5 de marzo de 2010

Cosas que no se deben hacer cuando intenta perder peso


1. Escatimar en proteínas o grasas sanas. Muchas de las personas que hacen dieta cometen el error de comer alimentos que son bajos en calorías, pero simplemente no sacian. Las proteínas y las grasas tardamos más en digerirlas y pueden ayudarnos a sentirnos llenos durante más tiempo que si comemos sólo hidratos de carbono. Al planificar las comidas:

  • Incluir proteínas: huevos, requesón, queso bajo en grasa, pescado, pollo, pavo, carnes magras y legumbres
  • Incluir grasas saludables: pequeñas cantidades de frutos secos y semillas, aceite de oliva y aguacate.

2. Saltarse comidas. Las personas a dieta suelen cometer el error de intentar comer lo menos posible durante el día para ahorrar calorías. Especialmente a la hora del desayuno. Pero esta estrategia, casi siempre resulta contraproducente porque al tener mas hambre a mediodía o media tarde, existe mas probabilidad de comer en exceso. Para evitar esto:

  • Comer a intervalos regulares, cada tres a cuatro horas, empezando con un desayuno saludable.
  • No «reservar» calorías para más tarde, especialmente para una fiesta o un evento especial en el que habrá mucha comida. Antes de cualquier celebración, calmar el apetito con un aperitivo repleto de proteínas, como un yogur bajo en grasa, unas lonchas de pavo o una ración de requesón.

3. Recortar calorías en exceso. Hacer un seguimiento de las calorías y reducir las porciones son herramientas útiles para adelgazar. Pero conviene evitar los planes de comidas en los que la ingesta de calorías es muy baja. No comer lo suficiente sólo ralentiza el metabolismo y hace que aumente el hambre. Las mujeres deberían consumir al menos de 1.200 a 1.400 calorías diarias. Y los hombres deberían consumir al menos de 1.600 a 1.800 calorías, dependiendo del tamaño corporal y del nivel de actividad. Con el fin de evitar un recorte excesivo:

  • Empezar por recortar sólo un par de cientos de calorías al día. Cuanto menos drásticos seamos, más probable será que logremos ceñirnos al programa.
  • Para maximizar la pérdida de grasa corporal (y reponer tejido muscular), hay que procurar perder peso de forma paulatina y constante; no más de 450-900 gramos por semana. Y complementar la dieta con un plan de ejercicio.

4. Descontar el fin de semana. La mayoría de las personas subestiman la cantidad que comen los sábados y los domingos. Es fácil excederse, al pensar que volveremos a hacer dieta durante la semana. Si realmente queremos adelgazar, es importante controlar lo que comemos y bebemos los siete días de la semana. Son los pequeños pero constantes cambios que pueden marcar una gran diferencia a largo plazo.

5. La adopción de un enfoque «todo o nada». Debemos olvidarnos de la palabra «dieta». En su lugar, pensaremos en nutrir nuestro cuerpo y encargarnos de nuestra salud. Las personas que adelgazan a largo plazo tienden a adoptar cambios en su estilo de vida que pasan a formar parte de su rutina con grandes beneficios para su estado de salud. En este sentido hay que permitirse un capricho de vez en cuando y pensar más en términos de qué alimentos sanos necesitamos incluir en nuestro plan de comidas.

Fuente: My optum health

26 de enero de 2010

Dietas que funcionan


Enero tradicionalmente es el mes cuando más personas se proponen perder peso después de los excesos navideños y circula por Internet muchos consejos al respecto, además de diversas dietas raras que prometen una pérdida de peso rápida. Es evidente para perder peso el mejor consejo es combinar una alimentación baja en grasas e hidratos «malos» y rica en alimentos frescos y proteína con un plan de ejercicio. Pero si lo que busca es un dieta que funciona, estas son las mas populares por su eficacia:

Dieta South Beach: Es muy popular por no requerir una reducción de los hidratos de carbono ni de las grasas. Básicamente, consiste en hacer tres comidas saludables al día, acompañadas de algunos aperitivos también sanos.

