Según un artículo publicado el 17 de abril de 2007 en Scientific American, un nuevo estudio sugiere que el desequilibrio de ácidos grasos en la dieta podría estar asociado con el claro incremento de enfermedades coronarias y depresiones observado a lo largo del último siglo.
Concretamente, cuantos más ácidos grasos omega-6 tengamos en sangre comparados con los niveles de ácidos grasos omega-3, más propensos seremos a padecer síntomas de depresión y a presentar niveles elevados en sangre de compuestos que favorecen la inflamación, señalan la Dra. Janice K. Kiecolt-Glaser y sus colegas del Ohio State University College of Medicine, en Columbus.
Según Kiecolt-Glaser, estos compuestos, entre los que se incluyen el factor de necrosis tumoral alfa y la interleukina-6, se han relacionado con enfermedades coronarias, con la diabetes de tipo 2, la artritis y otras enfermedades.
Los ácidos grasos omega-3 se encuentran en alimentos como el pescado, el aceite de semillas de lino y las nueces; mientras que los ácidos grasos omega-6 están en los aceites vegetales refinados utilizados hoy en día para elaborar casi todo, desde margarinas a productos de repostería o snacks.
Los antiguos nómadas (cazadores-recolectores) consumían dos o tres veces más omega-6 que omega-3, pero cuando los aceites vegetales refinados se incorporaron a la dieta occidental a comienzos del siglo 20, la cantidad de ácidos grasos omega-6 se disparó considerablemente y hoy en día los occidentales consumimos unas 15-17 veces más omega-6 que omega-3.
En su estudio, publicado en línea en la revista Psychosomatic Medicine, los investigadores estudiaron la relación existente entre el consumo de ácidos grasos y la depresión y la inflamación en 43 personas de edad avanzada. Entre ellas, 6 individuos diagnosticados con depresión severa tenían casi 18 veces más omega-6 que omega-3 en sangre, en comparación con los que no cumplían los criterios de depresión, en los que los niveles de omega-6 sólo eran 13 veces superiores a los de omega-3.
Los investigadores observaron que los pacientes deprimidos también tenían unos niveles más elevados del factor de necrosis tumoral alfa, de interleukina-6 y de otros compuestos inflamatorios. Y a medida que los síntomas de depresión aumentaban también lo hacía la proporción de ácidos grasos omega-6 y omega-3.
Según Kiecolt-Glaser, seguir una dieta saludable con frutas y vegetales y consumir, de vez en cuando, alimentos como el salmón, la caballa o las sardinas, puede ser un gran paso para mejorar el equilibrio omega-6/omega-3.
Fuente: Scientific American
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