Mitos sobre el jamón ibérico: Mentiras y verdades
Foto receta de Jose Villalta |
Son muchas las leyendas urbanas que a lo largo de los años nos han ido invadiendo y condicionando a la hora de comprar, elegir o incluir en la dieta un jamón y otro. Hoy queremos compartir con todos vosotros unos mitos falsos que se han ido convirtiendo en realidades que para nada nos favorecen y nos dejan disfrutar del buen jamón ibérico español.
1. El cerdo ibérico de donde se obtiene el jamón de bellota no ha sido alimentado exclusivamente de bellota. Cualquier cerdo que se alimente únicamente de bellota (o de cualquier otro alimento) moriría ya que necesita otros nutrientes y como vive en libertad incluye en su dieta hierbas, raíces y demás elementos de la naturaleza que se encuentra en sus días.
2. La «pata negra» no es sinónimo de «jamón ibérico» Si que es cierto que el cerdo ibérico tiene una piel más oscura pero también existen razas de cerdos que tienen la pata negra y no son cerdos ibéricos. Lo que es seguro es que todos los cerdos ibéricos tienen siempre la pezuña negra.
3. No hay jamón serrano que provenga de jamón ibérico. ¡¡Eso es una contradicción total y absoluta!! Todo el jamón serrano proviene siempre de cerdo blanco y el jamón ibérico es siempre de cerdo ibérico.
4. No es lo mismo marca de jamón que Denominación de Origen del jamón. Las Denominaciones de Origen del Jamón Ibérico son 4, no más. Estas son Dehesa de Extremadura, Jamón de Huelva, Guijuelo y Pedroches. Lo demás son marcas de jamón.
5. El maridaje con jamón no tiene que ser necesariamente con vino tinto. Hay diferentes expertos que aseguran que el cava o el champán son ideales porque refrescan la boca y comulgan perfectamente con la intensidad del jamón.
Así, disfrutar del buen jamón ibérico o de un buen jamón es posible siempre que sepamos que estamos comprando, comiendo o compartiendo.
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