Dieta Atkins: Es una de las dietas más populares y está considerada una dieta muy eficaz. No obstante, es importante comprobar, leyendo algunas guías o consultando con un médico, que nuestro cuerpo está preparado para seguir esta dieta, dado que implica eliminar por completo el consumo de hidratos de carbono. Sí se pueden consumir proteínas y grasas.

Dieta del pomelo: La adición del pomelo a las dietas bajas en grasa y bajas en calorías hace que esta dieta sea muy eficaz, especialmente para los individuos obesos. También es una opción para los que buscan una “solución rápida”.

Dieta de la sopa de repollo: Un poco extrema, pero muy popular. Se basa en un principio fundamental: cuanta más sopa de repollo comamos más adelgazaremos. Con ella se pueden observar resultados casi al instante. Seguirla sólo durante una semana.

Dieta de calorías negativas: Otra dieta muy eficaz sobre la que se puede encontrar mucha información en línea. Básicamente consiste en introducir en nuestra dieta tantos vegetales como podamos (ver alimentos con calorías negativas).

Dieta Beverly Hills: Dieta muy restrictiva y dura, pero gratificante al mismo tiempo. Aprovecha los beneficios de las reacciones químicas de los alimentos cuando se consumen. De ese modo, las proteínas solo se pueden combinan con proteínas y los hidratos de carbono con otros hidratos de carbono. Si la seguimos a rajatabla, adelgazaremos con rapidez.

Source: FAD

21 de enero de 2010

Trucos para perder peso


Cambios en la dieta que marcan una mayor diferencia

Para perder peso es necesario realizar algunos cambios en nuestros hábitos alimentarios, pero algunos cambios aportan mayores resultados que otros. Aquí les ofrecemos algunos cambios que suelen tener un mayor impacto, favoreciendo así una pérdida de peso mas rápida y duradera.

Empezar el día con un desayuno rico en proteínas:
las investigaciones muestran que tomar huevos, que son ricos en proteínas, en el desayuno nos ayuda a sentirnos llenos durante mucho más tiempo. De hecho, eso puede reducir la cantidad de calorías que tomaremos durante las siguientes 24 horas: hasta en 400 calorías.

Cambiar los alimentos de untar: elegir uno bajo en grasa en lugar de uno entero o mantequilla nos ahorrará unas 30 calorías por cada rebanada de pan que comamos y eso enseguida va sumando. Hay que evitar quesos, crema de cacahuete y otros alimentos que se untan y optar mejor por tomar un poco de aceite de oliva en la tostada del desayuno. Y por supuesto, dicha tostada debe ser integral.

Comer en grandes cantidades: Incrementar el volumen y el peso de los alimentos, sin aumentar su contenido calórico, nos ayudará a sentirnos llenos por más tiempo. Aire, fibra y agua son los ingredientes clave saciantes y libres de calorías, por lo que conviene optar por sopas y guisos, frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y ensaladas.

Tomar refrescos light: podemos ahorrarnos 135 calorías simplemente cambiando una lata de refresco de cola normal por una light. Si bebemos una lata diaria eso puede suponer una gran diferencia, ayudándonos a perder alrededor de 450g en poco más de un mes.

Tomar productos lácteos desnatadas: sustituir la leche semidesnatada por la desnatada supone un ahorro de unas 50 calorías por cada 470ml. Y también reduce el consumo de grasas saturadas.

Llevar la comida preparada de casa: el ahorro calórico puede ser enorme si tomamos un poco de tiempo para preparar la comida en casa, optando por platos o alimentos saludables y equilibrados.

Convertir nuestro hogar en un lugar más sano: las personas que logran adelgazar con éxito suelen hacer que les resulte más fácil reducir calorías transformando su dispensa en un lugar bajo en tentaciones de alto contenido calórico y pocos saludables.

7 de enero de 2010

Mantenerse en su nuevo peso


Si ya es bastante difícil adelgazar, lo que puede ser mas desesperante todavía es una vez llegados a nuestro peso objetivo, en los siguientes meses comprobar que poco a poco empezamos a recuperar los kilos perdidos. Y es que mantenernos en nuestro peso ideal puede resultar tan difícil como lo fue perderlo en su momento.

