en los que se ha demostrado que la dieta mediterránea, es decir  una alimentación con abundantes frutas y verduras, rica en legumbres, cereales y frutos secos y pescado como fuente principal de proteínas y grasas, reduce el riesgo de sufrir la enfermedad de Parkinson. 

Importancia de la nutrición en la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson, en general, produce alteraciones negativas en el estado nutricional del paciente, y por suerte, las podemos modificar y tratar. Estas complicaciones suelen deberse a la incapacidad de manejar los cubiertos correctamente, a dificultades en la salivación y masticación, al estreñimiento, o incluso a la pérdida de apetito o náuseas, que son algunos de los posibles efectos adversos que puede causar la medicación de la enfermedad de Parkinson.

La manera de proceder será identificar el problema e intentar solucionarlo. De esta forma, se conseguirá evitar la malnutrición y la pérdida de peso que sufren muchos afectados por esta enfermedad. 

Es importante mantener un buen estado nutricional y tomar una dieta equilibrada, rica en fibra, y una adecuada hidratación, y no es necesario restringir las proteínas salvo en casos excepcionales en que el médico lo aconseje por posibles interacciones con la medicación.

Por tanto, las medidas nutricionales a tener en cuenta, en general, son:
  • Asegurar la ingesta de proteínas, tanto de origen animal como vegetal. Se encuentran en carnes, pescados, huevos, leche y legumbres. No obstante, se debe tener precaución, y separar la ingesta de proteínas de la toma de la medicación, ya que éstas pueden interaccionar con la levodopa y reducir su absorción. La levodopa es el fármaco más común en la enfermedad de Parkinson. 
  • Aumentar la ingesta de vitamina D y calcio, importantes en la prevención de fracturas óseas. Además, las personas con enfermedad de Parkinson son propensas a desarrollar osteoporosis, en cuya prevención tienen un papel importante la vitamina D y el calcio. 
  • Consumir alimentos ricos en fibra, para favorecer la actividad intestinal y evitar el estreñimiento, típico en la enfermedad de Parkinson. La fibra se encuentra en verduras, frutas, legumbres y cereales integrales. La ingesta elevada de fibra se debe acompañar de un mayor aporte de líquidos. Además, evitar el consumo de alimentos astringentes. 

Algunos consejos útiles para una alimentación adecuada en la enfermedad de Parkinson

  • Si existe dificultad para deglutir alimentos sólidos, es recomendable el uso de papillas o puré, más fáciles de tragar que los alimentos cortados finos o troceados. 
  • Puede existir dificultad para tragar líquidos, en cuyo caso se aconseja el uso de harina de maíz, gelatina o espesantes alimentarios (de venta en farmacias) que hacen que los líquidos adquieran textura de gel, lo que evita la sensación de ahogo o atragantamiento. 
  • Si el enfermo de Parkinson tiene riesgo de lesionarse, utilizar vasos, platos y cubiertos de plástico que no se rompan. También pueden ser muy útiles las tazas con tapadera, para la ingesta de líquidos y sopas. 
  • Evitar alimentos secos y pegajosos, o que se dispersan en la boca, como las galletas. 

Los síntomas de la enfermedad de Parkinson varían de persona a persona, y dependen de la etapa de la enfermedad. En base a estos dos factores, se deben adaptar estas recomendaciones generales al caso y situación en particular. Es crucial mantener una alimentación equilibrada y un peso saludable sea cual sea la etapa de la enfermedad. Conforme la enfermedad de Parkinson vaya avanzando, se deberá ajustar la dieta y los métodos de alimentación en base a los problemas que vayan surgiendo. 

Se les agradece que compartan su experiencia y dudas. 

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Importancia nutrición en enfermedad de Alzheimer

3 de mayo de 2013
Importancia nutrición en enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por deterioro cognitivo y trastornos de conducta. Envejecer de forma saludable reduce el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. En los enfermos de Alzheimer es importante evitar la desnutrición y la deshidratación.

El incremento de la esperanza de vida en los últimos años ha disparado la prevalencia de las enfermedades dependientes de la edad, entre las que destaca el Alzheimer.

La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer llega a tal punto, que EEUU gasta más en la atención de la demencia que en la enfermedad cardíaca o el cáncer. Hoy en día todavía no hay un tratamiento que detenga la enfermedad, pero sí que consiga enlentecer el deterioro que la caracteriza. 


¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es la variante de demencia más común. Es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta con deterioro cognitivo y trastornos conductuales, por lo que afecta gravemente la capacidad de una persona de llevar a cabo sus actividades cotidianas. 

La enfermedad de Alzheimer progresa lentamente. Primero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. En esta fase, se afecta sobre todo la memoria reciente, a corto plazo, y se pueden olvidar de los nombres de las personas que conocen. Poco a poco, estos síntomas van empeorando, y el enfermo de Alzheimer puede llegar a no reconocer a sus seres queridos, a perder la capacidad de hablar, leer, escribir, incluso de comer. Finalmente, requieren cuidados totales, y es por esto que se considera un problema tanto para la persona enferma como para su familia. 
Causas de la enfermedad de Alzheimer
El riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer aumenta con la edad, y es mayor si hay antecedentes familiares de la enfermedad. Además, se han empezado a revelar algunas pistas de otros factores de riesgo que controlables, como las lesiones fuertes en la cabeza por golpes o caídas.

Existen algunas evidencias que sugiere que envejecer de forma saludable reduce el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer, esto es, seguir una alimentación equilibrada, controlar la presión arterial, el peso y el colesterol, así como ejercitar cuerpo y mente a diario y mantenerse socialmente activo.

Dificultades en la alimentación y nutrición en personas con la enfermedad de Alzheimer
Se debe tener en cuenta que conforme avanza la enfermedad, las personas con Alzheimer pueden ir perdiendo la independencia, tanto en sus actividades cotidianas como en su alimentación. 

En la etapa inicial de la enfermedad es probable que se produzcan dificultades para comprar, preparar o almacenar los alimentos. Además, en esta fase suelen aparecer dificultades para reconocer y detectar olores y sabores, lo que se suele manifestar con una especial predilección por los alimentos dulces y salados, por lo que será necesario vigilar de cerca su alimentación. 

Poco a poco, el enfermo de Alzheimer irá perdiendo la capacidad de alimentarse por sí mismo y necesitará ayuda. Puede ocurrir que se les olvide comer, o incluso, pueden tener dificultades para reconocer los alimentos o los cubiertos. También puede ser un impedimento en su alimentación la dificultad para comunicarse, que hará más complicado para sus cuidadores interpretar sus necesidades alimentarias. Además, pueden aparecer problemas para masticar los alimentos, así como una disminución de la producción de saliva, que dificultará la deglución. En estos casos se deberán suministrar alimentos cocinados blandos, las carnes deshuesadas, pescados sin espinas, etc.   

En las etapas más avanzadas de la enfermedad, el paciente puede ser incapaz de tragar y requerir alimentación por sonda. Algunas personas se niegan a abrir la boca, mientras que otros pueden convertirse en comedores compulsivos.  

Por lo tanto, los enfermos de Alzheimer necesitarán a una persona pendiente de los horarios de comida, de la elección y preparación de los alimentos, así como de controlar que no se salten o repitan comidas. Conforme avanza la enfermedad, puede ser necesario que el cuidador oriente al enfermo de Alzheimer sobre la forma de utilizar los cubiertos, que ofrezca los alimentos para que los reconozcan y empiecen a comer, o incluso, hacer demostraciones. Además puede ser muy interesante simplificar la mesa, poniendo sólo un plato individual y los cubiertos necesarios. También puede confundir al paciente el uso de manteles o servilletas muy coloreados, desviando su atención de los alimentos. 

Es muy común que los enfermos de Alzheimer piensen que están siendo envenenados con la comida, por lo que se requiere de mucha paciencia y calma. En estos casos se deberá hablar con el enfermo, convencerle de lo contrario y cuidar mucho el aspecto de los alimentos. Por ejemplo, si se les da una sopa, deberá ser de un color homogéneo, y no presentar tropezones o trozos, por ejemplo, de orégano, que podrían interpretar como algo extraño. 

