Las sopas frías forman parte de muchas tradiciones gastronómicas en el mundo: de la misma forma en que buscamos calor a través de la mesa durante el invierno, en verano optamos por alimentos que nos hidraten y refresquen, aprovechando los ingredientes de temporada. Las sopas son tan antiguas como la historia de la cocina: son fáciles de elaborar y digerir, y cuando el calor aprieta, también son un gran remedio para las temperaturas altas.
Ya sea para tomar en casa, para llevar al campo o a la montaña, o para disfrutar en una pausa en el trabajo, estas sopas frías te van a llenar de energía y a dejarte ¡un poco helado!
- Gazpacho andaluz: La receta original data del siglo VIII, y en aquel momento se elaboraba con agua, aceite y vinagre, y a veces, almendras o ajo. Los tomates y las hortalizas, como el pimiento y el tomate, llegaron en el XVI, desde América, y siempre se ha considerado como un alimento reconstituyente y refrescante. Aunque hay variantes que añaden otras frutas y verduras, como sandía, cerezas, fresas o remolacha, la elaboración tradicional con tomate, pimiento, cebolla, pepino, ajo, vinagre y aceite de oliva es la favorita de muchos… Solo varía la consistencia: ¿Te gusta más líquido o espeso?
- Salmorejo Cordobés: Como en el caso del gazpacho, el salmorejo no incorporó el tomate a la preparación hasta la llegada de Colón a América y, en su origen, la palabra hacía referencia a un aliño para aderezar el conejo. Se trata de un plato humilde y rural, que como el gazpacho, permitía alimentarse en poco tiempo, y que en la actualidad se prepara con tomate pera, pan de miga, aceite de oliva virgen, vinagre, ajo y sal gruesa. Para quienes sean intolerantes al gluten, el salmorejo se puede espesar con pan sin gluten o harina de almendras.
- Ajo blanco malagueño: Considerada como una de las sopas más antiguas de España, el ajoblanco era, en realidad, una mezcla de almendras y vinagre que se tomaba con pan y en la que el ajo no tiene tanta presencia como su nombre indica. El ingrediente principal de esta sopa fría es la almendra, por eso es tan popular y tiene sus raíces en lugares con una gran población de almendros, y donde hace mucho calor, como Málaga, Extremadura y Granada.
- Vichyssoise:
- Esta sopa francesa fría de puerros, cebolla, patata, caldo de pollo, leche y nata es muy sencilla pero sabrosa, solo requiere un poco de paciencia para que se enfríe tras elaborarla. Detrás de su origen hay muchas historias, desde un chef francés en el Ritz-Carlton de Nueva York a un cocinero vasco que versionó la porrusalda, pero en cualquier caso, esta sopa de delicado sabor es muy fácil de hacer y siempre da buenos resultados.
- Sopa de Pepino: Esta es una sopa viajera, ya que el pepino es originario de India y fue introducido por griegos y romanos en la gastronomía europea. Hay versiones de esta receta en varios países del Mediterráneo y de Europa Oriental, que incorporan en mayor o menor medida elementos lácteos, principalmente el yogur, o frutas de temporada, como el melón. Al ser una hortaliza con mucha agua en su composición y de un sabor muy suave, la sopa resultante es muy refrescante, especialmente si se incorporan hierbas aromáticas como la menta o la hierbabuena.
- Sopa fría de aguacate: ¡Si te gusta el aguacate, esta receta es para ti! Con raíces en México, Colombia y hasta en California, esta sopa recuerda a los sabores del guacamole, y su ligereza se consigue gracias a la crema o la nata y el caldo vegetal. Pero si prefieres una versión sin lactosa, prueba a sustituir la nata por leche de almendras espesa o por leche de coco… ¡Y hasta conseguirás aportar matices más tropicales! Y si prefieres prescindir de cualquier ingrediente lácteo, combina el aguacate con limas, melón o pepino, y seguirás consiguiendo un resultado muy refrescante.
- Sopa fría de calabacín: El calabacín está de temporada y su suave sabor y su textura tan tierna pero firme permiten usarlo en muchas preparaciones, incluyendo sopas frías. Esta hortaliza originaria de América está llena de agua y fibra, nutrientes como vitamina C, antioxidantes y minerales. Por eso, es un gran ingrediente principal para una sopa fresca, porque aporta muchos nutrientes en un plato. La base de la receta es similar a la vichyssoise, pero también se le pueden añadir otras frutas y hortalizas, como melón, mango o manzana.
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