La práctica de deporte aumenta el riesgo de deshidratación, que puede reducir el rendimiento físico e incluso, poner en peligro la vida del deportista. Es importante empezar el ejercicio bien hidratados, y durante él, reponer líquido en cantidades pequeñas y en intervalos cortos de tiempo. Después de terminar el ejercicio también se debe seguir bebiendo de forma regular.
El agua es el componente más importante del cuerpo humano, y su porcentaje disminuye a medida que aumenta la edad. A lo largo del día, se deben compensar las numerosas pérdidas de agua, lo que se puede conseguir por medio de las bebidas y del agua de los alimentos.
Cuando se realiza deporte, las pérdidas de agua aumentan, sobre todo a través del sudor. Mediante el sudor podemos llegar a eliminar 1 litro de agua cada 580 kilocalorías consumidas, por lo que las pérdidas de líquido pueden llegar a ser de 0,3 a 2,4 litros a la hora. Por ello, cuando se realiza deporte se requiere ingerir mayor cantidad de agua. Es importante destacar que la sensación de sed en los deportistas es una señal de alarma, debido a que aparece de forma retardada, por lo que se debe procurar no llegar a sentirla. Cuando se tiene sensación de sed, ya se ha perdido un exceso de agua y ha aparecido fatiga. Por tanto, los deportistas deben beber agua suficiente y regularmente, basándose en el tiempo más que en la sensación de sed.
Las pérdidas de agua varían en función de:
- Intensidad del ejercicio
- Duración del mismo
- Temperatura ambiental
- Humedad
- Factores genéticos
Se deben tener en cuenta todos estos factores, y adaptar a ellos el consumo de agua. Manteniendo una hidratación adecuada, conseguiremos evitar una disminución importante del rendimiento, entre otros síntomas desagradables. Si la deshidratación es leve o moderada, puede causar síntomas como nauseas, vómitos, diarrea, vértigo, confusión, debilidad y respiración fatigosa. Si la deshidratación es más grave, aparecerán otros síntomas más graves como delirio, anuria, espasmos… pudiendo producirse, incluso, muerte por golpe de calor.
En cifras, la deshidratación no debe suponer nunca una pérdida superior al 1,1-2 % del peso corporal, ya que supondría una disminución del rendimiento deportivo. De hecho, pérdidas superiores al 5 % del peso corporal pueden disminuir la capacidad de trabajo en un 30 %. Por otra parte, con pérdidas del 8 % del peso corporal se puede producir muerte por golpe de calor.
Como se ha comentado antes, la sensación de sed no es un buen indicador, ya queen deportistas aparece cuando las pérdidas son próximas al 2% del peso corporal, y esto ya supondría una disminución del rendimiento físico.
Como se ha comentado antes, la sensación de sed no es un buen indicador, ya queen deportistas aparece cuando las pérdidas son próximas al 2% del peso corporal, y esto ya supondría una disminución del rendimiento físico.
Tan importante como calentar los músculos es empezar el ejercicio con un estado de hidratación óptimo, y durante el ejercicio físico, reponer líquido en cantidades pequeñas en intervalos cortos de tiempo (cada 20 minutos aproximadamente). Al terminar el ejercicio también se deberá beber agua de forma regular.
En general, cuando se realiza deporte no se pierden electrolitos en cantidad suficiente para que sea necesario añadirlos al agua de bebida. En la mayor parte de los casos será suficiente con beber agua. Cuando es un ejercicio de más de tres horas de duración o intensidad elevada, será interesante reponer también electrolitos. Por supuesto, la cantidad y tasa de reposición de fluidos depende también de la sudoración individual.
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