Tratamiento nutricional en personas con la enfermedad de Alzheimer
En la enfermedad de Alzheimer se altera una amplia gama de funciones neurológicas que interfieren en numerosas actividades relacionadas con la alimentación y nutrición. Las pérdidas cognitivas alteran la capacidad de reconocer sensaciones de hambre, sed y saciedad. A medida que progresa la enfermedad, se olvidan de las comidas tan pronto como son consumidas. Por tanto, es importante evitar la desnutrición y la deshidratación en los enfermos de Alzheimer

Las investigaciones realizadas hasta el momento, indican que son beneficiosos tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer:

Las vitaminas C y E tienen acción antioxidante. La enfermedad de Alzheimer se relaciona con marcadores oxidativos elevados, por lo que estos antioxidantes pueden reducir el daño oxidativo y tener cierto efecto neuroprotector. 

Las vitaminas B6, B12 y ácido fólico disminuyen la concentración de homocisteína, que es neurotóxica y puede tener efectos directos sobre la función cognitiva. El ácido fólico está presente en verduras de hoja verde, la vitamina B12 está exclusivamente en alimentos de origen animal, y la vitamina B6 está presente en alimentos de origen animal, cereales integrales y germen de trigo. 

Los ácidos grasos omega 3 tienen acción antiinflamatoria. Evitan el depósito anómalo de ciertas proteínas en el cerebro, característico de la enfermedad de Alzheimer y asociado a una inflamación crónica que daña irreversiblemente las neuronas. Son ricos en omega 3 los pescados de aguas frías (atún, bonito, salmón) y los pescados azules en general. La segunda fuente alimentaria de omega 3 más importante son los frutos secos. También es importante la relación ácidos grasos omega 6/omega 3. Para mantener esta relación se debe sustituir los ácidos grasos saturados y las grasas trans por ácidos grasos monoinsaturados, como el aceite de oliva, y ácidos grasos omega 3.   

Es importante tener en cuenta que las personas con enfermedad de Alzheimer requieren una evaluación nutricional periódica, con la finalidad de mantener un estado nutricional aceptable. También se debe recordar que lo expuesto son medidas generales, y que se debe evaluar cada caso en particular. 

En conclusión, el patrón de dieta mediterránea incluye la mayoría de componentes nutricionales potencialmente beneficiosos para prevenir o frenar la enfermedad de Alzheimer. Sería muy interesante concienciar a la población sobre la importancia de un estilo de vida saludable, tanto físico como mental, para prevenir las enfermedades mentales como la enfermedad de Alzheimer.

Les invitamos a que compartan su experiencia, cuanto más sepamos sobre la enfermedad de Alzheimer, mejor podremos adaptarnos a la evolución de la enfermedad y satisfacer las necesidades de los seres queridos que la sufren. 

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Setas y sus beneficios para la salud

2 de mayo de 2013
Setas y sus beneficios para la salud

Consumir setas es beneficioso para la salud. 


Las setas son las partes comestibles de distintos hongos, y se caracterizan por presentar distintos colores, aromas y formas. Son muy valoradas en alimentación por muchas personas, y según parece, además pueden ser muy beneficiosas para la salud. 

Beneficios de las setas para la salud.
  • Pueden ayudar en la pérdida de peso y posterior mantenimiento. Las setas pueden ser un buen alimento en dietas de adelgazamiento y también pueden ayudar en el mantenimiento del peso corporal. 
  • Mejoran la calidad de la dieta. El consumo de setas se asocia con una mejor calidad de la dieta, pues contienen, entre otros nutrientes, minerales como fósforo, potasio y yodo. Comer setas se asocia a un aumento en la calidad de la dieta.
  • Son ricas en vitamina D. Las setas contienen provitamina D2, útil en la mineralización de dientes y huesos y en la absorción de fósforo y calcio. Algunos estudios muestran que el consumo de setas aumenta y mantiene los niveles de vitamina D con tanta eficacia como los suplementos dietéticos de vitamina D2 o vitamina D3. 
  • Potencian el sistema inmune. Las setas contienen vitamina B2 o riboflavina, por lo que su consumo puede ayudar en la creación de glóbulos rojos y anticuerpos, lo que potenciaría la inmunidad humana. El consumo de ciertos tipos de setas tiene un efecto inmunomodulador y potenciador del sistema inmune.  
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La importancia de la alimentación para la salud

29 de abril de 2013
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La alimentación es muy importante en el mantenimiento y mejora de la salud y de la calidad de vida de los seres vivos. Muchas enfermedades y sus síntomas pueden ser prevenidos y/o aliviados con una alimentación adecuada.

