Según una investigación presentada en las “Scientific Sessions 2009” de la American Heart Association, si comemos pescado para obtener los beneficios para la salud coronaria de los ácidos grasos omega-3 que contiene, es mejor tomarlo cocido o hervido que frito, salteado o seco. Los investigadores afirmaron también que la adición de tofu o salsa de soja baja en sodio mejora los beneficios. De hecho, según Meng, M.S., investigadora jefe del estudio realizado en la Universidad de Hawaii, en Manoa, los otros métodos de preparación como pueden suponer un riesgo.
“Nosotros no comparamos directamente el pescado hervido o cocido con el frito, pero se puede afirmar a partir de los ratios (de riesgo), que el pescado hervido o cocido va orientado a la protección mientras el frito no».
Los resultados sugieren también que los beneficios cardioprotectres varían por género y etnia, quizá debido a los métodos de preparación, a una susceptibilidad genética o a factores hormonales.
Muchos estudios han sugerido que tomar ácidos grasos omega-3 reduce el riesgo de enfermedad coronaria; sin embargo, se sabe muy poco acerca de qué fuente es la más beneficiosa.
En este estudio, los investigadores examinaron la fuente, el tipo, la cantidad y la frecuencia de consumo de omega-3 alimentario entre distintos grupos de género y étnicos. Los participantes formaban parte de la Multiethnic Cohort living in Hawaii and Los Angeles County cuando fueron reclutados entre 1993 y 1996. El grupo consistió en 82.243 hombres y 103.884 mujeres de ascendencia afroamericana, caucásica, japonesa, latina y nativa hawaiana, de edades comprendidas entre 45 y 75 años sin historial de enfermedad cardíaca.
Los investigadores dividieron su consumo de atún y otros pescados en lata, excluido el marisco, y los productos de soja que contenían ácidos grasos omega-3 de origen vegetal (soja, tofu y shoyu) en quintiles, cuartiles o terciles según correspondiera. También estudiaron los métodos de preparación: crudo, cocido, hervido; frito; salteado o seco. El estudio inicial no analizó el pescado a la parrilla.
Los del mayor quintil consumieron una media de 3,3g de ácidos grasos omega-3 al día, mientras que los del menor quintil consumieron una media de 0,8g diarios.
En el estudio se observó que el consumo de omega-3 estaba inversamente relacionado con el riegso global de fallecimiento por enfermedad coronaria en los hombres; una tendencia observada principalmente en los caucásicos, japoneses estadounidenses y latinos. Sin embargo, no había muchos negros ni hawaianos en el estudio, por lo que según Meng, los resultados se deberían interpretar con prudencia.
En general, los hombres que comieron unos 3,3g diarios de ácidos grasos omega-3 mostraron un riesgo de fallecimiento por problema cardíaco un 23% inferior en comparación con los que tomaron 0,8g diarios.
«Claramente estamos viendo que cuanto mayor es el consumo más elevado de omega-3 alimentario, menor es el riesgo de morir a causa de una enfermedad coronaria entre los hombres», señaló Meng.
Los japoneses y los hawaianos comen pescado con más frecuencia que los blancos, negros y latinos, y preparan el pescado de diversas formas, señaló Meng.
En el caso de las mujeres, señaló Meng, el efecto del omega-3 resultó ser cardioprotector en cualquier nivel de consumo, pero no sistemáticamente significativo. El pescado frito o salteado mostró ser un factor de riesgo en las mujeres.
Por otro lado, la adición de menos de 1,1g/día de salsas shoyu y teriyaki resultó tener un efecto protector en los hombres; pero no la adición de más de 1,1g/día. En las mujeres, el consumo de shoyu mostró una relación inversa evidente con el fallecimiento por enfermedad coronaria. Meng, señaló que la salsa de shoyu, que es rica en sodio, puede incrementar la tensión arterial, por lo que recalcó que se deben utilizar productos bajos en sodio. El consumo de tofu también mostró un efecto cardioprotector en todos los grupos étnicos.
«En mi opinión, para las mujeres, tomar el omega-e del tofu y la salsa de shoyu, que contienen otros ingredientes activos, como los fitoestrógenos, podría tener un efecto cardioprotector aún más fuerte que el simple consumo de omega-3», señaló Meng, aunque recalcó que sería necesario realizar más estudios para confirmar esta hipótesis.
El estudio no analizó los posibles efectos de los suplementos de aceite de pescado, ni tuvo en cuenta posibles cambios de alimentación a lo largo del tiempo. Ver: Recetas de pescado
Fuente: eScience News