Además de volver a un peso poco saludable, recuperar los kilos perdidos puede tener otros efectos negativos, como:

  • Depresión y ansiedad además de un impacto negativo en nuestro auto-estima
  • Tener la sensación de perder el control lo que puede a su vez llevar a «consolarnos» con atracones de comida
  • Más dificultad para perder peso con la edad. Los estudios han demostrado que las mujeres que pasan por ciclos de adelgazamiento y recuperación de peso engordan más con el tiempo que las mujeres que no han pasado por ello. Y las mujeres que están pasando la menopausia también tienen mayor dificultad para perder peso.

Algunos consejos para mantener su nuevo peso al terminar la dieta:

  • Mantenerse alerta: importante seguir prestando atención a los que comemos incluso cuando consideramos que la dieta está terminada. No se trata de seguir una dieta para perder peso, pero sí seguir las pautas de una dieta saludable, y disfrutar con el cambio de hábitos que esta supone. Una vez que hemos logrado nuestro peso ideal, podemos añadir unos 200 calorías de alimentos bajos en grasa nuestra dieta diaria. Si aún así continuamos adelgazando podemos añadir un poco más, pero debemos seguir observando de cerca las calorías.
  • Obtener apoyo de otros: si nos hemos unido a un grupo de apoyo para ayudarnos a adelgazar, no debemos abandonarlo sólo porque hayamos alcanzado nuestro objetivo. La mayoría de las personas que alcanzan sus objetivos de peso empiezan a recuperar los kilos perdidos en menos de cinco años. Los grupos de apoyo nos ayudan a mantener el rumbo y requieren que controlemos nuestro peso con frecuencia.
  • Mantenernos activos: la mayoría de los programas de adelgazamiento incluyen algún tipo de ejercicio varias veces a la semana. Es importante que aunque acabemos con la dieta, sigamos con el ejercicio, ya que esto ayuda a mantener el metabolismo en forma lo que a su vez ayuda a que el cuerpo queme con mayor eficacia las calorías que consumimos. Cuándo más ejercicio realicemos, mas calorías podremos tomar diariamente.
11 de diciembre de 2009

No engordar en Navidad


Ideas para no engordar en navidades

Ideas para no engordar en navidades

La Navidad es una época de alegría, celebraciones familiares ….. y comilonas, cava y copas. Sin embargo, aunque estas fechas suponen una importante tentación para una persona a dieta, podemos intentar seguir unas estrategias básicas en los momentos de mayor tentación para evitar cuando llegue Enero tener que volver a empezar desde cero de nuevo.

Estrategicas para las fiestas de Navidad
: Asegurarnos de tomar un aperitivo rápido antes de que empiece la fiesta, para no estar hambrientos – una fruta y una loncha de pechuga de pavo es un ejemplo de una opción sana. Decidir con antelación cuántas galletas o patatas vamos a tomar y ser muy extricto. Compensar el exceso de calorías a lo largo del resto del día; una crema de verduras o una ensalada en la otra comida o cena. Si es una fiesta en la que todos se llevan algo, preparar alimentos saludables compatibles con el tipo de dieta que estamos siguiendo. Tener especial cuidado con las calorías adicionales ocultas en las bebidas alcohólicas. Tomar vino blanco en lugar de tinto y mezclarlo con agua con gas para que dure más. O mezclar un vaso de vino espumoso con zumo de naranja.

Comidas o cenas de Navidad de empresa: Alrededor de esta época del año, la tradicional comida de Navidad con los compañeros de trabajo es otra posible amenaza para la dieta. Sea lo que sea el tipo de restaurante elegido, debemos intentar evitar las opciones de carta con salsas o fritos. Si es un menú concertado, siempre podemos pedir medias raciones. De nuevo es importante no pasarse con el vino, elegir un té verde desintoxicante en vez de café y, en lugar de una bebida alcohólica para la sobremesa pedir agua con gas.

Hacer ejercicio: En muchos lugares del mundo, el invierno ofrece unas oportunidades de ejercicio únicas que no se pueden practicar el resto del año. Desde el patinaje sobre hielo al esquí, hay oportunidades para quemar calorías. Además, se queman mas calorías cuando hace frio, así que el tiempo se convierte en nuestro aliado. Si no nieva donde vivimos, podemos simplemente salir a caminar a paso rápido durante al menos media hora después de cada comida. Es un buen modo de asociar los excesos de la Navidad con el ejercicio saludable.