Historia de la relación alimentación-enfermedad
Según la OMS «una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental y reducir la productividad». 

Ya en su época, Hipócrates decía: «Deja que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu comida». Desde la antigüedad, existen evidencias experimentales que relacionan la dieta con el padecimiento de algunas enfermedades. Uno de los primeros casos en descubrirse fue la relación entre el escorbuto, en los marinos embarcados durante largos períodos de tiempo, y la falta de frutas y hortalizas frescas en su dieta. 

Desde entonces, en los siglos siguientes ha tomado relevancia la importancia de la prevención de enfermedades a través de una alimentación equilibrada y saludable, y en la actualidad, la relación nutrición-salud se apoya en múltiples estudios científicos y epidemiológicos. Sin embargo, aunque cada vez es más conocida la ciencia de la nutrición, no pierde interés ni deja de ser actualidad. 

Importancia actual de la relación nutrición-salud
Hoy en día, el hambre o las carencias nutricionales siguen siendo motivo de preocupación en diversos países en vías de desarrollo. Mientras, en los países desarrollados hay enfermedades asociadas a una alimentación incorrecta, y no a desnutrición como en el caso anterior. De hecho, la alimentación poco saludable está relacionada con muchas de las principales causas de muerte de las sociedades desarrolladas, entre ellas, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y la arteriosclerosis. 

Es por todo lo comentado anteriormente que el gran progreso experimentado en el conocimiento científico de la nutrición y su relación con la salud humana ha ido acompañado de un creciente interés de la sociedad. Pero, también ha ido unido a una gran cantidad de ideas erróneas e intereses económicos. Por ejemplo, los términos «sin conservantes», «sin colorantes», «natural», «sin azúcar» o «sin colesterol» son muy útiles en publicidad, independientemente del beneficio real de excluir estos componentes de la dieta y de las características del producto. También hay grandes abusos en el tratamiento de la obesidad, para la que se ofrecen diversos tipos de dietas milagro, unas veces absurdas y otras, además, perjudiciales para la salud. 

La nutrición es una ciencia de la que queda mucho por conocer, pero en la que se han hecho grandes avances científicos que han permitido demostrar la relación nutrición-salud. Una alimentación equilibrada y saludable mejora y mantiene la salud de las personas, ayudando a prevenir múltiples enfermedades y con ello, a reducir costes en sanidad. Por tanto, es importante concienciar de la importancia de seguir una alimentación saludable, para tener una buena calidad de vida. 

Vídeo ¿Por qué es importante hablar de nutrición?


Vídeo Importancia de la alimentación para la salud



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Omega 3 y salud cardiovascular

24 de abril de 2013
Omega 3 y salud cardiovascular

Los ácidos grasos omega 3 mejoran la salud cardiovascular en personas mayores de 65 años. Los expertos aconsejan el consumo de pescado azul fresco, fuente de omega 3, de 2 ó 3 veces por semana.

Altos niveles de ácidos grasos omega-3 puede ser capaces de reducir el riesgo de mortalidad hasta en un 27% y el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiaca en un 35% en adultos mayores de 65 años.

Los resultados de un estudio, publicado en la revista Annals of Internal Medicine, mostraron que las personas con niveles sanguíneos altos de ácidos grasos omega 3 vivieron un promedio de 2,22 años más que los que tenían niveles inferiores.

Los ácidos grasos omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados esenciales, es decir, el organismo humano no puede sintetizarlos a partir de otras sustancias, por lo que deben ingerirse en la dieta. Están presentes de manera natural en pescados azules como el salmón, el atún o las sardinas, así como en el marisco y las algas.

Desde el punto de vista de la salud cardiovascular, los ácidos grasos omega 3 mejoran el perfil lipídico, reducen la presión arterial, aumentan la vasodilatación arterial, son antitrombóticos y ayudan a prevenir las arritmias y la muerte súbita.
Además, el consumo de omega 3 disminuye el colesterol LDL (“malo”), aumenta el HDL (“bueno”) y reduce los triglicéridos. 

Los expertos aconsejan un consumo de pescado azul fresco de 2 ó 3 veces por semana, considerando una ración de unos 150 gramos por persona. De esta forma, se consigue cubrir la cantidad necesaria de ácidos grasos omega 3 sin necesidad de recurrir a alimentos enriquecidos ni a complementos. 

