Comer de forma inteligente para sentirse mejor
Sabemos que los alimentos que tomamos afectan a nuestro cuerpo, pero podrían influir todavía más en el funcionamiento de nuestro cerebro. Así, el humor, la motivación y el rendimiento mental dependen en gran medida de la dieta.
El cerebro es un órgano extremadamente activo desde el punto de vista metabólico, hambriento y, a la vez, delicado. Y, según las investigaciones, cada día es más evidente que los alimentos adecuados (o las sustancias neuroquímicas naturales que estos contienen) pueden mejorar las habilidades mentales: mejorar la concentración y las habilidades motoras y sensoriales, mantener a una persona motivada, aumentar considerablemente la memoria, acelerar los tiempos de reacción, calmar el estrés y, quizá, incluso evitar el envejecimiento cerebral.
Cada día hay más pruebas de que una dieta rica en alimentos grasos y pobre en frutas y vegetales no sólo es mala para el corazón y está relacionada con ciertos tipos de cáncer, sino que además puede causar depresión y agresividad.
La salud del cerebro no sólo depende de la cantidad de grasas consumidas, sino también del tipo al que éstas pertenecen. Para tener un buen rendimiento, el cerebro necesita un tipo de grasas que habitualmente se encuentran en el pescado: los ácidos grasos omega-3. El tipo de grasas es tan importante que incluso una dieta que se ciñe a los niveles de grasas recomendadas, pero del tipo equivocado, puede socavar la inteligencia. Esto complica las cosas, ya que algunos aceites recomendados como saludables para el corazón resultan especialmente problemáticos para la mente.
La mayoría de la gente consume demasiadas grasas, gran parte de ellas saturadas, pero muy pocas consumen suficientes ácidos grasos omega-3. Los aceites poliinsaturados recomendados como saludables para el corazón apenas contienen este tipo de ácidos grasos, sino que están llenos de ácidos grasos omega-6, cuando en realidad lo que nuestro cuerpo necesita es un equilibrio entre los omega-3 y los omega-6. Un modo de aumentar los omega-3 es, por ejemplo, utilizar aceite de canola o aceite de nuez para cocinar.
Un nuevo estudio realizado por los profesores Lynn y Vanhanen, de las Universidades de Ulster y Tampere, ha descubierto que los países más ricos son los que tienen los promedios más elevados de CI. Según los autores, esto se debe a que el CI viene determinado, en gran medida, por la nutrición de las mujeres embarazadas y de los niños durante la infancia.
Se pueden incrementar la agudeza mental, la memoria y la resistencia al estrés tomando alimentos que contienen componentes precursores de importantes neurotransmisores del cerebro como la colina, una vitamina B presente en el huevo. Algunos estudios han demostrado que los suplementos de colina mejoran la memoria y los tiempos de reacción en animales, especialmente en la vejez. En las personas, también mejoran la memoria y reducen a fatiga.
Otros alimentos que influyen en el rendimiento mental son el azúcar y los carbohidratos. Las investigaciones muestran que el azúcar nos vuelve más avispados, aunque nadie ha podido determinar todavía cuál es la dosis correcta en cada momento. Y en cuanto a los carbohidratos, son muy buenos para la mente, especialmente cuando se toman sin mezclarlos con proteínas o grasas.
Fuente: Guardian Eat Right