Para mas consejos ver la sección No engordar en Navidad

26 de noviembre de 2009

Evitar engordar en el Invierno


Llega el invierno y, a medida que bajan las temperaturas, los alimentos que tomamos habitualmente en verano, como las ensaladas o la fruta fresca ya no resultan tan atrayentes como en agosto. En su lugar, nos apetecen comidas más fuertes y calientes, como sopas, guisos o cazuelas, pero que nos apetezcan más esos alimentos no significa que encajen con nuestros planes de adelgazar.

A menudo, al llegar el invierno, sentimos que tenemos más hambre. El motivo no es solo que el calor del verano nos haya quitado el apetito y ahora lo estemos recuperando, sino que el instinto de nuestro cuerpo hace que éste tienda a acumular grasas para utilizarlas como aislamiento y energía extra con el fin de protegerse frente a las inclemencias del tiempo.

De lo que se trata es de encontrar el modo de satisfacer nuestro instinto natural de obtener más alimento sin abandonar por ello nuestro compromiso de adelgazar. A continuación, se indican algunas ideas al respecto:

Desayunar un buen desayuno: Es importante desayunar muy bien, ya que los estudios indican que las personas que comen bien por la mañana tienen menos dificultades para controlar su peso. El desayuno ideal contiene hidratos de carbono como aporte de energía, pero equilibrados con proteínas para evitar subidas de azúcar en sangre (y de insulina).
Las opciones más fáciles son los cereales listos para tomar, sobre todo integrales, con al menos 4g de fibra por ración y no más de 6g de azúcar (recordar que 4 gramos es el equivalente a 1 cucharadita de azúcar; comprobar la etiqueta de información nutricional). Los cereales calientes también son más populares en invierno y tomar avena es uno de los modos más sencillos para incluir cereales integrales en el desayuno. Para incrementar el valor nutricional de ambos tipos de cereales (fríos y calientes), añadir una o dos cucharadas de germen de trigo, otra de semillas de lino tostadas y algunas semillas de girasol o nueces picadas.
Si se quiere algo más contundente, las alubias en salsa de tomate, los huevos y el queso son una buena fuente de proteínas y las salchichas de soja u otras opciones basadas en vegetales contienen menos grasa, menos calorías y, por lo general, son más ricas en proteínas que sus equivalentes de carne procesada.

Sopas y guisos con sustancia
Es posible reunir un elevado valor nutricional con satisfacción y pocas calorías, preparando sopas y guisos basados en alubias y vegetales. Las alubias proporcionan proteínas y fibra y cuentan para nuestro objetivo de tomar 5 vegetales al día. Otra de las ventajas de las sopas y guisos es que se pueden preparar fácilmente en cantidad y que al día siguiente están incluso mejor.

Raíces y brotes
Al cambiar de estación, también deberían cambiar los vegetales que tomamos. Aunque algunos vegetales tienen fama de engordad, nadie engorda realmente por comer demasiados vegetales; la culpa podría ser de añadirles demasiada salsa o mantequilla. Algunos vegetales excelentes para e invierno son el brécol, las coles de Bruselas, el repollo, la coliflor, todo tipo de verduras cocinadas, el hinojo (un maravillo vegetal con aroma anisado que a menudo pasa desapercibido), la remolacha, las chirivías, las patatas, los nabos y las numerosas variedades de calabacines y calabazas.

Legumbres
Las legumbres como las alubias y las lentejas son ideales para el invierno: saludables, calentitas y muy versátiles; cocinarlas no requiere mucho talento (basta con poner en remojo y hervir a fuego lento) y se pueden preparar en cantidad para consumirlas en varios días.
Además de utilizarlas como base en sopas y guisos, podemos hacer un estupendo paté de alubias. Se pueden convertir en hamburguesas y pan y son fundamentales en los platos mejicanos. En cuanto a la nutrición, prácticamente no contienen grasas, son ricas en proteínas y una de las principales fuentes de fibra alimentaria saludable (y saciante).

