Archivo de marzo, 2014

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Dieta para cuidar el hígado

28 de marzo de 2014

Consejos para el cuidado de la dieta en pacientes con patología crónica del hígado.

Patologia del hígado, dieta, salud

Patologia del hígado, dieta, salud

Los problemas de salud relacionados con el hígado requieren la adquisición y el mantenimiento de una alimentación sana y equilibrada a lo largo del tiempo.

Recomendaciones alimentarias para pacientes con problemas hepáticos:

  • Utiliza la pirámide de alimentación saludable que te ayudará a alcanzar una alimentación variada, equilibrada, llamativa y apetitosa que ayude a mantener un estado nutricional adecuado.
  • Que no falte ningún grupo de alimentos en tu dieta. Incluye cereales (arroz, pasta, pan, cous-cous) en cada comida principal. Las verduras deberían aparecer tanto en las comidas como en las cenas. Toma al menos 3 piezas de fruta al día. Da preferencia al consumo de pescado frente a la carne. Elije carnes magras o bajas en grasa como el conejo y las aves sin piel (pollo, pavo). Incluye legumbres en tus menús semanales. Consume entre 2-4 huevos a la semana. Incluye al menos 2 raciones de productos lácteos al día.
  • Usa el aceite de oliva como fuente de grasa principal de la dieta.
  • Toma entre 1,5-2 litros de agua al día. Además de beber agua directamente, el aporte de líquidos se puede completar con infusiones y caldos bajos en grasas y sal.
  • Evite todo tipo de bebidas alcohólicas.
  • Realice 5-6 comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y recena (antes de dormir).
  • Es característico que las personas con enfermedad hepática crónica tiendan a perder peso por un aumento en la utilización de grasas corporales, por lo que es recomendable que aporten hidratos de carbono en todas las comidas principales y en la recena (antes de dormir)
  • Es característico que las personas con enfermedad hepática crónica tiendan a perder masa muscular por un aumento en el metabolismo de las proteínas, por lo que es recomendable aportar 1-1,2 gramos de proteínas al día por kilogramo de peso. Por ejemplo, se recomienda que una persona de 60 Kg consuma entre 60 y 72 gramos de proteínas al día. En el siguiente punto encontrarás una lista con la cantidad de proteínas que aportan diferentes alimentos.
  • Da preferencia a los alimentos poco grasos, como los productos lácteos desnatados, embutidos 0% materia grasa, aves sin piel (pollo, pavo), caldos desgrasados, elimine toda la grasa visible a las carnes y aves antes de cocinarlos.
  • Reduce el consumo de sal en el caso de que padezcas retención de líquidos o edemas. Las especies, hierbas, ajo o cebolla son una buena forma de incluir sabor y aromas a los platos y una buena estrategia para reducir el uso de la sal.
  • Deja la administración de suplementos orales, ya sean para aumentar las calorías, proteínas, aminoácidos, grasas, vitaminas o minerales de la dieta, a criterio de su médico responsable.

Cantidad de proteínas de una ración normal de alimentos convencionales:

  • 1 vaso de leche desnatada = 9 gramos de proteína.
  • 100 gramos de pan de trigo integral= 8 gramos de proteína.
  • 100 gramos de pasta = 13 gramos de proteína.
  • 100 gramos de arroz = 8 gramos de proteína.
  • 1 lata de atún en conserva al natural = 12,5 gramos de proteína.
  • 100 gramos de guisantes = 6 gramos de proteínas.
  • Total de proteínas de esta lista = 56,5 gramos.

Si cogemos el ejemplo anterior, una persona con 60 Kg que requiere una cantidad de entre 60-72 gramos de proteínas, casi llegamos a sus necesidades consumiendo este ejemplo de lista de alimentos al día. Para conseguir un aporte de proteínas mayor de 60 gramos, simplemente tenemos que tomar 2 vasos de leche desnatada en lugar de 1 y entonces conseguimos 65,5 gramos de proteínas al día. Como veis, con una dieta normal, sin necesidad de consumir grandes cantidades de alimentos proteicos (carne, huevos, pescados), se consigue un aporte adecuado de proteínas al día.

Ejemplo de menú para cuidarnos el hígado:

Desayuno: 1 vaso de leche desnatada + tostada con mermelada + 1 kiwi.

Media mañana: Yogur con 1 cucharada de copos de avena y pasas.

Comida:

Primer plato: Salmorejo cordobés

Segundo plato: Cous-cous con pollo al curry y verduras

Postre: 1 manzana.

