Según una nueva investigación, recortando el consumo de sal hasta los niveles recomendados en todo el mundo podría salvar cerca de 3 millones de vidas al año.
Tomar menos sal puede ayudar a reducir nuestra tensión arterial. Por sí sola, una tensión arterial alta no es necesariamente un gran problema, pero con el tiempo y combinada con otros factores como unos niveles elevados de colesterol o sobrepeso, puede aumentar nuestro riesgo de padecer un infarto o apoplejía. Sería interesante saber si una dieta baja en sal podría reducir nuestro riesgo de padecer estos graves problemas de salud, en lugar de bajar solo la tensión arterial.
Ahora, unos investigadores han analizado muchos estudios pequeños sobre el consumo de sal para obtener una idea más amplia de sus efectos sobre la salud. Los investigadores combinaron los resultados de 13 estudios en los que participaron más de 177.000 personas de seis países, incluidos los EEUU, Escocia y Japón.
Según el nuevo estudio, publicado en la revista BMJ (British Medical Journal), de la British Medical Association, las personas que consumían más sal mostraron tener más probabilidades de padecer una apoplejía. De media, un consumo de 5 gramos extra al día se relacionó con un riesgo de apoplejía un 23% más elevado.
Esto podría parecer un gran aumento, pero el impacto depende de lo propenso que sea cada uno a padecer una apoplejía en primera instancia.
El impacto de la sal sobre las enfermedades cardiovasculares en global no fue tan claro.
Un problema de la investigación es que es difícil medir con precisión el consumo de sal de una persona. La mayoría de los estudios analizados utilizaban cuestionarios para saber qué alimentos tomaban los participantes, lo cual condiciona los resultados en función de la precisión (y honestidad) de las respuestas de éstos. Solo 4 de los 13 estudios midieron la cantidad de sal presente en la orina de los participantes (un método mucho más preciso), pero incluso estos sólo midieron los niveles de sal para un día, por lo que no tuvieron en cuenta los cambios en la dieta de las personas a lo largo del tiempo.
La Food Standards Agency afirma que las personas no deberían tomar más de 6g de sal al día y la recomendación de la OMS es aún más baja (5g). Sin embargo, el consumo de sal en la mayoría de los países es muy superior a estas recomendaciones.
Las dietas modernas ricas alimentos procesados, en lata y de comida rápida tienden tener un contenido elevado de sal. Incluso alimentos que parecen inocuos, como el pan y los cereales de desayuno contienen grandes cantidades de sal. Por todo ello, según los investigadores, lograr unos cambios importantes en las dietas de las personas requeriría, probablemente, una acción a nivel nacional, en lugar de simplemente recomendar a las personas que tomen menos sal.
A título personal, si queremos reducir nuestro consumo de sal debemos:
- Fijarnos en la cantidad de sal de alimentos como el pan, los cereales del desayuno o las comidas preparadas.
- Sustituir las sopas y vegetales en lata por vegetales frescos y sopas caseras; o bien, elegir variedades bajas en sal.
- Tomar fruta y vegetales como aperitivos, en lugar de galletas saladas.
- Evitar añadir sal sistemáticamente cuando se está cocinando o en la mesa.
- Sazonar con hierbas, especias, pimienta negra, lima, limón, vino, tomates o ajo, en lugar de sal, para dar sabor a los alimentos cocinados.
Fuente: The Guardian