Ensaladas
Se suelen relacionar con un clima cálido, pero es esencial tomar una combinación de vegetales crudos y cocinados todo el año. En invierno, podemos hacer que las ensaladas resulten más atractivas añadiendo algún aliño casero, un buen aceite de oliva, jugo de limón o vinagre balsámico.

Fruta
Una ensalada de fruta fresca no resulta muy tentadora en invierno, pero podemos utilizar la fruta de temporada para los postres: manzanas asadas, peras escalfadas, higos rellenos o ciruelas calientes.

Bebidas calientes
Si el chocolate caliente es nuestra debilidad, quizá podamos sustituirlo por un té rico. Podemos añadirle canela, jengibre o un poco de pimienta fresca molida y esencia de vainilla para mejorarlo.

Fuente: Guardian Eat Right

4 de noviembre de 2009

La mejor forma de perder peso


La mejor vía y la más segura para lograr un adelgazamiento a largo plazo es adoptar unos hábitos alimenticios saludables, que se mantengan un tiempo después de haber adelgazado. También nos interesará mantener nuestro metabolismo acelerado para quemar calorías en lugar de almacenarlas. El modo de perder peso y mantener el resultado es el siguiente:

Desayunar: una comida mañanera despierta el metabolismo después de que nuestro cuerpo haya estado privado de alimento durante la noche. Saltarse el desayuno mantiene el metabolismo al mínimo y eso hará que acumulemos calorías en lugar de quemarlas cuando comamos más tarde a lo largo del día.

Picar a menudo: tomar comidas pequeñas más a menudo mantendrá nuestro metabolismo en funcionamiento durante todo el día. Los aperitivos también evitan que lleguemos a tener demasiada hambre. Cuanto más hambrientos estemos menos control tendremos sobre lo que comemos y en qué cantidad.

Hacer ejercicio: las actividades cardiovasculares (caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, hacer aerobic o bailar) aceleran el metabolismo hasta varias horas después de acabar el ejercicio, por lo que se quemarán calorías incluso mucho después de dejar de moverse.

Hacer pesas: esta actividad desarrolla la musculatura y proporciona tono muscular, quemando hasta cinco veces más calorías que grasa (incluso cuando nuestro cuerpo está en posición de descanso). Más musculatura implica más calorías quemadas y una pérdida de peso mayor con el tiempo.

Comer acorde con nuestra actividad: si realizamos la mayor parte de nuestra actividad física durante durante el día, tomar un buen desayuno y una buena comida a mediodía para tener suficiente energía hacer todo lo que tengamos que hacer.

3 de noviembre de 2009

Dietas de ayuno


El ayuno es algo que se practica desde hace siglos. Tradicionalmente se utilizaba como ritual religioso para ejercitar la autodisciplina y despertar la consciencia espiritual, pero últimamente, la práctica de dejar de comer se ha convertido en una moda para adelgazar con rapidez.

Mientras que un día de ayuno no supone un peligro serio para la salud de un adulto, un ayuno prolongado (más de 24 horas) puede tener graves consecuencias. Ya sea un ayuno «solo de agua» para desintoxicar, saltarse comidas o sobrevivir solo a base de sopa de repollo o pomelo, el cuerpo solo reconoce una cosa: que pasa hambre.

Cuando no consumimos suficientes calorías para mantener las funciones esenciales (como mantener el latido del corazón o la respiración de los pulmones), el cuerpo reacciona utilizando sus propias reservas para obtener energía.

Resultados del ayuno en las etapas iniciales de los adelgazamientos rápidos

En circunstancias normales, el combustible principal del cuerpo es la glucosa. El cerebro, en concreto, debe recibir un aporte constante de glucosa para funcionar adecuadamente. Durante un período de restricción calórica, se utiliza la glucosa, que se encuentra almacenada en el hígado en forma de glicógeno, para disponer de energía. El glicógeno está almacenado con agua, por lo que cuando se divide para liberar energía, también se libera agua. Este fluido es el responsable del rápido adelgazamiento que se produce en los dos primeros días (entre 1,4Kg y 2,3Kg por día) de las dietas con una importante restricción calórica, como la “Dieta milagro de Hollywood”, la “Dieta de la sopa de repollo” o la “Dieta del pomelo”, con las que se dice que se pueden lograr adelgazar 4,5Kg en dos días.

