¿Te has planteado cuándo comes por hambre y cuándo por ansiedad?
Una de las cuestiones de la operación bikini es… ¡¡el ansia por comer!! Cuando hacemos dieta queremos comer todo aquello que está prohibido o que no recomiendan por su nivel calórico, entre otras cosas. Cuándo llega el verano porque tenemos más tiempo libre, en picos de trabajo o exámenes por estrés… La cuestión es que son muchos los momentos que comemos por ansiedad.
¿Qué tengo que hacer para no comer por ansiedad?
1. Lo primero y principal es dejar a un lado las dieta de un solo ingredientes o dietas demasiado estrictas que nos impidan llevar un ritmo de vida normal.
2. Cambiar el ritmo de las comidas. Así es. ¡Comer rápido es comer más! Comer más despacio nos hace disfrutar más de los sabores, texturas y aromas de la comida; nos sacia más porque comemos menos en el mismo tiempo y además facilita la digestión.
3. Hacer pausas de 5-10 minutos entre los diferentes platos. Si comemos una ensalada, una carne y un postre… dejar 5 minutos entre plato y plato. Así nos saciaremos más y mejor.
4. Andar en torno a una hora todos los días. ¡Andar, no pasear! Lo ideal es llevar un ritmo movido, no ir cansado mientras vamos andando. Un buen ritmo durante tres cuartos de hora es lo ideal y si salimos en carrera suave con media hora es suficiente.
5. Lo ideal es comer cada 3 horas. ¡Así solo comes cuando realmente tienes hambre! Lo ideal es que pienses en desayuno – almuerzo – comida – merienda – cena… mínimo 5 comidas diarias (15 – 16 horas del día más el tiempo de dormir)
6. Lo prohibido es lo deseado. Así que evitar prohibirte cosas en la dieta si no quieres que tu ansiedad se vea multiplicada. Lo que te apetezca cometelo pero teniendo en cuenta o abusar, comerlo antes de hacer ejercicio y esa clase de trucos para no engordar tanto con determinados alimentos.
7. La dieta debe contener todo tipo de nutrientes para que nos sintamos bien y saciados y no nos pongamos nerviosos por sueño, energía, falta de fuerza… así que todo plan debe incluir: hidratos de carbono, verduras, frutas… para que no tengamos ganas y ansia por algo en concreto, ya que todo lo tenemos incluido en la dieta. Puedes ver: Dieta sana y equilibrada para perder peso
8. Prepara recetas llamativas, platos que hagan que sentarte a comer sea divertido y así te quiten esas ganas de «picoteo» entre horas por ansiedad, nervios o estrés. ¡Comer bien, sentirse mejor y no tener ansiedad van cogidos de la mano!
Las emociones influyen día a día en lo que comemos y en cómo nos sentimos. Según estudios llevados a cabo por expertos en salud, alimentación y psicología; no comemos únicamente por el hecho de saciar la necesidad de comer; sino por ansiedad, estrés, miedo… nerviosismo en general que provoca sobrepeso e incluso obesidad.
Para aquellos que comer por obligación, hacer especial mención e hincapié en la necesidad de comer por gusto, de disfrutar de los sabores, texturas y recetas únicas sin pensar en las calorías, en las grasas saturadas y en todo aquello que hace que muchas personas se sientan culpables por comer o sientan complejo por hacerlo.
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