Las placas de inducción y de vitrocerámica son la fuente de calor más popular entre los españoles, como ya revelamos en el Estudio Cookpad-SIMA sobre el presente y futuro de las cocinas españolas.
Como apunta la encuesta llevada a cabo para este informe, más del 60% de los españoles emplea como principal fuente de calor la vitrocerámica y las placas de inducción, mientras que uno de cada cinco prefiere las cocinas de gas. La diferencia fundamental es que la fuente de calor de la vitrocerámica es una resistencia eléctrica, mientras que la inducción genera un campo magnético que calienta el recipiente y no la superficie.
Cocinando con cualquiera de estas dos alternativas se puede reducir el consumo eléctrico entre un 20 y un 40% respecto a una cocina eléctrica tradicional (dependiendo del modelo). Este ahorro energético es particularmente útil para recetas que requieren mucho tiempo de cocción, como los guisos, que se pueden reducir usando ollas a presión, como en la preparación de lentejas en olla express, o para pucheros tradicionales como el cocido en olla express. Y es que mantener la comida tapada durante el cocinado también permite hacer un uso más eficiente de la energía, reduciendo los tiempos y aprovechando los jugos e los alimentos, como en el caso de los mejillones al vapor.
Aunque tanto la inducción como la vitrocerámica son muy eficientes en lo que respecta al consumo energético, entre ellas hay diferencias notables. Por ejemplo, las placas de inducción se calientan más rápido que las de vitrocerámica, que lo hacen de forma gradual y mantienen el calor residual al apagarlas, por eso, al cocinar en vitrocerámica es recomendable apagar el fuego entre 10 y 15 minutos antes de finalizar el cocinado.
Entendiendo la dinámica de generación de calor de ambas opciones se pueden preparar comidas baratas y muy fáciles, en poco tiempo y usando la energía justa, con recetas simples como el relleno de las fajitas de pollo, que requieren pocos minutos usando fuego directo, y cuya cocción se puede rematar con el calor residual, si se ha usado una vitrocerámica, como en el caso de una cazuela de filetes de lomo en salsa. Con ese calor remanente también se pueden calentar las tortillas para estas fajitas, un poco de pan de pita o unas rebanadas de pan casero, y hasta hacer crepes para el postre.
Respecto a la seguridad en la cocina, la inducción se considera más segura, ya que el calor se genera solo si los recipientes reaccionan al campo magnético generado. Y es que las cocinas de vitrocerámica admiten recipientes de todo tipo, pero solo se pueden emplear recipientes de acero o hierro fundido con base plana en las placas de inducción, que también son más costosas que la vitrocerámica.
Ya sea porque son más rápidas, más fáciles de limpiar y mantener, y en especial, por ser más eficientes en el uso de la energía, las placas de vitrocerámica o de inducción son la forma de generar calor favoritas en los hogares españoles.
¿Cómo aprovechar todo el potencial de tu placa de vitrocerámica o de inducción? ¿Cuáles son tus recomendaciones para mantenerlas como el primer día? No dejes de compartir tus recetas y trucos para ahorrar en la cocina con estas dos fuentes de calor con la comunidad de Cookpad usando el hashtag #ElijoCocinar, ¡para que todos podamos ser más eficientes mientras disfrutamos de la cocina del día a día!
Deja un comentario