Consecuencias: suena demasiado bien para ser verdad: este adelgazamiento no dura. Cuando se vuelve a comer normal, se vuelven a llenar los almacenes de agua y glucosa y se recupera el peso corporal original. La rápida pérdida de fluido también puede dar lugar a la pérdida de electrolitos y a deshidratación, ya que lo único que se «limpia» del cuerpo son los minerales necesarios para las contracciones de los músculos, las transmisiones nerviosas, la regulación de los fluidos corporales y otras funciones fisiológicas. Una caída repentina del azúcar en sangre, mientras disminuyen las reservas de glicógeno, producirá cansancio, confusión y cambios de humor. Estos síntomas, a menudo, se achacan erróneamente a los primeros pasos del proceso de limpieza de una dieta de desintoxicación.

Reducir las calorías ralentiza la pérdida de peso

EL hígado almacena solo el glicógeno (energía) suficiente para un día, por lo que cuando ayunamos más de 24 horas, el cuerpo recurrirá a los músculos para producir glucosa que poder utilizar como energía. Tras seguir una dieta muy baja en calorías o ayuno durante una semana, el 30% de todo lo que hayamos adelgazado erá músculo y el resto fluidos. La cantidad de músculo que tenemos en el cuerpo determina nuestro índice metabólico (la velocidad a la que quemamos calorías), por lo que a medida que perdemos músculos, éstos realizan menos trabajo metabólico, ahorrando calorías para ahorrar energía. A corto plazo, nuestro índice de adelgazamiento se ralentizará.

De hecho, la mayoría de las dietas rápidas de dos o tres días que afirman quemar grasas, solo eliminan tejido muscular metabólicamente activo por lo que, en realidad, entorpecen el adelgazamiento a largo plazo. Lo mismo sucede cuando se saltan las comidas. Cuando tomamos una comida, nuestro metabolismo global aumenta debido a la energía requerida para la digestión y la absorción de la comida. Saltarse una comida tiene el efecto contrario, es decir, disminuye el metabolismo, y se mantiene así hasta que comemos algo.

En general, entonces el cuerpo ahorrará calorías (en lugar de quemarlas) para asegurarse de que tiene suficiente energía durante el tiempo de ayuno, por lo que saltarse comidas para evitar calorías es un método contraproducente de cara a una pérdida de peso prolongada.

Cuando los niveles de calorías aumenten al nivel normal, la recuperación de peso será más rápida y el peso volverá en forma de grasa, puesto que nuestro índice metabólico se ha ralentizado; podríamos incluso acabar más gordos que antes de empezar a hacer dieta. La pérdida de músculo influirá en nuestra capacidad para mantener la pérdida de peso a largo plazo, a menos que recuperemos musculatura haciendo ejercicio.

2 de octubre de 2009

Desventajas de las dietas bajas en calorías


The Myth of Low-Calorie Dieting for Weight Loss Exposed

Cualquiera que haya intentado adelgazar habrá oído hablar de la fórmula tradicional: comer menos y hacer más ejercicio. El objetivo de esto es crear un déficit calórico, en el que el cuerpo utiliza más d ellos que toma. Se trata de obligar al cuerpo a quemar la grasa almacenada, pero para mucha gente, esta dieta baja en calorías acaba con ellos mucho antes de que se haya eliminado la grasa. Y no se debe a una falta de autocontrol o fuerza de voluntad; sucede porque los fundamentos de esta dieta baja en calorías están profundamente equivocados.

Para las personas que intentan adelgazar reduciendo calorías, la comida se convierte en el enemigo, en lugar de un medio para mejorar la salud. Las punzadas de hambre se convierten en una señal de éxito, en lugar de una señal de que el cuerpo se muere de hambre. Este tipo de realidad alterada –un mundo en el que elegimos pasar hambre para mantener un peso saludable– está contribuyendo las enfermedades y miserias modernas.

En realidad, nadie puede afirmar con seguridad qué cantidad de calorías es la adecuada para cada persona. Hay mucho factores que pueden influenciar el número de calorías que necesitamos, como la genética, el estilo de vida, nuestros hábitos de ejercicio, etc. Conviene observar que según la Organización Mundial de la Salud, la inanición se empieza a producir por debajo de 2.100 calorías al día, una cifra muy superior a las que gran parte de las personas que hacen dieta dan por hecho que necesitan.

