La etapa más complicada de una dieta es el final, el mantenimiento del peso
Cuando empezamos una dieta, sea cual sea, sabemos y somos conscientes de que se trata de un proceso de adelgazamiento que se alarga en el tiempo y, por lo tanto, somos pacientes. Pero uno de los parámetros que no se controlan con severidad es el mantenimiento del peso después de hacer la dieta. Algunos estudios han demostrado que, después de perder peso, debemos seguir unas guías para no recuperar los kilos eliminados.
El trabajo más duro se inicia cuando terminamos la dieta. Los expertos han demostrado que la fuerza de voluntad no afecta tanto como se pensaba hasta ahora y, que más bien es una cuestión de medidas y cantidad. Cuando hacemos la dieta nuestro estómago se habitua a unas cantidad y, después de hacer la dieta se debe tener en cuenta ese aspecto y saber que debemos comer menos que una persona de nuestro mismo peso que no haya hecho dieta. ¿Por qué? Por que nuestro metabolismo ya no asimila del mismo modo los alimentos y, por lo tanto, sus efectos en uno u otro cuerpo son distintos.
Desde la Universidad de Columbia en Nueva York se ha demostrado que, para mantenerse en el peso obtenido tras la dieta se debe reducir un 22% la ingesta de calorías. Es decir, no exceder diariamente de las 300 calorías durante varios años para estar siempre en el peso deseado. En Lyon, en una conferencia sobre estos temas se plasmó la idea de los efectos que tienen las dietas sobre los músculos y, como el músculo en esta nueva etapa necesita menos calorías para hacer el trabajo, esas son las que debemos proporcionarle, no más.
Con estos estudios se demuestra que hacer dieta es un proceso que no afecta únicamente al peso, sino que también influye en los músculos, en el ánimo y en el cerebro. Con respecto a esto último resaltar que el profesor Rosembaum también ha podido demostrar que tras hacer la dieta el cerebro cambia el ritmo de actividad.
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