Mozaffarian D, Lemaitre RN, King IB, Song X, Huang H, Sacks FM, y col. Annals of Internal Medicine (2013). Más información.

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Nutrición y enfermedad renal

23 de abril de 2013
Nutrición y enfermedad renal
La enfermedad renal se puede prevenir o retrasar siguiendo una dieta saludable y evitando la obesidad. 

¿Qué es la enfermedad renal?
Unos riñones sanos se ocupan de limpiar la sangre y eliminar residuos metabólicos mediante la orina. Por tanto, si los riñones fallan, pueden acumularse desechos peligrosos en el organismo, pudiéndose llegar a necesitar diálisis o un trasplante renal. 

Las causas más frecuentes de enfermedad renal crónica son la diabetes, la hipertensión y los antecedentes familiares de enfermedad renal.

En España, la prevalencia de insuficiencia renal crónica es bastante elevada. Según concluyeron en el estudio EPIRCE (Epidemiología de la insuficiencia renal crónica en España), aproximadamente el 11% de la población adulta sufre algún grado de enfermedad renal crónica. En este estudio, además de la hipertensión y la obesidad, también destacaba la edad como factor de riesgo de enfermedad renal.
Importancia de la nutrición en la enfermedad renal
La combinación de seguir una dieta poco saludable, padecer obesidad y fumar aumenta considerablemente el riesgo de padecer una enfermedad renal. Por tanto, aunque no podemos cambiar nuestros antecedentes familiares o nuestra edad, llevar un estilo de vida saludable es un buen método de prevención de la enfermedad renal y, por suerte, esto sí podemos controlarlo.

Es muy recomendable llevar una dieta equilibrada, limitando el contenido de carnes rojas y procesadas, la sal y las bebidas azucaradas. Por otra parte, se deberán consumir las cantidades necesarias de fruta, legumbres, granos integrales, frutos secos y productos lácteos bajos en grasa.

Siguiendo estas sencillas pautas, y manteniendo un peso saludable, estaremos previniendo enfermedades como la diabetes y la hipertensión, protegiendo a la vez nuestros riñones y contribuyendo de forma activa en nuestro bienestar a corto y a largo plazo.

Consejos nutricionales para prevenir la enfermedad renal
  • Controlar la ingesta de proteínas. El consumo elevado de proteínas, como el recomendado en algunas dietas de adelgazamiento, puede dañar los riñones. Llevar una dieta equilibrada, con un consumo adecuado de proteínas, limitar el consumo de carnes rojas si se requiere pérdida de peso, así como elegir carnes con poca grasa son buenos hábitos a seguir. En el tratamiento de enfermedades renales, el control proteico es el punto más controvertido de la dieta.
  • Reducir el consumo de sodioComo ya se ha comentado, la hipertensión es uno de los principales desencadenantes de enfermedad renal, por lo que deberá evitarse. De hecho, es una medida importante tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad renal. Las personas con insuficiencia renal deberán restringir el sodio en función del nivel de excreción urinario, evitando su retención para controlar el posible desarrollo de edemas e hipertensión. Si aparecen edemas, también se deberá limitar el consumo de líquidos.
  • Evitar el consumo de alimentos procesados. Estos alimentos (patatas fritas, galletas saladas, conservas, fiambres, etc.) suelen contener un alto contenido de sodio y fósforo. 
  • Limitar la ingesta de azúcar. Son calorías vacías. Además, limitar su consumo ayuda a prevenir la diabetes y la obesidad. 
  • Evitar los refrescos azucarados. Son muy calóricos y no tienen valor nutritivo. 

En conclusión, la enfermedad renal se puede prevenir o retrasar siguiendo unas medidas dietéticas sencillas, comunes en cualquier dieta equilibrada. También es útil realizar ejercicio regularmente, evitar la obesidad y no fumar. Estas pautas, junto con alguna adicional, pueden incluso ayudar a personas que padezcan enfermedades renales, y evitar que la enfermedad progrese y se deba recurrir a diálisis o trasplante renal. 

Es importante recordar que siempre se ha de valorar el caso en particular, y adaptar los consejos generales a la persona en concreto y si así fuese, a su grado de enfermedad. 

No duden en dejar sus preguntas o aportaciones en Comentarios. 

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