Merienda: 1 vaso de leche desnatada + tostada con jamón cocido.

Cena:

Primer plato: Ensalada de tomate con ajo y orégano.

Segundo plato: Calamares saludables rellenos con salsa de verduras

1-2 rebanadas de pan.

Postre: 1-2 rodajas de piña.

Recena (antes de dormir): 2 galletas tipo María.

Conclusiones:

La patología hepática puede ser muy variable. Estas recomendaciones son adecuadas para los pacientes controlados sin problemas asociados. Es aconsejable acudir a un dietista-nutricionista para que adapte el tratamiento dietético de forma personalizada. [Quizás te interese: Cómo buscar un nutricionista]

Enlaces relacionados con Dieta para cuidar el hígado:

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Osteoporosis: Guía práctica para la alimentación diaria.

26 de marzo de 2014

Información, consejos, trucos y ejemplo de menú para prevenir y tratar la osteoporosis.

osteoporosis, nutrición, dieta

Osteoporosis, nutrición, dieta

La osteoporosis es una de las principales causas de frácturas óseas producidas durante la edad adulta. La cantidad de masa ósea es el factor más importante en la resistencia de un hueso y, por consiguiente, el factor preventivo más importante de las fracturas.

Factores que predisponen a disminuir la densidad mineral ósea:

  • Envejecimiento.
  • Menopausia.
  • Factores nutricionales (dieta pobre en calcio, dieta rica en proteínas, dieta rica en fosfatos).
  • Historia familiar positiva.
  • Disminución de la actividad física.
  • Abuso de alcohol o café
  • Tabaco.
  • Ciertos fármacos (corticoides)
  • Ciertas enfermedades (diabetes, intolerancia a la lactosa, malabsorción intestinal, insuficiencia renal crónica, cáncer, etc.)

Nutrientes a tener en cuenta para prevenir y tratar la osteoporisis:

Los principales objetivos dietéticos y nutricionales de la osteoporisis son frenar la pérdida de masa ósea establecida y favorecer la recuperación de las fracturas óseas. Para ello tenemos que tener en cuenta una serie de nutrientes fundamentales que juegan un papel importante en la protección y mantenimiento de los huesos.

  • El calcio es el nutriente más importante para conseguir el pico de masa ósea y para prevenir su pérdida con la edad. Los requerimientos diarios de calcio se estiman adecuados entre 1000 y 1200 mg y pueden obtenerse con relativa facilidad a partir de la dieta o mediante alimentos fortificados con calcio. Principales fuentes de calcio:  productos lácteos (leche, yogur, queso), almendras y otros frutos secos, pequeños pescados como los boquerones que pueden ser comidos con espinas, pulpo y algunas verduras como las acelgas, cardos, lechuga, escarola, endivia, espinacas o grelos.
  • La vitamina D juega un papel importante en la absorción del calcio y del fósforo, dos nutrientes fundamentales para la correcta mineralización del hueso. La vitamina D se obtiene fundamentalmente por la exposición a los rayos solares y, en un pequeño porcentaje, a través de alimentos como el aceites de pescado, pescado azul y yema de huevo.
  • El fósforo es un nutriente fundamental en la composición ósea. Este mineral está presente en cantidades elevadas en carnes y pescados por lo que su deficiencia es poco común en personas con una dieta normal. El quid de la cuestión se encuentra en la relación recomendada entre el aporte de calcio y de fósforo en la dieta, el cual debe ser 1/1, es decir, tomar la misma cantidad de ambos pues un exceso o un defecto de cualquiera de ellos, produce un disbalance en el otro. En este sentido, un consumo elevado de fósforo produce una disminución en la absorción de calcio, lo que puede provocar una pérdida de masa ósea y osteoporosis en el futuro.

Otros aspectos de interés en la dieta para prevenir la osteoporosis:

  • Las dietas con un alto contenido proteico (hiperproteicas) pueden tener un efecto negativo sobre el balance de calcio en el organismo y, por tanto, contribuir a la destrucción y el deterioro de la masa ósea. Así, es conveniente disminuir el consumo de proteínas animales en la dieta moderando las raciones de los alimentos proteicos. Por ejemplo, limitar el consumo de carnes a 100g, pescados a 100-200g y huevos a una unidad el día que se incluyan en el menú.
  • El consumo elevado de sodio (sal) produce una mayor pérdida de calcio a través de la orina. Si esta pérdida se produce de forma mantenida en el tiempo podría contribuir a acelerar la pérdida de masa ósea. Así, es conveniente limitar el uso de la sal para cocinar y limitar el consumo de salazones, embutidos, conservas, salsas comerciales y alimentos precocinados.
  • La fibra alimentaria presente en los cereales integrales, el cacao o las espinacas pueden limitar la absorción del calcio. Es aconsejable tomar estos alimentos separados de los productos lácteos o, en el caso del cacao, añadir una pequeña cantidad al vaso de leche, ya que se ha demostrado que el cacao favorece el consumo de lácteos en niños y ancianos, para los que el aporte del calcio es esencial.