Para evitar el desastre de las dietas bajas en calorías, debemos definir el término «bajo en calorías», ya que con el paso de los años ha ido adoptado diversos significados. No hace mucho, 1.200 calorías al día era la cifra estándar para hacer dieta y no era raro encontrar dietas de 800 calorías (900 calorías, dicho sea de paso, era dieta típica de los prisioneros en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial). Estas dietas extremadamente bajas en calorías todavía existen hoy en día, por lo que mucha gente recorta a 1.600 calorías al día, dando por hecho que no es una dieta baja en calorías. Es una ilusión. Si estamos ingiriendo menos de de lo que nuestro cuerpo necesita para funcionar a pleno rendimiento, entonces estamos siguiendo una dieta baja en calorías. Cuando comemos menos de lo que necesitamos, nuestro cuerpo lo percibe como señal de inanición. Es una simple respuesta biológica.

La idea de calorías entrantes frente a calorías consumidas es un completo mito. El cuerpo es mucho más complejo que eso. En nuestro cuerpo se realizan cientos de actividades en un momento dado y hace falta combustible para llevar a cabo esas funciones. Si nuestro cuerpo no recibe a través de la dieta los materiales que necesita, entonces, solo le queda otra opción: sacarlos de sí mismo. La mayoría de la gente da por hecho que el cuerpo solo va a utilizar la grasa almacenada, pero eso no es cierto. El cuerpo lo sacará también de los huesos y del tejido de los músculos y los órganos. Puede que perdamos parte de la grasa, pero será a costa de tejidos vitales. Este no es un estado deseable, por lo que nuestro cuerpo ralentizará el metabolismo para evitar su propia destrucción. Después de todo, el cuerpo tiene un instinto natural para sobrevivir.

Muchas personas que empiezan una dieta baja en calorías experimentan efectos secundarios, como fatiga, depresión, caída del cabello, piel seca, mala memoria o dificultades para concentrarse, cambios bruscos de humor, ciclos menstruales irregulares e inapetencia sexual. Con el paso del tiempo los síntomas empeoran y el cuerpo se debilita hasta que las enfermedades y alergias se vuelven frecuentes y las probabilidades de desarrollar una enfermedad degenerativa aumentan. Este deterioro puede ser rápido o lento, dependiendo de cómo sea de extrema la dieta.

Otro efecto secundario de las dietas bajas en calorías: cuando la gente se centra en reducir calorías, normalmente las grasas es lo primero que eliminan, debido a que tienen nueve calorías por gramo, en comparación con las cuatro calorías por gramo que tienen las proteínas y los hidratos de carbono. Puede parecer una elección lógica, pero no es buena. EL cuerpo atesora la grasa de los alimentos, que se utiliza para recubrir las células y es necesaria para infinidad de funciones del cuerpo. Tomar abundantes grasas saludables también sacia el apetito y previene los atracones de alimentos, por lo que reducir las grasas no hace sino dificultar los esfuerzos por perder peso. Eliminar las grasas naturales saludables parece agravar y acelerar todos los efectos secundarios anteriormente mencionados de las dietas bajas en calorías.

Por último, a la mayoría d ella gente le resulta difícil mantener una dieta baja en calorías y una vez finalizada la dieta, muchos se encuentran con que tienen que tomar menos calorías para evitar recuperar el peso de antes. Otros continúan con la dieta baja en calorías alcanzando, normalmente, un punto en el que se estancan y que les lleva a reducir aún más las calorías o a ejercitarse de forma excesiva para provocar le déficit calórico. El cuerpo siente aún más los efectos de la inanición y lucha contra ella. Llegado a este punto es habitual sentir que nuestros cuerpo trabaja en nuestra contra; y estamos en lo cierto. El cuerpo dejará de aferrarse desesperadamente a la grasa almacenada cuando deje de temer la inanición porque está recibiendo la alimentación adecuada.

