El calabacín es una hortaliza con muchas propiedades, que llegó a nuestro continente tras siglos de cultivo por parte de los indígenas de América Central de una variedad que, al parecer, acabó cruzándose con otra verdura de huerto en Milán, aproximadamente en el siglo XVIII. Y de allí, volvió a América durante la inmigración italiana a la costa este de Estados Unidos, como ingrediente de los platos favoritos de estos emigrantes que no querían dejar de disfrutar de este descendiente del calabacín.

El calabacín está de temporada y es una de las verduras más agradecidas en la cocina. ¿Por qué? Su sabor es sutil y ligero, es un ingrediente que se adapta a muchas recetas, y se pueden comer crudos, rellenos, asados, fritos, rebozados, a la plancha… ¡Hasta sus flores son comestibles!

Desde el punto de vista nutricional, el calabacín es un alimento muy completo: gran fuente de vitamina C (un calabacín mediano crudo equivale al 60% de las necesidades diarias), agua y fibra, y otros nutrientes esenciales como ácido fólico, calcio, potasio, hierro, manganeso o vitamina A. Es fácil de digerir, incluso con su piel, que es también una fuente de antioxidantes y la parte del calabacín en la que se concentran la mayoría de los nutrientes.

Así que, ¡vamos a cocinar con calabacín! Te proponemos tres formas para disfrutar del calabacín con recetas de cocina casera:

  • Pisto de calabacín: El pisto es un plato de origen manchego, que elaboraban los campesinos de la zona con productos de temporada, y cuya receta original solo llevaba tomates y pimientos verdes. La receta ha evolucionado al crecer la huerta española incorporándose otros ingredientes como ajo, comino, berenjena o cebolla, y por supuesto, aceite de oliva, además del calabacín, que gana protagonismo en esta variedad de pisto, muy tradicional también en La Mancha y en Murcia. El pisto se puede tomar como plato principal o acompañamiento, frío o caliente, acompañado con huevos o embutidos.
Pisto con calabacín de Cocineli
  • Pastel de calabacín: A medio camino entre una quiche, una moussaka, una lasaña de verduras y los hojaldres rellenos de verduras, el pastel de calabacín es una receta muy sencilla pero deliciosa, que mezcla huevos, queso, leche y otras verduras. Se puede elaborar con o sin costra o corteza, eso sí, siempre que se use un molde antiadherente o de silicona compatible con temperaturas altas para que la mezcla no se pegue en ningún caso. El pastel de calabacín y berenjena está delicioso, precisamente porque cede el protagonismo a estas verduras, y la receta admite también otras proteínas, como carne picada. Si prefieres una versión más rápida (y con menos gasto energético), en vez de hornearla prueba hacer el pastel de calabacín al microondas.
Pastel de calabacín en microondas de @mary_carmem
  • Espaguetis de calabacín: Aunque existe una receta muy tradicional de espaguetis acompañados de calabacín en la costa amalfitana italiana (los Spaghetti Alla Nerano), vamos a detenernos en una forma de preparar los calabacines que es más reciente en nuestra historia, y que está relacionada con la tendencia de alimentación saludable y con alternativas para dietas sin gluten: los espaguetis de calabacín. Se pueden comprar ya cortados, en formato similar a los fideos, o hacerlos en casa usando un cortador especial. Una vez cortados, se pueden guardar hasta 4 días en el frigorífico, en una bolsa de congelación o en un recipiente de vidrio, en ambos casos con papel absorbente en el fondo para reducir la humedad. Y para cocinarlos, basta con saltearlos o hacerlos al vapor de 3 a 5 minutos. Para acompañarlos, tienes varias opciones, desde los espaguetis de calabacín con gambas, con una salsa ligera o cremosa que también combina bien con otros vegetales o con productos de la huerta, como en el caso de los espaguetis de calabacín con champiñones. Y si buscan una opción más saludable, combinarlos con proteínas magras y otras especias es una buena idea, como en los espaguetis de calabacín con atún.
Espaguetis de calabacín con champiñones de Jenny

Con estas ideas, ya puedes meterte en la cocina y disfrutar de esta deliciosa hortaliza. Recuerda: para conservarlos, lo mejor es guardarlos en el cajón de las verduras de tu frigorífico, sin lavar, o lavado, cortado y congelado, si no lo vas a usar de inmediato.

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