Ejemplos del contenido de calcio en raciones empleadas en la alimentación habitual:

  • 1 vaso (200 ml) de leche entera, semi, desnatada = 250 mg de calcio.
  • 1 vaso (200 ml) de leche suplementada con calcio = 320 mg de calcio.
  • 1 envase (125 g) de yogur normal, bio, frutas, desnatado o cuajada = 225 mg de calcio.
  • 1 trozo (100g) de queso de burgos = 300 mg de calcio.
  • 1 lata de sardinas en conserva = 200 mg de calcio.
  • 150 g de pulpo = 170 mg de calcio.
  • 150 g de calamares = 100 mg de calcio.
  • 1 plato (250 g) de acelgas o cardo = 250 mg de calcio.
  • 1 plato de judías verdes = 140 mg de calcio.
  • 5 higos secos, un puñado de almendras o avellanas = 50 mg de calcio.

¿Cuáles son las recomendaciones alimentarias más importantes cuando queremos prevenir la osteoporosis?

  • Alimentación saludable y, en el caso de padecer sobrepeso, llevar una dieta baja en calorías acompañada de un plan de ejercicio físico adecuado hasta conseguir un peso saludable.
  • Incorporar 3-4 raciones de productos lácteos al resto de los alimentos que componen la dieta.
  • Elegir alimentos fortificados con calcio, ya que contienen entre un 40-100% más de calcio que los productos no fortificados.
  • Elegir productos lácteos desnatados que estén fortificados con vitamina D.
  • En caso de intolerancia a los lactosa se pueden utilizar los productos lácteos sin láctosa.
  • Es recomendable tomar una cantidad moderada de proteínas, por lo que no se recomiendan las dietas ricas en proteínas o hiperproteicas. Las proteínas no solo se encuentran en la carne, pescados o huevos, también se encuentran en las legumbres, frutos secos y cereales. Si mezclamos legumbres con cereales, como las lentejas con arroz, conseguimos una proteína de calidad sin necesidad de aportar proteínas de origen animal en esa comida.
  • Evitar los saleros en la mesa y el consumo de alimentos ricos en sal como las patatas fritas de bolsa o los snack salados, los salazones, embutidos, conservas, salsas comerciales y alimentos precocinados. Un consejo para dar sabor a nuestros platos sin necesidad de añadir sal es el uso de especias y hierbas aromáticas, zumo de limón o vinagre.

Ejemplo de menú para las personas con osteoporosis:

Desayuno: 1 vaso de leche enriquecida en calcio y vitamina D + pan blanco con aceite de oliva + 5 almendras.

Media mañana: 1 yogur + 1 manzana.

Comida:

Primer plato: Ensalada mixta.

Segundo plato: Alubias con verduras y ternera

Postre: 1 naranja.

Merienda: 100g queso de burgos + 5 higos secos.

Cena:

Primer plato: Ensalada de judías verdes con tomate.

Segundo plato: Lata de sardinas en conserva con aceite de oliva (escurrir el aceite).

Postre: 1 yogur.

Antes de dormir: 1 vaso de leche enriquecida en calcio y vitamina D

Conclusión:

Se ha demostrado que el calcio y la vitamina D son elementos nutricionales fundamentales en la salud ósea a lo largo de toda la vida. Así, el seguimiento de una alimentación equilibrada rica en calcio y el mantenimiento de unos hábitos de vida adecuados, que incluyan la práctica regular de ejercicio físico,  la exposición al sol, el abandono del tabaco y evitar el alcohol, protegen el mantenimiento de la masa ósea y previenen la aparición de la osteoporosis.

Por otro lado, es recomendable la valoración médica para indicar si son adecuados los suplementos de calcio y vitamina D, adecuando su ingesta de forma individualizada en el caso de que sean necesarios.

Enlaces relacionados con Osteoporosis: Guía práctica para la alimentación diaria.

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Cómo controlar los niveles de triglicéridos

21 de marzo de 2014

Consejos, trucos y recetas para ayudar a controlar los niveles de triglicéridos altos en sangre.

