Dietas para cirugía maxilofacial

18 de diciembre de 2013

Adaptación de la dieta según texturas para después de una cirugía

Después de algunas cirugías maxilofaciales pueden aparecer secuelas que obligan a modificar la ingesta oral de manera temporal o incluso permanente. El proceso de masticación y deglución es complejo y requiere de cooordinación entre mecanismos orales, de la faringe, laringe y el esófago.

Causas de alteración de los mecanismos implicados en la deglución y la masticación

  • Inflamación que cause dolor o inmovilidad.
  • Imposibilidad de abrir la boca.
  • Alteraciones en el esfínter del esófago.
  • Pérdida de sensibiladad y/o movilidad en la boca y la faringe.
  • Heridas causadas por la propia intervención.

En algunos postoperatorios, la alimentación oral es posible a pesar de la inflamación pero modificando la textura de los alimentos. Cuando la alimentación oral no es posible, no es recomendable o no es segura, se indicará nutrición enteral por sonda.

¿Cuales son los objetivos de la intervención dietética?

  • Prevenir la pérdida de peso y sobre todo la desnutrición proteica o pérdida de masa muscular.
  • Favorecer la cicatrización de las heridas derivadas de la intervención quirúrgica.
  • Adaptar la dieta a la capacidad individual de masticación y deglución, para facilicar una ingesta adecuada de energía y nutrientes.
  • Evitar la broncoaspiración, ya que el paso accidental de alimentos o líquidos a las vías respiratorias puede causar infeciones o incluso asfixia.

Tipos de adaptaciones de la alimentación oral

Dieta líquida completa. Está indicada en pacientes que presentan dificultad para masticar o tragar alimentos sólidos o pastosos, pero que si toleran alimentos líquidos. Es una dieta completa que puede seguirse a largo plazo, pero debe estar muy bien planificada. Son muy útiles en la preparación de esta dieta las papillas de cereales o purés instantáneos mezclados con caldo, zumo o leche. Si fuera necesario está indicado el uso de suplementos nutricionales para completar el aporte y asegurar una alimentación completa y equilibrada.

Dieta con textura pastosa. Este tipo de dieta está indicada en pacientes con dificultad para tragar líquidos, la textura de los alimentos debe ser homogénea, tipo pudin o miel. Suelen tolerar mejor bolos medianos que pequeños, y alimentos que no se desmenuzan, sino que forman un bolo compacto en la boca, como el queso. También se pueden ofrecer líquidos espesos, tipo yogur o natillas. En el caso de que la ingesta sea insuficiente se puede complementar con suplementos nutricionales de consistencia tipo pudin o puré.

Dieta de textura homogénea de consistencia libre. Indicada en pacientes que tienen problemas para masticar, pero con capacidad de deglución conservada. Incluye alimentos de textura homogénea y consistencia variada: líquida, néctar, miel y pudin. Los pacientes que presentan dificultad para llevar el alimento a la parte posterior de la boca, pueden utilizar cucharas especiales con mango largo o jeringas para colocar el alimento con suficiente profundidad en el interior de la boca y facilitar la deglución.

En muchas ocasiones es necesario elegir la nutrición enteral para conseguir cubrir las necesidades individuales y favorecer la recuperación del paciente.

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