La idea de ingerir cientos de calorías más cada día puede resultar inusualmente generosa para algunos, pero eso no significa que podamos comer de forma irresponsable. Lo más importante es asegurar se de que los alimentos que tomamos son naturales y ricos en nutrientes. Elegir alimentos enteros; el cuerpo sabe cómo utilizar estos alimentos para su propio beneficio. Tomar los alimentos en un estado lo más natural posible y utilizar prácticas tradicionales como dejar en remojo cereales, habas y frutos secos por la noche antes de comerlos o cocinarlos. Evitar los alimentos procesados como los cereales refinados, el azúcar, los alcoholes, el aspartamo, la sacarina, el glutamato de monosodio, los nitritos y los nitratos de sodio, y demás aditivos alimentarios, que dañan el cuerpo y evitar que los nutrientes reales se utilicen adecuadamente.

Es hora de replantearse la teoría de las dietas bajas en calorías. Es hora de darse cuenta de que el cuerpo no dejará de aferrarse a las grasas almacenadas hasta que reciba una nutrición adecuada, procedente de alimentos sanos y naturales. Es hora de dejar de resistirse a la comida y darse cuenta de que una buena alimentación es el único camino hacia la curación.

Fuente: Natural News

30 de septiembre de 2009

Relación entre sobrepeso y apnea


Más de 12 millones de personas en EEUU padecen de apnea del sueño, una dolencia especialmente habitual entre las personas con sobrepeso y obesas. Además de profundos ronquidos, puede producir una tensión arterial alta, apoplejía, enfermedad cardiovascular y una pobre calidad de vida. Durante años, los médicos han dicho a sus pacientes con apnea del sueño que lo mejor para aliviar los síntomas es adelgazar, pero apenas ha habido pruebas basadas en investigación que respalden esto.

La investigación existente ha estado limitada por varios factores, por lo que hay muy pocos estudios que muestren si la cantidad de adelgazamiento recomendada –alrededor de un 10%- es suficiente para mejorar la situación de estos pacientes, señaló Gary Foster, director del Center for Obesity Research and Education.

Foster y algunos colegas de otras seis universidades completaron recientemente el mayor estudio aleatorizado sobre los efectos del adelgazamiento en pacientes con apnea del sueño y diabetes de tipo 2. Los investigadores observaron que entre los pacientes con apnea del sueño severa, los que perdían la cantidad recomendada de peso tenían tres veces más probabilidades de eliminar casi por completo el número de episodios de apnea del sueño en comparación con los que no adelgazaron. Los resultados se publicaron en el ejemplar del 28 de septiembre de la revista Archives of Internal Medicine.

El nuevo estudio, llamado Sleep AHEAD, observó a 264 pacientes obesos con diabetes de tipo 2 que ya participaban en el ensayo Look AHEAD, un estudio ya en marcha de 16 sitios destinado a investigar el impacto sobre la salud a largo plazo de una intervención intensiva en el estilo de vida de 5.145 adultos obesos o con sobrepeso con diabetes de tipo 2. Los participantes tenían entre 45 y 75 años de edad.

Los 264 participantes se dividieron en dos grupos aleatorios: el primero recibió un programa de adelgazamiento conductual de grupo desarrollado especialmente para pacientes obesos con diabetes de tipo 2, dietas controladas por raciones y un régimen prescrito de ejercicios de 175 minutos semanales. El segundo, asistió a tres sesiones informativas de grupo a lo largo de un período de un año que se centraron en el control d ella diabetes mediante la dieta, la actividad física y el respaldo social.

Después de un año, los miembros del primer grupo perdieron una media de 10,9kg. Más de uno de cada tres participantes de este grupo mostró una total remisión de su apnea del sueño (el 13,6% en comparación con el 3,5%), y en él se observaron también alrededor de la mitad de episodios de apnea del sueño severa que en el segundo grupo. Además, los participantes del segundo grupo apenas perdieron unos 450g y mostraron un significativo empeoramiento de su apnea del sueño, lo que según Foster y su equipo sugiere que sin tratamiento la enfermedad puede progresar con rapidez.

«Estos resultados indican que tanto los médicos como los pacientes pueden esperar una mejora importante en su apnea del sueño si hay adelgazamiento», señaló Foster, autor principal del estudio. «Y una reducción en la apnea del sueño supone varios beneficios para la salud y el bien estar globales».

Fuente: Science Daily