Los triglicéridos son un tipo de grasas que se forman a través del consumo de alimentos ricos en grasas, azúcar y alcohol. Además, son sintetizados en el hígado por el propio organismo.

Es importante mantener sus niveles en sangre dentro de la normalidad debido a que unos niveles altos (hipertrigliceridemia) puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y pancreatitis.  Además, la hipertrigliceridemia forma parte del síndrome metabólico, que es un conjunto de diferentes factores y alteraciones que, cuando se presentan conjuntamente, aumentan la probabilidad de padecer diabetes y problemas cardiovasculares de diversa gravedad. Se considera que una persona padece síndrome metabólico cuando presenta 3 de los 5 criterios siguientes: niveles de glucosa elevados en sangre, tensión arterial elevada, colesterol HDL («bueno») disminuido, triglicéridos elevados en sangre y medidas de perímetro abdominal por encima de los 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres. Así, es conveniente prevenir y cuidar todas y cada una de estas alteraciones, aunque inicialmente se presenten de forma individual.

Los niveles altos de triglicéridos en sangre puede ser de origen genético, por lo que afectará a varios miembros de la misma familia, a causa de unos hábitos alimentarios y de vida poco saludables o debido a algún problema de salud inicial, como por ejemplo la obesidad.

Claves para prevenir y tratar los triglicéridos altos en sangre:

  1. Para mejorar los niveles de triglicéridos es fundamental conseguir y mantener un peso saludable a través de una alimentación sana y equilibrada.
  2. Distribuir el consumo de alimentos en al menos 5 comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
  3. Es imprescindible disminuir el consumo de grasas saturadas que se encuentra en los alimentos de origen animal como, por ejemplo la mantequilla, la nata, el tocino, los embutidos, los lácteos enteros y en algunos alimentos de origen vegetal, como los aceite de coco y de palma, muy comunes entre los ingredientes de productos de repostería y bollería industrial.
  4.  Es recomendable disminuir el consumo de grasas en general. Esto se consigue eligiendo carnes magras como el conejo, aves sin piel, eliminando toda la grasa visible a las carnes y desgrasando los caldos de carne o aves (truco para desgrasar los caldos). Además, hay que dar preferencia a los quesos bajos en grasa, leche y yogures desnatados.
  5. Siguiendo con las grasas de la dieta, es recomendable dar preferencia a los alimentos con ácidos grasos monoinsaturados como el aceite de oliva y aquellos en los que destacan los ácidos grasos esenciales, especialmente el Omega 3. Estos ácidos grasos saludables los encontramos en los frutos secos como las nueces, los pescados azules (sardina, caballa, atún, boquerón, salmón, bonito, pez espada, etc.) y las semillas de sésamo, entre otros alimentos.
  6. Es recomendable leer detenidamente las etiquetas nutricionales de los alimentos, especialmente los valores de «azúcares simples», «grasas totales» y «grasas saturadas», eligiendo aquellos que tengan menos de cada uno de estos nutrientes. Esto es muy interesante porque descubriréis productos que os sorprenderán por la cantidad tan elevada de grasas saturadas que tienen. Existen muchos productos en los que se indican entre sus ingredientes «aceite vegetales», que esconden generalmente los aceites de coco y palma, es decir grasa saturada. Además, existen muchos otros productos como los alimentos precocinados (croquetas, empanadillas, patatas fritas, aperitivos), margarinas y bollería industrial (galletas, bollos, dulces) que indican «aceites palcialmente hidrogenados», que pueden esconder a las insanas «grasas trans» que aumentan los niveles de triglicéridos y colesterol malo (LDL) y disminuyen el colesterol bueno (HDL). Una opción saludable son los alimentos bajos en grasa y los alimentos sin azúcar añadida (cuidando de que no incluyan fructosa, sino algún edulcorante no calórico como la sacarina o el ciclamato)
  7. Es recomendable dar preferencia al consumo de pescados frente a la carne.
  8. Es recomendable incorporar al menos 5 raciones de frutas y verduras al día, es decir, 2 raciones de verdura (una en la comida y otra en la cena) y 3 raciones de frutas en piezas enteras, preferiblemente con piel.
  9. Se recomienda limitar el consumo de azúcares simples (refrescos, dulces, azúcar blanca, miel, bebidas dulces), la fructosa y suprimir el consumo de alcohol por completo, porque aumentan la síntesis hepática de triglicéridos en nuestro organismo.
  10. Es fundamental optar por un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación adecuada, suprimir el tabaco, suprimir el alcohol y hacer ejercicio físico regularmente.

