Obesidad infantil
Es necesario enseñar a los niños la necesidad de realizar actividad física y evitar la vida sedentaria, cada vez más común entre los niños gracias a la televisión, videoconsolas, ordenador, etc. Es preciso que los niños realicen actividad física para conseguir un adecuado balance energético entre la energía ingerida y gastada. Esta práctica de actividad física junto con una alimentación adecuada reduce el riesgo de obesidad y de todas las enfermedades asociadas a ella.
Es muy importante concienciar e implantar una vida no sedentaria en el niño, pues la actividad sedentaria en los niños puede repercutir en edades posteriores. Es más, la vida sedentaria iniciada durante los primeros años de vida suele empeorar en la adolescencia y mantenerse hasta la edad adulta. En los niños menores de 5 años ya pueden establecerse hábitos saludables y que posiblemente, pueden durar toda su vida. Si durante la niñez se juega con el niño a juegos activos, se sale a pasear a menudo, y se le quita importancia a la televisión y ordenador, seguramente adquiera mejores hábitos. También es muy positivo promover la práctica de deportes en equipo conforme van creciendo.
Influencia del tipo y tiempo de actividad física
La niñez debería utilizarse para implantar en los niños hábitos saludables, tanto alimentarios como de actividad física. De esta forma, es más fácil que una vez adultos, los mantengan y eviten así múltiples problemas.
La actividad física, a menudo, se clasifica en tres tipos:
- Población con estilo de vida de actividad física leve: cuando gastan varias horas diarias en actividad sedentaria, no practican deporte a menudo, no caminan a diario, gastan mucho tiempo delante del televisor, ordenador, videoconsolas, etc.
- Población con estilo de vida de actividad vigorosa: caminan grandes distancias (para ir al colegio, con los amigos…), usan bicicleta, juegan a deportes en equipo como el fútbol, baloncesto, etc. Y esto, cada día durante varias horas.
- Población con actividad física moderada: intermedio entre los dos anteriores.
Para que una determinada actividad física tenga influencia en el contenido de grasas corporal debe intervenir en el balance energético, produciendo un aumento del gasto energético. Este aumento del gasto energético depende del tipo de actividad, del tiempo y de su intensidad. Con la actividad física aeróbica se comienza metabolizando el glucógeno, se produce glucosa y ésta se oxida produciendo energía. Una vez disminuyen los hidratos de carbono (glucosa) se inicia la oxidación de la grasa. Por ello, la actividad física aeróbica resulta beneficiosa tanto para la obesidad como para otras enfermedades crónicas.
Lo ideal es practicar una actividad física a diario de intensidad moderada y durante un tiempo prolongado. Para que esta actividad física contrarreste el pequeño gasto energético del resto del día, más importante que la intensidad es la duración de la actividad. Los beneficios de este tipo de actividad física son múltiples:
- Aumenta el tono muscular.
- Mejora el transporte sanguíneo de oxígeno, mejorando la circulación vascular, que interfiere en la tensión arterial.
- Refuerza los músculos respiratorios.
- Refuerza el miocardio mejorando la capacidad de bomba cardíaca.
Vídeo Consejos contra la obesidad infantil
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27/05/2014 a las 12:26
Gracias a tu por seguir el blog!!! Un abrazo!
Ester
27/05/2014 a las 12:26
Un tema muy importante. Gracias por tratarlo y darlo a conocer desde un punto más profesional y serio.