Comer rico y casero a diario es más fácil y rápido si de antemano planificas el menú semanal. Tanto si sueles cocinar todos los días como si no solías hacerlo y de repente sí, resulta muy útil. Por un lado te ayuda a cocinar sólo con lo que ya tienes en la nevera o la despensa, sin necesidad de salir a comprar ni de gastar más, evitando también que se malogren ingredientes frescos o que podrían caducar.
Por otro lado simplifica y agiliza la tarea diaria de decidir qué cocinar: basta con mirar a la planificación y ya está! Además te permite en apenas 15-20 minutos organizar un menú semanal variado, equilibrado y saludable, sin necesidad de pensar a lo largo de la semana varias veces al día qué vas a preparar, sobre todo cuando vas mal de tiempo y tienes muchas otras tareas que hacer y otras mil cosas en la cabeza.
Para planificar el menú semanal sólo hace falta un bolígrafo y un papel para escribir todos los días de la semana, dejando un hueco para comida y otro para cena. Si además quieres organizar los desayunos y las meriendas, es el momento de hacerlo, pero con que haya mínimo dos huecos para comida y cena puede ser suficiente.
Primero echa un vistazo a lo que tienes en la despensa y en la nevera, así será más fácil tener en cuenta los alimentos que van a caducar pronto o que son frescos y, cocinándolos más tarde, podrían estropearse. Es el momento de descubrir o redescubrir cosas que no sabíamos que teníamos…
Con esto y pensando el tiempo o las necesidades que vamos a tener cada día para cocinar, ya podemos empezar a hacer nuestro menú semanal familiar. Si estás trabajando lo mejor es elegir recetas fáciles y rápidas de lunes a viernes y dejar para los fines de semana aquellas que sean algo más elaboradas o entretenidas.
Además de recurrir al batchcooking, entre semana se puede por ejemplo cocinar un día más cantidad y comerla unos días después o congelarla para la semana siguiente. Para eso las lentejas guisadas, y en general cualquier plato de cuchara, son grandes aliados.
También ayuda tirar de conservas, que mezcladas con alimentos frescos nos pueden dar una receta de 10 en apenas 15 minutos, como por ejemplo las ensaladas de legumbres o las verduras en conserva rehogadas en sartén con ajos y jamón, como por ejemplo estas alcachofas salteadas con vino blanco y orégano.
Otra opción es cocinar la noche anterior y dejarlo en la nevera para el día siguiente. Para ello son ideales muchas recetas, especialmente aquellas que agradecen el frío y el reposo y que están más ricas de un día para otro como los huevos rellenos.
Para el fin de semana se pueden dejar las hamburguesas con pan casero, las pizzas con masa casera, la fideuá, la paella, los asados o los guisos. ¡Al gusto de la casa! Si esa semana hay cumpleaños u otros eventos especiales es el momento también de planificar lo que se cocinará para ese día.
Así, por ejemplo, puedes organizarte para hacer un día arroz, otro pasta, tres días legumbres y dos verduras como alimento principal, incluyendo estas últimas en todas las preparaciones posibles. Es lo que recomiendan los nutricionistas para seguir el Plato de Harvard, que incluye la mitad de frutas y verduras -especialmente estas últimas-, un cuarto de proteína saludable y un cuarto de cereales integrales.
Planificando también las cenas con antelación evitaremos repetir lo mismo que en días anteriores y sobre todo el síndrome del plato en blanco: ¿qué hago hoy/ahora? Tampoco pasas tiempo de más decidiendo qué hacer y evitas decidirte por algo menos rápido y que nos haga olvidarnos de algo que urge más gastar.
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