Ejemplo de menú para las personas que tienen triglicéridos altos en sangre:

Desayuno: Café con leche desnatada con edulcorante + 2 tostadas de pan integral con aceite  + 4 nueces.

Media mañana: Infusión o té con edulcorante + 1 tazón de fresas

Comida:

Primer plato: Carpaccio de salmón saludable

Segundo plato: Lentejas saludables a la jardinera

Postre: 1 manzana

Merienda: Rebanada de pan integral con queso fresco desnatado + 1 naranja.

Cena:

Primer plato: Sopa de fideos con caldo vegetal.

Segundo plato: Brochetas de pollo al curry

Postre: Yogur desnatado y edulcorado.

Enlaces relacionados con la hipertrigliceridemia:

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Prevención y tratamiento del colesterol alto

18 de marzo de 2014

Consejos para reducir el colesterol de la forma mas sana y efectiva.

Reducir el colesterol, cuidar el corazón.

Reducir el colesterol, cuidar el corazón.

Cuando a una persona le detectan colesterol alto en sangre, de inmediato le aconsejan que trate de reducirlo.

¿Porqué es importante prevenir y reducir los niveles de colesterol?

Tener el colesterol alto en sangre no duele, no se nota, pero sí daña nuestro cuerpo. Es importante prevenir y reducir los niveles de colesterol elevado en sangre (en realidad, hay que tratar de reducir únicamente el LDL colesterol, que es un tipo de colesterol «malo») porque produce un estrechamiento o la obstrucción completa de los vasos sanguíneos (problemas cardiovasculares), lo que puede ocasionar un infarto cardíaco o un íctus cerebral, sin presentar ningún síntoma previo y sin tener que decir las graves consecuencias que ésto puede tener.

Consejos para cuidar nuestra salud cuando padecemos hipercolesterolemia

Si nuestra alimentación contiene una cantidad reducida de grasas, especialmente de grasas saturadas, lo estaremos haciendo bien. Además, el colesterol sólo está presente en alimentos de origen animal, por lo que podemos y debemos incluir alimentos vegetales en nuestra dieta diaria (verduras, legumbres, frutas, cereales…). A continuación se presentan unos consejos útiles para cuidar los niveles de colesterol en sangre:

  • Es importante mantener un peso adecuado porque así reducimos los factores de riesgo para la aparición de otros problemas de salud, mejoramos nuestra salud y nuestra calidad de vida.
  • Dar preferencia al aceite de oliva frente a la mantequilla o margarinas, ya sea para cocinar o para nuestras tostadas.
  • Cómo los lácteos enteros contienen un porcentaje elevado de grasas saturadas y colesterol, lo adecuado es optar por los productos lácteos desnatados (leche, yogures y quesos).
  • Dar preferencia al pescado frente a la carne, embutidos y vísceras (hígado, riñones, criadillas, etc.). Aunque las carnes menos grasas como el pollo, el pavo o la codorniz sin piel ni grasa visible o el conejo, son admitidas en pacientes con colesterol elevado.
  • Reducir el consumo de dulces industriales dando preferencia a los dulces caseros elaborados con aceite de girasol o de oliva.
  • Con respecto a los huevos, se pueden seguir consumiendo, al contrario de lo que mucha gente piensa. Realmente lo único que hay que limitar son las yemas de huevo, ya que la clara no contiene colesterol. Así, es recomendable incluir un máximo de 3 yemas de huevo a la semana, mejor en días separados y acompañados de una buena ensalada de vegetales frescos que ayudan a disminuir la absorción de colesterol. Una forma sencilla de incluir huevos en nuestra dieta sin aumentar el nivel de colesterol es, sobre todo a la hora de hacer una tortilla, añadir un huevo entero más una clara de otro, sin la yema. Por ejemplo, para hacer una tortilla para 4 personas, añadimos 2 huevos enteros más 2 claras y un chorrito de leche desnatada.
  • Si prepara caldo con huesos y carnes es aconsejable desgrasarlo una vez elaborado. Esto se consigue dejando enfriar el caldo y eliminando la capa superior que se forma, aunque otra forma es quitando la piel y toda la grasa visible de las carnes que se añadan y evitando los embutidos y trozos de tocino.
  • Lo ideal es cocinar nuestros menús en casa, elaborando los alimentos con las técnicas más sencillas y menos grasas, es decir, hervidos, a la plancha, en microondas, en papillote, al horno, en crudo (ensaladas o gazpacho andaluz, por ejemplo). Así, una buena opción es probar recetas nuevas con estas técnicas porque seguro que descubriréis recetas sorprendentes, riquísimas y que se hacen super rápido, lo que nos viene bien para sacar tiempo para salir a dar un paseo andando o jugar con nuestros pequeños en el parque.
  • Qué mejor que realizar ejercicio físico como una rutina más en nuestro día a día. Es más fácil de lo que parece y con sencillos gestos estamos contribuyendo a mejorar nuestra forma física. Por ejemplo, dejando el coche en el garaje para ir andando a hacer nuestros recados, pasando de largo del ascensor y subiendo las escaleras, hacer las tareas del hogar a mano, y muchos más pequeños gestos que nos hacen movernos y mejorar nuestra salud.
  • Incluir antioxidantes en nuestra alimentación cuida nuestra salud y nos protege de muchas enfermedades, entre las que se encuentra la hipercolesterolemia. No será la primera vez que escuchéis lo beneficioso que es consumir verduras y frutas en nuestra dieta diaria, aunque yo recalcaría que no se consuman como ingrediente, sino como plato principal.
  • Lo mismo pasa con la fibra. Así, se asegurará el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales (pan, arroz y pasta integrales), hasta que consigamos un consumo diario de 25-30 gramos de fibra en nuestra dieta.

Ejemplo de menú diario para una persona con colesterol elevado

Desayuno: Té verde con menta + 2 tostadas de pan integral con aceite de oliva, queso fresco 0% materia grasa y rodajas de tomate.

Media mañana: Café con leche desnatada. Una naranja natural.

Comida:

Primer plato: Ensalada mixta vegetal.

Segundo plato: Pollo con menestra y salsa de vino blanco.

1 bollito pequeño de pan integral

Postre: 1 pera.

Merienda: Yogur desnatado con una cucharada sopera de copos de avena. 5 nueces.

Cena:

Primer plato: Crema de calabaza y guisantes

Segundo plato: Brochetas de atún

Postre: Yogur desnatado.

Enlaces relacionados para tratar el colesterol elevado:

Dieta para tratar el colesterol elevado

¿Cómo reducir la grasa de su dieta?

Colesterol y alimentos prohibidos

Alimentos que reducen el colesterol

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Diabetes ¿Como cuidar la alimentación?

14 de marzo de 2014

Seguir una alimentación adecuada y unos hábitos de vida saludables es el mejor cuidado para las personas diabéticas

alimentación y diabetes

La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que se caracteriza por la no producción o producción insuficiente de insulina, por un mal funcionamiento de la insulina o por ambos motivos.

La insulina es la sustancia del cuerpo encargada de transportar el azúcar (glucosa) de la sangre hasta las células, donde ésta se almacena para ser utilizada posteriormente como fuente de energía. Cuando no hay insulina en la sangre o ésta no funciona correctamente, se produce un aumento de la cantidad de glucosa en sangre por encima de los valores normales (hiperglucemia).

¿Todas las diabetes son iguales?

No todas las diabetes son iguales, por eso cada tratamiento debe ser adaptado a cada paciente diabético. A continuación se nombran y definen los tipos de diabetes más comunes:

  • La Diabetes Mellitus Tipo I es de origen genético y normalmente se presenta durante la infancia. Los signos clínicos que nos pueden hacer sospechar de diabetes, además de la hiperglucemia, es un aumento de la diuresis o secreción de orina y la pérdida de peso injustificada.
  • La Diabetes Mellitus Tipo II es la más común actualmente ya que puede ser causada por muchos factores, entre ellos, los genéticos, tener antecedentes familiares, tener exceso de peso u obesidad, llevar una alimentación inadecuada o no realizar suficiente ejercicio físico, entre otros. Normalmente se presenta durante la edad adulta y es muy común que las personas que la padecen no presenten ningún síntoma, por lo que un porcentaje elevado de personas que padecen este problema de salud lo desconocen y no han sido diagnosticadas. Por este motivo es importante realizarse revisiones médicas, sobre todo, si presentamos algunos de los factores nombrados anteriormente.

Además, existen otros tipos de diabetes, como la diabetes secundaria a otras enfermedades o fármacos que afectan al páncreas (órgano encargado de la producción y liberación de insulina) o la diabetes gestacional, que es aquella que se produce durante el embarazo en las mujeres predispuestas a padecerla.

¿Cómo puedo cuidar mi alimentación si tengo diabetes?

Una alimentación adecuada es el tratamiento más efectivo para  tratar la diabetes por eso es necesaria una buena educación nutricional. Además, es fundamental la realización rutinaria de ejercicio físico y, en los casos más graves, la administración de fármacos (antidiabéticos orales y/o insulina).

A continuación se enumeran unas recomendaciones generales en la alimentación de los pacientes con diabetes:

  1. Los pacientes que tengan un peso adecuado deben mantener una alimentación sana y equilibrada, igual que el resto de la población.
  2. Los pacientes que presenten sobrepeso u obesidad deben elegir una alimentación hipocalórica para perder peso que esté revisada y adaptada por nuestro endocrino o dietista-nutricionista. En el siguiente enlace podéis consultar cuales son las claves para la prevención y el tratamiento dietético de la obesidad (pincha aqui)
  3. La diabetes es una enfermedad que aumenta el riesgo de desarrollar arteriosclerosis, por lo que es recomendable controlar el colesterol de la alimentación. El colesterol es una sustancia que aparece en los alimentos de origen animal ricos en grasas saturadas o en alimentos que lo incluyan entre sus ingredientes, por ejemplo, embutidos como el salchichón, chorizo, morcilla, tocino, bacon, manteca, mantequilla, leche entera y quesos curados, dulces y alimentos precocinados. Los alimentos más adecuados y que deben formar parte de tu despensa y nevera son las verduras, frutas frescas, legumbres, cereales integrales, productos lácteos desnatados, carnes menos grasas como el pollo, el pavo o el conejo, pescados y huevos.
  4. Los aportes de fibra recomendados son 20-35 g/día, por lo que se aconseja dar preferencia a los hidratos de carbono complejos de absorción lenta en cada comida, mejor sin mezclar para evitar sobrepasar la cantidad recomendada. Los hidratos de carbono complejos son aquellos con un mayor contenido de fibra, como las variedades integrales del pan, el arroz y la pasta, las legumbres, verduras y las frutas frescas y crudas.
  5. Para endulzar se recomiendan los edulcorantes no calóricos, como la sacarina. El sorbitol o la fructosa, que son muy utilizados en productos denominados para diabéticos, aportan las mismas calorías que el azúcar común, aunque tienen la ventaja de que se absorben más lentamente por lo que evitan las subidas bruscas de glucosa en sangre.
  6. La sal debe ser consumida con moderación.
  7. No es recomendable el consumo de alcohol.
  8. Es recomendable adaptar la ingesta de hidratos de carbono a la actividad física y al tratamiento farmacológico (pauta de insulina, tipo de insulina, horario de administración y dosis). Así, es recomendable realizar 5-6 comidas al día que incluya un buen reparto de hidratos de carbono en función de los horarios de los pacientes.
  9. El agua es la bebida de preferencia, aunque se puede tomar té, infusiones o café. En el caso de que desee tomar algún refresco es recomendable elegir las variedades light o 0.0, tomadas de forma ocasional.

Ejemplo de menú diario para un paciente diabético:

Desayuno: Café con leche desnatada + 2 tostadas de pan integral con aceite de oliva y tomate.

Media mañana: Una infusión + 1 manzana.

Comida:

Merienda: Yogur desnatado y edulcorado + 1 tazón de fresas.

Cena:

  • Primer plato: Berenjena con tomate
  • Segundo plato: Filete de atún a la plancha.
  • 1 rebanada de pan integral.
  • Postre: Yogur desnatado y edulcorado.

Enlaces relacionados con la prevención y el cuidado de la diabetes:

Dieta para controlar o prevenir la diabetes

Dieta para embarazadas con diabetes gestacional

¡Alerta! Diabetes tipo 2 en niños

 

 

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Prevención y tratamiento dietético de la obesidad

7 de marzo de 2014

Ideas, consejos, recetas y trucos para tratar la obesidad

Obesidad y nutrición

Actualmente, la obesidad es la enfermedad metabólica y prevenible más prevalente en los países industrializados. Es importante prevenirla y tratarla porque supone un factor de riesgo importante para la aparición de otros problemas de salud considerados como graves y que actualmente están entre los principales causantes de  muerte en el mundo.

La obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa corporal y se diagnostica cuando el Índice de Masa Corporal (IMC= Peso en kg/ Talla en m2 del individuo) es igual o superior a 30 kg/m2. A continuación os presentamos un ejemplo para que aprendáis a calcular vuestro IMC. Supongamos que tenemos a una mujer que pesa 82 Kg y mide 1,65 m. La fórmula para calcular su índice de masa corporal es IMC=82/1,65 x 1,65 = 30,11 kg/m2. Esta mujer tiene obesidad porque su IMC es mayor de 30.  También se considera un signo de obesidad, un perímetro abdominal en hombre mayor o igual a 102 cm y en mujeres mayor o igual a 88 cm.

En el desarrollo de la obesidad intervienen muchos factores entre los que se encuentran los genéticos y los ambientales. Estos últimos podemos mejorarlos modificando nuestros hábitos de vida, procurando la realización regular de ejercicio físico y el seguimiento de una alimentación saludable.

¿Cuál es el mejor tratamiento de la obesidad?

El mejor tratamiento de la obesidad es su prevención. Por otro lado, en el caso de que el sobrepeso y la obesidad ya estén instaurados, el mejor tratamiento es abarcar tanto la modificación de hábitos de vida inadecuados (realización regular de ejercicio físico), como conseguir una adecuada educación nutricional. En este sentido, se hace necesaria una dieta hipocalórica que ayude a la disminución del peso corporal. Además, en los casos más graves, puede ser necesaria la utilización de fármacos o incluso la cirugía para la reducción de peso.

Objetivos comunes del tratamiento de la obesidad:

  1. Disminuir la grasa corporal, pero no la masa muscular o el porcentaje de agua.
  2. Mantener la pérdida de peso a largo plazo.
  3. Prevenir el aumento de peso en el futuro.
  4. Mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida.

El objetivo inicial en el paciente obeso es perseguir una pérdida de peso del 10% en los primeros 6 meses del tratamiento. Por ejemplo, una persona que pesa 90 kg, debería reducir su peso 9 kg en los primeros 6 meses, es decir, el ritmo de pérdida para esta personas sería reducir 1,5 kg al mes.

Se estima que un ritmo de pérdida de peso correcto corresponde a 225-450 g semanales, dependiendo del nivel de actividad y del IMC de partida. En los casos de IMC superiores a 35 se pueden conseguir pérdidas de 500-1.000 g/semana. En cualquier caso, lo importante es que se planteen objetivos individuales de acuerdo a las posibilidades de cada paciente.

Recomendaciones en el día a día de una persona con obesidad:

  • Adelgazar ha de consistir en perder grasa, pero no en perder agua o músculo. Por esto, es importante llevar una dieta equilibrada y saludable adaptada a cada persona.
  • Aprender a cambiar los hábitos alimentarios, para que en el futuro la alimentación sea más correcta y saludable.
  • Utilice platos de postre para comer. De esta forma disminuye la cantidad de alimentos que consume, aunque a la vista, la cantidad de alimento parecerá mayor.
  • Llene su despensa y su nevera de alimentos saludables (verduras, frutas, legumbres, alimentos bajos en grasa como los lácteos desnatados, alimentos integrales como el pan integral, el arroz integral o la pasta integral, embutidos bajos en grasas como la pechuga de pavo con 0% materia grasa)
  • Procure tomar alimentos 5 o 6 veces al día, pero sin atracones. No se salte las comidas, porque tendrá más hambre después.
  • Vaya a hacer la comprar cuando no tiene sensación de hambre porque, de lo contrario, puede comprar alimentos innecesarios.
  • Cuando vaya a comprar, lleve siempre una lista de lo que necesita y el dinero justo.
  • Acostúmbrese a leer el etiquetado de los productos alimentarios que compre. Así conocerá su contenido en nutrientes y podrá comparar entre ellos, eligiendo el que más se ajuste a sus necesidades.
  • Planifique los menús de la semana. Así evitará cocinar lo que encuentre primero aún siendo alguna comida no recomendada.
  • Prepare siempre los platos de la forma más sencilla y que requiera menos grasas: al horno, en su jugo, al vapor, a la plancha, en horno microondas, en papillote (formando un paquete cerrado con papel aluminio).
  • Evite el alcohol.
  • Beba al menos 2 litros de agua al día.
  • Procure elegir alimentos ricos en fibra (verdura, cereales integrales o fruta sin pelar) ya que evitan el estreñimiento y contribuyen a sentirse lleno.

Ejemplo de menú diario en una dieta para cuidar la obesidad:

Desayuno: Una infusión con edulcorante + 1 yogur desnatado y edulcorado con una cucharada sopera de copos de avena + Una manzana.

Media mañana: Vaso de zumo de naranja natural.

Comida:

Merienda: Café con leche desnatada y edulcorante. Un cuenco de fresas.
Cena:

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